V

 

 

DEL ORIGEN DEL SER HUMANO

 

 

 A medida que sus estructuras iban creciendo en complejidad, lo hacía también sus procesos cognitivos, lo que acabaría por conducir a la percepción consciente, el lenguaje y el pensamiento conceptual."

 

 

EL SER HUMANO

 

 

            Hasta ahora, cuando hemos hablado de cambios bruscos, estábamos hablando de catástrofes en la escala de tiempos geológicos, donde millones de años son apenas un instante, pero fue precisamente hace un instante cuando el más moderno de los prototipos biológicos llegó al planeta tierra. Parientes desgajados de un tronco común de 6 millones de años, según hallazgos de comienzos del siglo XXI, del Horrorin tugenensis en Kenia y el Sahelantropus tchadensis en el Chad.

 

            La vida es antigua pero los humanos somos jóvenes. Desde que apareció la vida en la Tierra, el Sol y sus planetas han completado 12 órbitas alrededor del centro de la Vía Láctea, y desde que aparecimos los humanos el Sistema Solar ha girado  menos de lo que se mueve la segunda manecilla del reloj en un segundo.

 

 Pues bien, los primeros Parántropos y el Homo habilis aparecen en el marco de cambios de entorno que afectan a todas las comunidades ecológicas, cifrando en 2,4 millones de años el punto de partida del linaje grácil de los homínidos al que pertenecemos. Esta historia estuvo asociada  a un animal que muchas personas tienen como culmen del árbol evolutivo.

           

            Con el tiempo se han descubierto no menos de 20 especies diferentes de homínidos, que han recibido nombres tan exóticos como "Ardipithecus ramidus, Australopithecus africanus, Paranthropus robustus" (aunque tampoco era tan robusto) para terminar con "Homo ergaster, Homo heidelbergensis, Homo soloensis y Homo neanderthalis". Muchas de ellos compartieron el planeta durante períodos seguramente 50 veces más prolongados que el tiempo transcurrido desde que surgiera en África el más reciente de ellos, "Homo sapiens". Según sabemos, Homo sapiens, fue la primera criatura en 4.000 millones de años que desarrolló una explícita espiritualidad.

 

            El Homo sapiens, aparece hace unos 130.000 años, son fósiles anatómicamente modernos que se creían los más antiguos. Pero los geólogos acaban de demostrar que el soporte de toda esa creatividad, el cráneo humano moderno, ya existía hace 195.000 años. Según una datación estratigráfica de dos cráneos fósiles (Omo I y Omo II) desenterrados en Etiopía en 1967.

 

            El debate se centra en  la datación del origen de la mente moderna, así como su forma de emerger: ¿eclosión instantánea de la cultura? O ¿una evolución gradual de la misma? Todo ello entraña no poca dificultad. Los signos arqueológicos de una inteligencia humana plenamente actual  sólo tienen 50.000 años. ¿Por qué el "Homo Sapiens" tardó tantos milenios en comportarse como tal? Lo único seguro es que las capacidades cognitivas no evolucionaron al mismo tiempo que la anatomía.

 

            Baste por el momento con saber que durante los últimos decenios, los expertos han sostenido que la humanidad sufrió una revolución comportamental hace alrededor de 50.000 años. Entendiendo por revolución comportamental al hecho de que los humanos comenzaran a fabricar armas más refinadas, a expresarse a través del arte y de la música y a desarrollar un conjunto de actividades que los arqueólogos asocian con la modernidad -rituales, pericia técnica, gran diversidad de herramientas-.

 

            Terminológicamente ha dado lugar a la denominación de “Homo sapiens, sapiens”, que no pocos antropólogos rechazan.

 

            De acuerdo con nuestros conocimientos actuales sobre la historia de la vida, el ser humano es la última especie de su línea evolutiva. La aparición del hombre se inscribe en el marco del declive de los grandes monos hominoides y de la expansión de los monos provistos de cola. En cierto modo, somos los últimos supervivientes en el planeta de los simios.

 

            De cualquier forma este árbol genealógico nos sigue deparando grandes sorpresas, recordemos las notas de prensa de finales de Octubre de 2004: la aparición del homo floresiensis en la isla de Flores, capaz de utilizar el fuego y tallar útiles pero con una estatura minúscula, 1 m, y una capacidad craneal de las más bajas dentro de nuestra familia, y encima resulta tener sólo 18.000 años, ayer mismo. ¿12 mil años después de que desaparecieran los Neandertales había humanos coexistiendo con nuestra especie, comparables a los Australopitecos de 4 millones de años atrás? Según últimas noticias, Málaga Hoy 13-10-05, científicos australianos han hallado más restos de seres diminutos, que se suman a los descubiertos hace un año y que los expertos vinculan a una nueva especie humana. La pequeñez de esos seres motivó su nombre, hobbits, en alusión a los personajes creados por J. R. R. Tolkein en la trilogía “El señor de los anillos”.

 

 

EL ENTORNO FÍSICO

 

 

            Un acontecimiento climático global afectó a la Tierra entre los 3 y 2,5 millones de años últimos. El descenso de las temperaturas tiene su origen en un brusco cambio de las corrientes marinas  en el océano Atlántico. El cierre del istmo de Panamá y el nacimiento de la corriente del Golfo (circulación termohalina) tiene lugar, sin duda, en esta época. Esta gran corriente asciende a lo largo de las costas europeas para descender después hacia los fondos oceánicos a la altura del círculo polar. Así se lleva consigo una gran cantidad de calor y de salinidad que provoca un enfriamiento de esta parte del globo. De este modo se forma el casquete polar ártico. Provocado por la formación del casquete polar ártico y un período de glaciaciones se produjo una larga sequía en África. Los paisajes se abrieron y todas las comunidades ecológicas cambiaron. Los australopitecos desaparecieron para ceder su lugar a los parántropos y a los primeros hombres.

 

            Centrémonos en la cuna del Homo sapiens, el Valle del Rif: la Gran Falla africana es una cicatriz que atraviesa de norte a sur el continente, a lo largo de 6.750 kilómetros.  Se trata de una muestra espectacular de lo que ocurre cuando las placas tectónicas -la que sostiene la península arábiga y este de África, y la del resto de África- se separan bajo la tierra. A lo largo de esta descomunal vaguada se alinean volcanes extinguidos o inactivos, y sus depresiones forman un conjunto de lagos que caracterizan esta región del continente.

 

            Para la aparición de estos lagos en los últimos diez millones de años tuvieron que darse dos condiciones: la formación de cuencas por procesos tectónicos y magmáticos, para acomodar los lagos, y un balance positivo entre precipitaciones y evaporaciones durante un lapso de tiempo significativo. Tras comparar los datos con la historia volcánica y tectónica de la zona se pudo confirmar que el origen de los cambios simultáneos era debido, sin lugar a dudas, a las variaciones del clima. Los períodos de mayor cantidad de agua coinciden con el registro de cambios climáticos globales. Así el período comprendido entre 2,7 a 2,5 millones de años atrás corresponde con la intensificación de la glaciación del hemisferio norte.

 

            Ahora, tras analizar los sedimentos de una decena de lagos del Valle del Rif, un equipo de científicos europeos y norteamericanos sugiere que no hubo uno, ni dos, sino hasta tres períodos húmedos entre 2,7 y 2,5 millones de años atrás; de 1,9 a 1,7 millones de años y de 1,1 a 0,9 millones de años, alternados con épocas de extrema aridez. Estos episodios podrían haber tenido un fuerte impacto sobre la especiación y dispersión de algunas especies de homínidos en la zona durante ese tiempo.

 

            El carácter efímero de estos lagos africanos podría dar soporte a la hipótesis de la variabilidad de la evolución humana, que sugiere que, debido a los numerosos cambios en su entorno, los primeros australopitecos acabaron por vivir en diferentes hábitats, incluidos selvas, bosques abiertos y sabanas, adaptándose a entornos diferentes. La rápida variación entre períodos húmedos y áridos crearía las condiciones de estrés suficientes para iniciar el proceso de especiación. El aumento de los terrenos secos ha favorecido el desarrollo de la vida sobre el suelo, dificultando la vida en los árboles, y los simios terrestres pudieron haber formado grandes grupos sociales para favorecer su capacidad de encontrar alimentos y defenderse de los depredadores.

 

 

¿DEFINIR AL SER HUMANO?

 

 

            ¿Es legítimo buscar un atributo del hombre? Los primatólogos y los paleoantropólogos tienen sus criterios. Pero el hombre se ve descuartizado, hecho pedazos y se llega a un reduccionismo insoportable.

 

            Todos nuestros infortunios provienen de que los hombres no saben lo que son, y no se ponen de acuerdo en lo que quieren ser.

 

            ¿Quién tiene la culpa? A fuerza de querer buscar la particularidad del hombre basándonos en la ignorancia de lo que nos rodea, se ha perdido el hombre. De un lado, el hombre, del otro, el animal que reúne a todo el resto del mundo vivo. Así, el humanismo metafísico clasifica al chimpancé más cerca del gusano de tierra con el pretexto de que ni el uno ni el otro poseen nada de lo que es propio del hombre. El trabajo de los primatólogos y paleoantropólogos muestra hoy que el atributo del hombre, se inscribe  en una trama evolutiva que se apoya sobre una multitud de lazos todavía vivos.

 

            Como se sabe, nuevos datos genéticos están sobre la mesa del conocimiento científico. En Septiembre de 2005 se secuenció completamente el primer genoma de un primate no-humano, el del chimpancé (Pan troglodytes) y el cuarto perteneciente a un mamífero, incluyendo el del propio ser humano. Ya son 180 organismos secuenciados genéticamente desde 1995 por diversos equipos científicos. Con el chimpancé surgen parecidos, aires de familia que se explican por el patrimonio genético, tan diferente y tan semejante:

 

            Según revela un consorcio científico en la revista Nature, ambos genomas son  idénticos en el 96 % de la secuencia genética. A efectos prácticos, esto implica que las diferencias genéticas entre humanos y chimpancés son aproximadamente 60 veces menores que las encontradas entre humanos y ratones. O, dicho en otros términos, la distancia genética entre un humano y un chimpancé es sólo diez veces superior a la existente entre dos seres humanos cualesquiera.

 

            Las diferencias aparentemente pequeñas entre las dos especies representan un gran abismo. El cuatro por ciento que nos separa equivale a 35 millones de bases y hasta tres millones de ellas podrían escribir genes codificantes cruciales para el Homo sapiens. Entre ellas se esperan identificar las regiones responsables de nuestro andar bípedo, el mayor tamaño cerebral y el lenguaje, tres características consideradas por muchos como las "más humanas".

 

            Recordemos algunas caracterizaciones, clásicas, del ser humano:

            Durante mucho tiempo se ha dicho: "El hombre es la herramienta", pero de inmediato se ha percibido que las herramientas de piedra, de madera y de hueso también pertenecían a las familias vecinas. Últimamente todos hemos leído noticias de las agencias informativas relacionadas con este tema: Hace ya años que los científicos están convencidos de que los gorilas son animales muy parecidos en costumbres y hábitos a los humanos. Tanto, que -según se ha descubierto ahora- incluso los animales que viven sin contacto con los hombres son capaces de utilizar utensilios para realizar tareas complejas y distintas. Desde ramas utilizadas como bastones hasta rudimentarias 'cucharas de palo' con las que remueven la comida. El 9 de octubre de 2004, uno de los miembros del llamado 'Grupo de Gorge', una hembra adulta, que ya estaba siendo vigilado por científicos desde 1995, fue vista utilizando una rama de un árbol como una especie de bastón, que también usaba para medir la profundidad del agua antes de meterse en una gran charca y para ayudarse a cruzar una zona de aguas poco profundas y pantanosas. Unos días más tarde, los científicos vieron a otra hembra del grupo, un ejemplar más joven, que arrancaba un trozo de tronco de un árbol para utilizarlo como una especie de 'palo' con el que remover los ingredientes de su variada comida: plantas y hierbas de diferente tipo mezcladas con el palo hasta conseguir una especie de pócima espesa.

            Se ha dicho: "El hombre es la cultura" recurriendo a la vieja noción de un conocimiento registrado, enseñado y transmitido. Pero se han encontrado tradiciones culturales en varias poblaciones de grandes monos. Siguiendo la misma nota de prensa anterior, podemos leer: Aunque los científicos no han podido determinar cómo han aprendido los gorilas este tipo de comportamientos, sí están casi seguros de que se trata de unos conocimientos heredados de padres a hijos y transmitidos de generación en generación en esta zona del Congo, donde la población de gorilas es muy grande. Hasta ahora, los científicos habían conseguido que estos grandes primates utilizaran herramientas estando en cautividad, pero nunca se había observado este comportamiento en un gorila en libertad y que no ha tenido contacto con humanos.

 

            Se ha dicho: "El hombre es la sociedad". Pero haciendo trabajo de campo en la prehistoria, no es sencillo trazar la frontera que separa las sociedades humanas de las demás.

 

            Se ha dicho: "El hombre es la palabra". La disposición de las cuerdas vocales superiores hizo descender la laringe e instaló una preciosa caja de resonancia entre las cuerdas vocales y la boca. Pero los grandes monos, que no han tenido esa evolución, han desarrollado una comunicación activa, aunque desprovista de lenguaje articulado. Sin embargo, cuando se les enseña el lenguaje de los signos, tienen una cantidad impresionante de cosas que contarnos. Después de todo, y a pesar de las diferencias, tenemos mucho en común. Es muy antigua la cita que, con ironía, nos dice que es posible que el mono sea tan inteligente que no habla para que no lo hagan trabajar.

 

            Se ha dicho: "El hombre es la conciencia". Después de todo "saber que se sabe" es un prerrequisito para la cultura. Engloba aspectos intelectuales, espirituales, éticos y estéticos de los portadores. Pero en el momento en el que hemos creído haber delimitado por fin nuestro territorio, voces autorizadas demandan el reconocimiento del tabú,  moral y  ritos dentro de las otras familias.

 

Dedicaremos un capítulo a estas cuestiones.

 

            De cualquier forma, parece necesario tener en cuenta las interesantes palabras de Stephen Gould: En realidad hay que guardarse de utilizar el darwinismo fuera de su disciplina. La selección natural explica la evolución, pero es inútil para comprender la historia, la cultura, la sociedad. Parece que el hombre ha escapado a la ley de la selección natural para entrar en un nuevo orden, el de la cultura.

 

            El darwinismo no reduce, pues, nuestra libertad, cree Gould, sino que nos apremia a buscar un sentido a la vida en algún lugar ajeno a los mecanismos de la evolución: en el arte, en la música, en la literatura, en la moral, en las relaciones personales, en el humanismo o en la fe. Pues la cultura, al contrario de la naturaleza, se adquiere, se adapta y se transmite. Contrariamente a todos los animales, los seres humanos pueden imaginar soluciones y comportamientos y enseñárselos a sus prójimos y a sus hijos, sin condiciones previas ni consecuencia genéticas. En definitiva, después de haber atravesado desde sus orígenes unos doscientos mil años y de haber nacido de una selección que Darwin considera accidental, el Homo Sapiens aparece no reductible a ninguna otra. Es, según Gould, la única capaz de emanciparse de las presiones naturales.

 

La historia más grande jamás contada.

 

 

            El hombre moderno es el único mono que ha hollado todos los continentes.

El triunfo planetario del Homo Sapiens es, sin lugar a dudas, uno de los acontecimientos más insólitos de la historia de la evolución.

 

            Todas las poblaciones humanas actuales pertenecen a la especie Homo Sapiens. La uniformidad de la especie Homo Sapiens, la nuestra, es un argumento a favor de un origen reciente y único, esto ha dejado huellas en nuestros genes.

 

            Como ha señalado Relethford (2001), la cuestión del origen de las poblaciones actuales es mucho más compleja de lo que se creía, y la solución solo se encontrará si se tienen en cuenta tanto los datos genéticos, así como la sucesión de los fósiles y su morfología. En realidad, aunque los genetistas pueden proponer modelos y sugerir fechas, solo la Paleoantropología puede validarlos. La genética comparada efectúa una contribución muy estimulante a la hora de proponer hipótesis sobre los orígenes del Homo Sapiens.

 

            Según los genetistas que estudian las poblaciones actuales, todos los humanos descienden de un antepasado africano. Esta hipótesis está asociada a la idea de un cuello de botella en la población, es decir, que un número reducido de individuos serían los únicos antepasados de todos los hombres actuales. Esta es la propuesta vigente, ha sido denominada “Arca de Noé”. Hoy en día está superada la hipótesis relacionada con el llamado modelo "Multirregional o candelabro", es decir, simultáneas cunas de la humanidad distribuidas por diferentes puntos de la Tierra.

 

            Pues bien, sigamos el sugerente viaje que, en la última década del siglo XX, el genetista Spencer West de la Universidad de Stenford realizó por los cinco continentes. Spencer era alumno del reconocido Lucca Cavalli-Sforza. Acompañémosle, comentando lo que vayamos conociendo.

 

            Hace mucho tiempo nuestros parientes estaban al borde de la extinción. Contra todo pronóstico y sorprendentemente se las apañaron, no sólo para sobrevivir, sino para convertirse en el pueblo más próspero del planeta.

 

            Esa la historia de nuestros antepasados y de cómo conquistaron la Tierra. Algo puede cambiar nuestra concepción del mundo.

 

            Es hora de conocer la verdad.

 

            Los científicos han descubierto una máquina del tiempo. Una máquina del tiempo escondida en nuestros genes. Esto nos lleva a una nueva perspectiva de la historia reciente de nuestra especie, de los últimos 50.000 años en la cronología del planeta Tierra.

 

            Es mucho más sorprendente lo que ocurrió entonces que el poder que tenemos nosotros ahora de saber lo que aconteció. Es mucho más sorprendente y extraordinaria la hazaña realizada por aquellas primeras generaciones de seres humanos que el poder, científico y tecnológico, que tenemos nosotros ahora.

 

            En los últimos 15 años se ha desarrollado una tecnología punta para investigar la descendencia familiar del ser humano. La sangre es la que ha proporcionado esa información. Es una de las substancias más evocadoras para el hombre. En una gota de sangre está escrito el libro de la historia de la vida, de nuestra vida. El viaje de nuestra especie. Una ventana hacia el pasado con la que llevan soñando toda la vida, los arqueólogos. La evolución es historia, la evolución biológica es un fenómeno genético.

 

            Todos los seres humanos que pueblan hoy el planeta podrían estar emparentados. Es posible establecer linajes de familia distantes gracias a los grupos sanguíneos. La clave está en la sangre de las poblaciones aisladas.

 

            ¿Y cómo sabemos que todos los pobladores de la tierra son descendientes de los bosquimanos, nuestros antepasados más antiguos?

 

            La respuesta se encuentra en el ADN, como sabemos una espiral de tan sólo 4 moléculas encadenadas, ACGT, que se agrupan por parejas, formando una secuencia increíblemente larga y compleja. Debido a su enorme longitud pueden surgir pequeños problemas técnicos en la secuencia de ADN, son las mutaciones. Todo el mundo las posee. Cuando aparecen se transmiten de padres a hijos, mutaciones hereditarias, como marcadores. A medida que nuestros cromosomas van pasando de generación en generación van transmitiendo estos marcadores genéticos, esas mutaciones.

 

            Ellos escriben nuestra historia., son el origen de nuestra máquina del tiempo y el medio para conocer a nuestros antepasados más antiguos.

 

            Proponemos un marcador africano que sólo se encuentra en el cromosoma “Y”, que se transmite tal cual se generó. El marcador se revela como un pequeño error de grafía de las 4 letras. Un cambio accidental en una secuencia de 6.000 millones de letras. Una errata de una sola letra es suficiente. Un cambio de C a T, ese es el marcador africano. Ese diminuto error de grafía se produjo hace 2.000 generaciones. Toda su descendencia, la humanidad entera, presenta esta mutación pero añadiéndole las mutaciones que se presentaron en la siguientes generaciones.

 

            El cromosoma Y permanece globalmente inalterado a lo largo de las generaciones, a excepción de un escaso número de mutaciones en ciertas regiones que codifican proteínas. Se manifiesta así un monomorfismo del cromosoma Y, cuya tasa de mutación es mucho menor que la del ADN mitocondrial, que hasta hace poco se utilizaba como el único marcador genético.

 

            Intentemos explicarlo brevemente: el ADN mitocondrial corresponde al corpúsculo de origen bacteriano, situado en el citoplasma de la célula, y que mantiene gran parte de su propio material genético. Si bien los resultados para el cromosoma Y son a menudo comparables a los del ADN mitocondrial, a saber, los dos poseen una misma cualidad que les “inmuniza” en parte de las recombinaciones genéticas de la reproducción: el ADN mitocondrial se transmite a sus descendientes, exclusivamente, por vía materna, mientras el cromosoma Y se transmite por vía paterna. Sin embargo, los últimos trabajos han demostrado un mayor polimorfismo en el ADN mitocondrial, por lo que parece preferible el seguimiento genético del cromosoma Y. En esto como en todo, lo occidentalizamos inmediatamente, llamándolos respectivamente “Eva mitocondrial” y “Adán cromosómico”.

 

 

África

 

            El análisis genético del cromosoma Y, contrastado con los yacimientos arqueológicos, nos llevan a la conclusión de que los bosquimanos tienen que ser la tribu más antigua del planeta. Los primeros individuos de la especie “Homo Sapiens-Sapiens”.

 

            De ellos proceden todas las razas, credos y nacionalidades que existen hoy en el planeta.

 

            Partamos de donde todo comenzó, la cuna de todo ser humano en la actualidad, África. Desierto de Calagari en Namibia, la tierra de los bosquimanos.

 

            Todos somos del pueblos SAM, lo único es que mi piel es un poco más rosada.

Ver a los bosquimanos es como mirar un mosaico de rostros de la tierra. Todo lo que está previsto en su sangre parece escrito en sus rostros: la forma de los ojos del Extremo Oriente. Los pómulos de los Mongoles. La piel de un moreno claro que puede oscurecerse o aclararse…

 

            En la actualidad pueblan, nuestro planeta, unos 6.000 millones de habitantes. No hace tanto tiempo, 50.000 años, nuestra especie superaba escasamente los 10.000 individuos y en un solo continente, el africano. Entonces algo ocurrió.

 

            Un pequeño grupo abandonó su África natal para conocer un mundo desconocido y hostil, y ¡nosotros somos sus descendientes! Veamos su historia por imposible y extraordinaria que parezca.

 

            La velocidad, la fuerza y la resistencia que se necesitan son inimaginables. Y sin embargo ahí está, escrita en nuestra sangre.

 

            ¿Por qué se marcharon?

 

            Entre los últimos 60.00 y 30.000 años la flora y la fauna se fueron a pique, los restos arqueológicos son muy escasos y se desabitaron muchas cuevas ocupadas anteriormente.

 

            Ya hemos hablado de una catástrofe mundial, alimentada por grandes cambios climáticos. El mundo estaba dominado por una glaciación. Las placas del hielo del polo se habían extendido hacia el sur, haciendo que la mayor parte de la humedad de la tierra se encontrara en forma de hielo. Surgieron desiertos en África y el nivel de los océanos descendió. Las presas empiezan a escasear y los pastos del interior se convierten en páramos. Ahora se busca desesperadamente el alimento.

 

            La humanidad estaba al borde de la extinción y milagrosamente a algunos se les extendió un cabo: Hace 50.000 años la diversidad  de comportamientos de nuestros ancestros experimenta un enorme desarrollo. Esa enorme capacidad intelectual explica que a un pequeño grupo se le ocurriera pensar en lo impensable. Marcharse fuera de África.

 

            La potenciación del lenguaje fue su instrumento más poderoso. El habla es algo más que simple comunicación. Es el medio por el que damos forma a nuestra existencia. El lenguaje permite prever y contrastar distintas soluciones a las posibles situaciones que se presenten el futuro. El lenguaje les posibilita conectar el pasado con el presente, plasmar y transmitir su imaginación al resto de sus compañeros; el saber por experiencia que tras las montañas que se dibujan en el horizonte, se abre otro territorio tan amplio o más que el primero. Que los pájaros y ciertos herbívoros que se presentan en su territorio, cada cierto tiempo, tienen que venir de otros lugares. Las múltiples experiencias exitosas que les han llevado a tener fe en lo desconocido. El saber que en situaciones extremas climáticas la solución puede estar en la “tierra prometida”.

 

            En los bosquimanos sorprende su increíble lenguaje, hablan con "chasquidos” y otros sonidos desconocidos. Ninguna lengua tiene sonidos así. Los "chasquidos” son sonidos ancestrales que se han perdido en todas las demás lenguas del mundo.

 

            Hace 50.000 años esta lengua era nueva y compleja y había otras grandes innovaciones (armas más refinadas, vestidos...) Pudieron marcharse, usaban tecnología de vanguardia y una lengua para comunicar ideas, pero no eran filósofos, ya llegarían las teorías abstractas, ahora eran cazadores.

 

            Estas destrezas combinadas constituyeron un arma formidable: "leer los rastros dejados y penetrar en la mente de sus presas". Hace 50.000 años usar el pensamiento de esa forma les hacía tener una enorme ventaja sobre sus competidores que no tenían esa capacidad intelectual: para los otros (el león), si no puede ver u oler al animal (la presa) es que simplemente no existe. Los bosquimanos relacionan el pasado con el futuro: una huella les decía que había pasado por allí un animal y que en futuro podría llenarse su estómago. Todo esto les da superioridad sobre el resto de los primates y animales.

 

            El lenguaje es, básicamente el responsable de todo el comportamiento humano. Sea cual fuere. Un lenguaje avanzado es el que permite al hombre el realizar todo tipo de actividades de una complejidad y dificultad extraordinarias. Nos permite hacer una gran cantidad de cosas diferentes.

 

            ¿Pero hacia dónde se marcharon?

 

 

Australia

 

 

            Sorprendentemente la primera emigración les lleva a un lugar impensable: Australia. No hay pruebas arqueológicas de su viaje a pié y 10.000 kilómetros de mar descartan la navegación. El hecho es que los siguientes restos genéticos se encuentran allí. Un grupo de 200 personas, aborígenes en tribus aisladas presentan, en la actualidad, el marcador genético africano del cromosoma “Y”. Restos arqueológicos de la presencia de aborígenes aparecen desde hace 40.000 y 30.000 años. La antigüedad la determina el color de las bandas de arena en el que se encuentran los restos. El lugar, el lago Mongo al noroeste de Nueva Gales del Sur. En la tierra de Arnbem, en el noroeste de Australia, se han encontrado los vestigios más antiguos de la presencia humana, el arte rupestre comenzó a desarrollarse muy pronto en esa región, hace 40.000 años.

 

            La humanidad tenía que ser un producto importado de África. Máxime, si tenemos en cuenta que hace más de 100 millones de años que Australia se desconectó del tronco de la evolución de la flora y la fauna y del linaje de los mamíferos. Y eso hace que los seres humanos sean los únicos de la clase de los Primates que vivieron en Australia. Eso significa que debieron llegar aquí de alguna otra parte.

 

            ¿Qué ruta tomaron?

 

            La ruta más lógica es seguir la costa del sur de Asia, pero no se encuentran restos genéticos de ese paso, ni restos arqueológicos. Hay algo que no cuadra.

 

            Los aborígenes cuentan su historia y sus tradiciones, no hablan de migraciones. Las pinturas rupestres tampoco. ¿Y por qué no vienen los Africanos de los Australianos?: No existe ningún marcador genético australiano en los africanos.

 

            La hipótesis más factible es la siguiente: con la glaciación la mayor parte de los mares estaban congelados y por lo tanto el nivel de los océanos mucho más bajo. Esto hizo que Indonesia fuera una masa de tierra unitaria. El sur de Arabia unida a África. La distancia marítima  del continente euroasiático con Australia disminuyó significativamente y al subir el mar han desaparecido los restos arqueológicos de la ruta, a la vez que se aislaban geográficamente los grupos humanos que pasaron.

 

              Sin embargo sus marcadores genéticos tienen que estar en alguna parte del sur de Asia, de la India. Era buscar una aguja en un pajar. Se buscaron muestras de sangre de varones en el sur de la India, ya sabemos que el marcador africano sólo se encuentra en el cromosoma Y, que se transmite tal cual. ¡Se encontró! En la región de Marudai en el sur de la India. Un hombre de un pequeño poblado presentaba ese marcador, sin las mutaciones posteriores. Confirmado, pasaron por aquí hacia Australia. Un cambio microscópico rescribe la historia de todo un continente. Por cierto, los restos arqueológicos de la India no aparecen hasta hace 30.000 ó 35.000 años y en el norte de la India.

 

            Todo se debe, una vez más, a la capacidad inteligente del hombre moderno, la capacidad de imaginarse tierras más allá del horizonte les llevó al otro lado del mundo.

 

 

Asia

 

 

            La segunda emigración se dirigió a Oriente Medio. Cuando salieron de África estaban en plena glaciación pero África no estaba helada, sólo un par de grados menos, lo que les afectó fue la sequía.

 

            Una rama se dirige a la India. Se adaptan tan bien que pronto se multiplicarán sin cesar. Otros se dirigieron a lo que hoy es China, permanecieron aislados por el mar y la montaña y desarrollaron una apariencia física distinta. El pueblo más numeroso de la Tierra.

 

            Antes de llegar a Europa dieron un rodeo agotador de Oriente medio a Urbekistanm, Kazakistan, las antiguas repúblicas soviéticas. Todos contenían el marcador genético del cromosoma Y que heredaron los europeos.

 

            ¿Por qué hicieron eso? ¿Cómo acabó mi familia de Oriente Medio en estos páramos?

 

            Las condiciones climáticas desempeñaron, una vez más, un papel crucial.

 

            Por todo el mundo se están teniendo sequías, se incendian los bosques... Pero en los siguientes años se generaron muchos pastos y gran cantidad de herbívoros y esa fue la oportunidad para que los hombres sobrevivieran a la crisis. Los emigrantes africanos siguieron  a los animales hacia las tierras de pastos, hasta lo que es hoy Kazakistan. En el camino perfeccionaron sus sistemas de caza y se adaptaron a climas más fríos.

 

            Descubrimos que si África era la cuna de la humanidad, Asia Central era el jardín de la infancia. Hace 40.000 ó 35.000 años. Esta puede ser la razón de que cada vez más son los trabajos que postulan una participación no desdeñable de Asia en el patrimonio genético del hombre moderno.

 

            El marcador genético está presente en todas partes hacia donde se busque. No sólo en dirección a Europa sino también hacia América.

 

            Se ha encontrado un individuo en Asia Central, llamado de Niyasof, en el año 1999, que sólo presentaba el pequeñísimo error en la secuencia del cromosoma Y de sus antepasados africanos. Descendiente directo de 2.000 generaciones. Las generaciones de Niyasof han vivido siempre aquí. Este marcador es el que se ha diseminado por todo el hemisferio norte.

 

 

Europa

 

 

            Durante este tiempo en Europa no había ni un alma. Tardaron 10.000 años más en llegar aquí. Las razones hay que encontrarlas en los factores climatológicos. La respuesta yace bajo tierra, no es casualidad la riqueza de cuevas y refugios naturales ocupados por los seres humanos, que se encuentran distribuidas por toda Europa.

 

            Los hombres de Cro-magnon, que es como se llaman los recién llegados, viven en cuevas y convierten a éstas en una especie de santuarios. El ingenio de esos hombres era tan agudo como el nuestro. Solían hacer todo tipo de cosas, y muy rápidamente, esto les permitió adaptarse al frío. Estuvieron aislados mientras duró la glaciación, eliminando cualquier contacto con el resto del mundo.

 

            La potenciación de la pintura fue un instrumento muy poderoso. Las pinturas rupestres son obras de arte. Las formas coloreadas son algo más que simple comunicación. Es el medio por el que damos forma a nuestra existencia. Los hombres se inventan mundos simbólicos que van más allá de la simple percepción de los sentidos. Buscar los orígenes del arte significa buscarse a sí mismo. Las formas, los colores, los sonidos, los movimientos y los olores son mensajes que nos ayudan a descubrir a los demás, pero también a comprendernos mejor y hacernos comprender. El arte es un atributo indispensable del Homo sapiens. ¿Qué seríamos sin arte? ¿Qué humanidad podríamos imaginar?...

 

            Pues bien, cuando llegaron eran altos, propio de las temperaturas más cálidas. Tenían la piel oscura, resultado de una gran cantidad de un protector solar llamado melanina,  para defenderse de la radiación de los rayos ultravioletas. La piel del hombre de Cromagnon que vivía en Europa central, tuvo que despigmentarse y aclararse, más pálida para poder absorber más luz. La luz solar produce vitamina D, crucial para tener unos huesos sanos.

 

            El aislamiento geográfico desarrolló rasgos distintivos; el color de su pelo y su piel. La forma de su nariz e incluso su altura.

 

            En Europa conocemos la existencia de un hecho singular, la coexistencia de los neanderthales con el hombre de Cro-magnon. Se han datado restos óseos de la "Grotte aux Fees" (la cueva de las hadas), situada en el noroeste francés. El equipo de arqueólogos aplicó nuevos métodos de datación por radiocarbono para determinar la edad de los útiles de huesos y poder compararlos con las capas de la tierra en los que fueron hallados y con los conocimientos sobre el clima de la época. Descubrieron que los neanderthales vivieron en la cueva entre 40.000 y 38.000 años, cuando el clima era relativamente suave. Después, tras una ola de frío, el Homo sapiens habitó esa cueva durante unos 1.000 a 1.500 años. A partir de entonces el clima se calentó, los Homo Sapiens se marcharon y los neardenthales regresaron por un período de otros mil años, aproximadamente.

 

            Ambos homínidos coexistieron durante mucho tiempo. El estudio señala también la probabilidad de que los neanderthales se "esfumaron" y que su linaje expirara a causa del hambre y de la última glaciación. En contra de lo que a veces se ha sostenido, los neardenthales no podrían ser antepasados del hombre anatómicamente moderno. Estos dos grupos no se sucedían en el tiempo, sino que constituían dos entidades contemporáneas  que evolucionaron en el centro de zonas geográficas diferentes, el oeste de Euroasia y África. Por otra parte los neardenthales en el curso de la evolución, acumularon caracteres anatómicos singulares que lo alejaron de forma progresiva del hombre anatómicamente moderno, luego la teoría de los Pre-sapiens en Europa está totalmente descartada.

 

            Una verdadera revolución biológica y ambiental, que dio lugar a la sustitución de una población por otra, tuvo lugar entre 40.000 y 30.000 años, período que corresponde a la transición entre el Paleolítico Medio y el Paleolítico superior.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

América

 

 

            Para llegar a América tuvieron que embarcarse en climas extremos mas allá de lo que habían soportado.

 

            En la actualidad existe un pueblo denominado Chukchi, superviviente de los que dieron el salto a las américas en plena glaciación. Los Chukchis viven en el Círculo Polar Ártico con temperaturas que descienden hasta los 70 º bajo cero.  Obviamente están mejor adaptados para soportar el frío que nosotros.

 

            Los Chukchi son un claro ejemplo de lo que se llama en biología las leyes de Bergman y Adam, es decir, en climas muy fríos la superficie corporal se reduce y la longitud de las extremidades disminuye y así se reduce la superficie por donde perdemos calor. Como "hornos" que conservan el calor corporal. Comen y beben continuamente. Son nómadas, siguen a los renos en busca de pastos, y de ellos sacan lo poco que necesitan para sobrevivir. Prueba palpable de que los humanos pueden sobrevivir  en situaciones extremas.

 

            Un grupo de estos dieron un salto imposible al nuevo mundo, consiguieron traspasar la barrera infranqueable del estrecho de Bering. Al caer las temperaturas y reducirse los volúmenes de agua en los mares, emerge una franja de tierra, llamada Beringia que unió hace 15.000 años, en la última glaciación, los dos continentes. El final de la glaciación, hace 13.000 años, hizo imposible la marcha atrás y transitaron por un pasillo sin hielo en la cara oriental de las montañas rocosas.

 

            Se encontraron en un  territorio deshabitado y riquísimo.

 

            Un viaje que se había iniciado en África y que se había dividido en Asia Central, ahora alcanzaba el último continente. Durante miles de años había soportado climas extremos y ahora esta nueva rama de la humanidad había encontrado un nuevo hogar.

 

            En 800 años el hombre había colonizado el norte y el sur de América.

 

            Los Navajos son los descendientes de los Chukchi. Ellos tenían sus historias de migraciones y sus tradiciones. Migraciones desde el interior de la tierra, de las tierras heladas y la más próxima migración, la de dar a luz de la madre. La tradición de migraciones de los Navajos puede completarse con las de la ciencia y empieza a encajar todas las piezas del rompecabezas. Tradición y ciencia son complementarias.

 

            Los genetistas hablan de que todos los habitantes de la tierra descendemos de una misma línea. Todos somos parte de una gran familia. Todos estamos emparentados con un pueblo que vivió en África hace 50.000 años. La valentía y resistencia de nuestros antepasados nos ha enseñado una lección de humildad y hemos presenciado de primera mano, la poderosa combinación que es la inteligencia y el espíritu humano.

 

            La historia que lleva nuestra sangre es realmente cierta.

 

            Hay una lección que predomina sobre las demás. Ustedes y yo y todos los habitantes humanos de este planeta, somos africanos debajo de nuestra piel, hijos del Sol y hermanos y hermanas separados tan sólo por 2.000 generaciones.

 

            Los anticuados conceptos de razas no sólo son divisorios sino científicamente erróneos. A partir de Karl von Linné (Linneo), en 1735, se divide la especie de Homo sapiens en seis razas o variedades de las que cuatro son geográficas. ¿Son las diferencias observadas entre las poblaciones el reflejo fiel, y sobre todo real, de una diversidad que justifique una clasificación en grupos diferenciados, denominados "razas"?

 

            Numerosos trabajos en las poblaciones humanas actuales han demostrado que la divergencia genética que existía entre ellos era relativamente escasa. Actualmente, si bien es cierto que la especie humana presenta variaciones graduales y diferencias biológicas sutiles, sigue siendo más difícil aprehender estas últimas que las diferencias culturales, políticas o lingüísticas.