PALABRA DE ZIRI
...y bajó el maestro a la verita del río, encontrándose a dos pescadores en discusión dialéctica a punto de pasar al sistema manual.
¿Qué causa vuestro enfado, hermanos?, dijo Ziri.
Nada, que éste y yo éramos amigos y ya no lo somos, dijo un pescador.
Que la cosa se ha ido enfriando poco a poco y de coincidir en mucho hemos pasado a no estar de acuerdo en casi nada, añadió el otro.
Vaya, vaya, el eterno problema de los pescadores que se distancian como bancos de sardinas en direcciones postales opuestas, dijo el sabio.
Pudiérasnos verbalizarnos de la amistad, rogó el primer hombre., y entonces salió de entre los matojos un viejo decrépito, harapiento y jorobado que andando como un monillo de feriante le dijo a Ziri: Maestro, jia jia jia, háblanos de las amistades, o de lo que se te ponga en los huevos, jia jia jia, coff coff, jia jia...
Y el santo dijo: El malparido este que surgió de entre la maleza, ya no aparecerá más en nuestra parábola, pues sólo era una ilusión que yo he proyectado para dotar de mayor medievalismo al cuadro.
La amistad es como una caja de dulces vacía que lleváramos bajo el brazo. Y al pasar de la vida, el azar y nuestro temperamento harán que la llenemos en mayor o menor medida, con golosinas más sabrosas o más sosas, con bombonería sofisticada o con sencillas pastas de harina. De cualquier modo si tenemos algo que introducir en la caja, será para el paladar de nuestra existencia una cosa agradable. La alternativa a ello sólo es una: la soledad de un estuche sin nada.
Pero siempre será mejor solo que en mala compaña, replicó el otro tipo.
Efectivamente, pescador número dos, respondió presto Ziri, la soledad no imposibilita las acciones. Verbigracia, tú puedes seguir eructando como un búfalo.....pero piensa que nadie te lo va a reír. Y llegará un momento en que la hosca hurañez del aislamiento te hará perder los valores, los empujes y las ganas; los regüeldos no te satisfarán y dejarás de practicarlos. Y lo mismo te ocurrirá con los flatos o las meadas a pie de árbol etc. Entonces te darás cuenta de que tener amigos en la caja servía para tu desfogue, pero ahí ya será demasiado tarde y estarás podrido por dentro en una metanización introspectivamente endógena, hasta que tu cadáver, un despojo al que nadie querrá dar entierro, restará sobre el desierto en espera de que el sol lo acabe de hinchar y lo reviente en tufo.
Y qué hora es, maestro, preguntó el primer pescador.
Las doce menos veinte, respondió el sabio; pero debo añadir que tener amigos por tener amigos es industria de necios, puesto que si por no llevar la caja sin bombones, la va llenando uno de cualquiera cosa, de tornillos, canicas, conchas de berberecho o vitolas de puro, se encontrará con que, sí, la caja está llena, pero de nada nutritivo. Una amistad buscada a lo tonto sin filtrar, dará como resultado un puñado de seres incapaces de reírte los eructos, será como una obra en la que todos sean figurantes y no cuente con ningún actor de papel con frase.
Esa caja pues debe ser llenada con mucha exigencia, y si se pudre alguno de sus dulces, sea arrojado de inmediato, sin piedad ni reparo.
Yo hasta aquí no he entendido ni pizca, maestro, dijo uno de ellos.
No me extraña, puesto que tú y yo no somos amigos. Tú a mí me incluirías probablemente en tu caja, pero yo a ti en la mía no, puesto que soy exigente. Yo exijo, y demando también que a mí me exijan. Jamás admitiera un hombre sabio ser amigo de aquel que afirme tener su caja llena.
Pero la cosa es si éste y yo debemos reconciliarnos, apuntó uno de los pescadores.
Ante la duda, mejor no, sentenció Ziri.
DICCIONARIO
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AFRICANO- Persona, animal o cosa que no procede de Asia, América, Oceanía o Europa.
BALANDRO- Modo en que se comunican las ovejas de mar.
LÍRICO- Perteneciente o relativo una planta herbácea de la familia de las iridáceas con hojas radicales, erguidas, ensiformes, duras, envainadoras y de tres a cuatro centímetros de largo con tallo central ramoso, flores terminales grandes de seis pétalos azules, morados y a veces blancos, fruto capsular con muchas semillas y rizoma rastrero y nudoso.
DELIRIO- Perteneciente o relativo a la misma planta de antes pero viéndola mediante alucinaciones.
ESCALAFANDRA- Traje con casco impermeable utilizado para trepar por la montaña más alta del mundo, que como todos saben, se halla bajo el mar.
ENGAÑO- Recipiente de barro con asas.
CONSUETUDINARIO- Palabra que acostumbra a empezar por C.
OPERETA- En jerga médica, cirujano de poca monta.
BOLAR- Adoptar forma esférica.
APICULTOR- Que cría abejas.
ABEJERO- En vista de lo anterior, será el que cultiva apios.
CORROER- Acción que llevan a cabo los ratones con los dientes, si se asocian.
RELINCHAR- Volverse a cargar a un tipo por si acaso.
PATOLOGÍA- Ciencia que abarca todas las demás ciencias. Apócope de ParaTodoLogía.
TIMÓN- Estafa económica de elevada cuantía.
NIVELAR- Acción de irse a dormir dejando a un muerto solo.
ERUPTAR- Error de cálculo cuando uno cree que se va a liberar de los gases estomacales por vía oral y resulta que se le desparrama el bolo alimenticio en violenta vomitona.
CASIANO- Que no llega a ser culo.
CARPA- Pez enorme que puede verse en cualquier circo.
CONTRACCIÓN- Dícese de una propiedad que manifiestan los automóviles. Unos la tienen en las cuatro ruedas, y otros más económicos sólo en dos.
FORCEJEAR- Acción y capacidad de levantar mucho peso con las cejas. Algunos fakires lo practican.
AXILAR- Expulsar un bicho del sobaco hacia otra zona del cuerpo y prohibirle regresar.
BOBINO- Tipo de res imbécil.
VERANO- Actividad desarrollada por médicos especializados en hemorroides.
ESTÍO- Actividad desarrollada por médicos especializados en hemorroides, a los que no les gusta el nombre vulgar.
PÁNFILO- Evidentemente, aquel que ama el pan. Se usa como insulto por ser considerado más inteligente amar el jamón, el queso o un buen churrasco, por ejemplo.
EXIMIO- Bicho que antes era un chimpancé y ahora es un zorro, un aguilucho o lo que sea.
PITÓN- Serpiente de gran tamaño.
Punta del cuerno de un toro.
Artilugio que emplean los árbitros con megalomanía.
DESARROLLAR- Intentar recomponer al tipo que nos llevamos por delante con el coche.
SIMIO- Mono de mi propiedad.
SOBREHUMANO- Acto que se realiza con alguien debajo.
CANDENTE- Pieza de la boca de un perro.
PUSILÁNIME- Cobarde que es cobarde y ya está.
FUSILÁNIME- Individuo tan cobarde que necesita llevar armas.
GARRAFA- Movimiento violento del aire o sucesión de disparos. (Ah, no, perdón, eso era RÁFAGA.)
PENAL- Ley que castiga la lascivia masculina.
ZOOLÓGICO- Dícese del lugar donde se exponen animales. Si se expusieran bufandas, taladros o bocadillos sería ZOOABSURDO.
ANGELICAL- Palabra que resulta si unimos una criatura espiritual que media entre dios y los hombres, con protóxido de calcio.
COMBATES- Riña o enfrentamiento en el que se emplean bastones grandes y torneados.
ERRADURA- Pieza metálica que se le ha colocado a un caballo en la rodilla.
ACNÉ- Profusión de granos. Suele afectar a ciertos cereales o legumbres.
AGNÓSTICO- Que no se acaba de creer ciertas cosas.
DIAGNÓSTICO- Para qué lo voy a repetir, si ya lo he dicho.
ALUMINIO- Aleación de metales que sirve para aluminar zonas oscuras.
SERRUCHO- Cadena montañosa de nula belleza e interés turístico.
ELEMENTAL- Letra de alfabeto que tenemos siempre en la cabeza.
CORPULENTO- Organismo de escaso empuje laboral que se tira seis horas para ir de una punta a otra de la oficina.
HABANERA- Canción popular que exalta el cultivo de habas.
AERÓGRAFO- Dícese del pintor de fachadas cuando se le cae el cubo desde lo alto de la escalera.
ALHARMA- Planta rustiácea cuya semilla sirve de condimento en oriente. También se utiliza ahuyentar delincuentes. La de mayor fama está en Granada y la plantaron los árabes.
TESTIGO- Palabra que describe al individuo que tiene la cabeza como el fruto de la higuera.
TOPOGRAFÍA- Ciencia que estudia la superficie y relieves de una especie de rata miope.
PELÍCANO- Que tiene los pelos blancos, pero no forzosamente albino.
ALBINO- Decoloración que adquieren ciertos productos como los melocotones, las peras o los gorilas cuando se dejan macerar en una bebida espirituosa.
PIRAGUA- Término contradictorio que define una hoguera que no arde porque está inundada.
TRIÁNGULO- Figura geométrica dotada de tantos lados y vértices como grados de inclinación, y cuya comprensión depende en buena medida del cateto que lo explique.
TURBINA- Dispositivo mecánico provisto de aletas o palas giratorias que siempre se ve borroso.
TORDO- En zoología, pájaro de la familia de los túrdidos que cuando les alcanza una perdigonada se pasan a la de los atúrdidos.
En Andalucía también es una lona que se utiliza para cubrir algo o protegerse del sol.
CETÁCEO- Animal que se alimenta de cetas y ongos.
ESPESO- Unidad monetaria acuñada en metales de altísima densidad.
UNICORNIO- Cuerno que tiene como portador a un solo animal.
CONVERSO- Persona que antes se expresaba en prosa y ahora ha cambiado.
UROGALLO- Ave de la familia de los tetraónidos que suele tener problemas de orina.
OCULTO- Que no quiere que se sepa que tiene cultura.
DELFINARIO- Mamífero acuático simpatizante con las ideas nazis.
AUTÓMATA- Que es capaz de matarse él solo.
CAFETAL- Tipo de café del que no se quiere decir la marca.
CARTAGENA- Naipe o correo que no es de nuestra propiedad.
RETÓRICO- que emplea la palabra con fines desafiantes.
PAQUIDERMO- Salón de estética y cuidado del cutis, propiedad de una señora llamada Francisca.
TELÉPATA- Animal cuyas extremidades son tan largas que pueden verse de muy lejos.
ROMPEHIELOS- Embarcación dedicada al preparado de cócteles.
SABUESO- Pareja de enormes orejas entre las que habita un perro.
COLINA- Aparato reproductor masculino de escaso tamaño.
CANTERA- Episodio compulsivo por el cual un trabajador no puede dejar de entonar coplas desde su andamio.
SÍMBOLOS- Bolera condenada al fracaso.
TABERNÁCULO- Local de copas en el que sirven bebidas hasta en los lavabos.
MADAGASCAR- Lugar del que procede esa goma masticable llamada popularmente chicle.
TENTÁCULOS- Degenerado que aprovecha las horas de mayor aglomeración en los transportes públicos para ganarse el nombre.
TERMITA- Hormiga dotada de temperatura.
PERFORMANCE. arcaísmo de vanguardia.
Un número multiplicado por sí mismo da como resultado un exceso de ego.
A nadie le va a importar que el número 7 muera girando igual que una mosca patas arriba harta de Fogo Mierda.
Un niño con los mocos colgando como el bigote de fumanchú llora así:. Buh, buuuh, buaaaah!
Oh, cari. Ese chico tiene un defecto en el habla: no pronuncia bien las pausas. Tal vez no escuchó las canciones de Pink Freud.
Dice el sabio que es porque su madre le dio el pecho mientras su padre le daba la espalda.
Regresaremos un momento justo antes de después de la pausa.
CHORUS- La pausa no existe, sólo es una negación de la no-pausa, que a su vez se sostiene negando la no-no-pausa, y sigue hasta la espiral.........espiral.........espiral y respiral..........espire hondo, diga veinte, treinta, cuareinta, cincueinta y expire.
Tosa. Coff. Koff. Qoff.
Adelaida dice. Carolain says. Lisa seis. ¿Recuerdas el último polvo?
Oh, daría las orejas de mi hermano por que volvieras a estar desnuda sobre mí.
Ella era tan desgraciada que fingía los orgasmos cuando se masturbaba.
Tan y tan sola......pobre chica.
Narrador: Pero ahí la tenemos de nuevo montando a Joe. ¡Uhauuu! ¡Cómo se mueve la condenada! Dile, dile tú cómo se mueve cuando cabalga a su macho.
Oh, sí, sí, síííí! Sigue, preciosa, me haces saltar más que los cojones de un canguro. Oh. babe, es only sex, pero me gusta.
La pollita fimósica de un niño entra por el extremo derecho de la escena.
Voz en off: Qué piensas decirle a tu pendejo, chico.
Algún día será un gran espeleólogo intermitente. Pero deberías para eso llamarte Jeffrey y ser de Minneapolis.
Frótalo bien y saldrá tu genio.
Un bailarin-bailarina minimalista hace que sus miembros se retuerzan. Ese idiota se convulsiona en ridículos gestos de tullido medieval. Podría disparar al que le aplaudiese. Y sería defensa propia.
Jeffrey, contesta a esto: ¿Por qué te dio la espalda el cerdo de tu padre?
Coros- La, la, la, la. Ja, ja, ja, ja. No te esfuerces. Es un muchacho moderno y no será capaz de contestar a nada si no le das a optar por tres respuestas.
Estación de radio: Welcome back my friends to the show that never ends. ¡¡¡Con ustedes el Muñeco Pacheco!!!
Una voz en la cabeza dice que mejor que te largues. que aunque no recuerdes nada de lo que has sabido, cuando vuelvas a París el Ebro seguirá bajo la torre Eifffffel.
Siempre que se nombra un río una frase resuena en mis oídos.
¡Dios mío! ¡Cuando hay un peformer suelto, es mejor correr a los refugios!
CELLO SOLO- Ve hacia el norte con tu trineo, -hace mucho frío en Alaska- y podrás ver grabado en mármol.: “Aquí nunca estuvo Viriato.”
Apuntador.- Shh, oye, no olvides esta frase. “Pero todo saltó por los aires cuando intentó montar unas claras de huevo con el motor de su fueraborda. “
Maximizing the Audience.
Chorus: Estoy cayendo en amor por ti, oh, miel, esto es el paraíso.
Sube a los niños al coche. Tenemos que despeñarlos antes de que empiece nuestra serie.
El hombre medicina habla. Crees que el tripi te abrió la cabeza. Muéstrame pues lo que has conseguido hacer con eso. Escribiste la misma basura de siempre y pintaste el cuadro de siempre y tocaste el blues mil veces compuesto de siempre. Tu cráneo debería coronarse con un buen orinal de clínica exsoviética.
Ve a gastar el dinero de tus papis. Sube con snowboard la montaña arriba arrastrado por un parapente que lleve una mountain bike y una tabla de wind surf.
Pero, please. please, please, hazlo por mí, no olvides llevar un buen tubo flourescente alojado en el recto.
¿Sabes qué dicen por el barrio, Jeffrey? Que tu novio se puso un DIU.
Barítono.- Es un homófobo, denle por el saco.
Tenor- Las audiencias maximalizadas siempre se mean fuera, viejo gordo. Es la condición de idiota la que le condena, no la de marica.
Entra el ataúd y el cadáver asoma.
“Llevo muerto doce días. Si les queda algo de piedad en el alma pónganme una mascarilla.”
This is the end. ¡Ou nou! ¡Volviste a hacerlo!. Creí que ya no escribirías más en inglés, pero es superior a tus fuerzas.
Voz en off: (Al menos no has citado a 60 escritores por párrafo.)
Coros- Acabarás siendo un pez-persona.
Un pez-persona
Un pez-persona.
Solo final de Fender.
La guitarra dice:- Jeffrey no sabe usar el wah-wah. Lo hace con la boca.
Y el coro responde: No sabe, no sabe. Es tan vanguardista que se parece a todos.
Coda y cierre.
VERBORRAGIA DE LA MUERTE
Yo sí que me he visto en la muerte. Yo sí que la tuve delante. En unas décimas de segundo mientras el coche iba ladera abajo dando vueltas de campana (es curioso que ninguna campana dé vueltas de coche) empezó a pasar por mi mente la película de mi vida, con todo lo que ya creía olvidado.
De cuando niño, que tenía las piernas tan largas que los pantalones me quedaban por encima de las rodillas.
De cuando pegué un tremendo gatillazo el día en que iba a estrenarme sexualmente a los 32 años, y de cómo salí airoso diciendo que era la primera vez que me pasaba.
De cuando estuve en el juicio contra mi padre al que acusaban de malos tratos. (Mi padre jamás pegó a mi madre, pero le acusaban porque cambió dos yeguas jóvenes de pura sangre por una montanbique y un radiocasete.)
Esos malos tratos nos llevaron a la puta ruina.
Como decía la señora Angelines, la frutera: “Tu papá es un buen hombre. Menos mal que se casó con tu madre y no me pilló a mí.”
La señora Angelines estuvo casada cuatro veces nada menos. Se casó primero con Anacleto el delineante.Como se le murió a los dos años, ella aprovechó la circunstancia para separarse de él y casarse con Toribio, un herrero que sólo comía lentejas.Se divorciaron a los cuatro meses sin que él tuviera que morirse en absoluto.
Más tarde desposó con Lucas el pregonero. Pero el hombre hablaba hasta de noche y no lo aguantó ni un año.Por último se volvió a matrimoniar otra vez con Toribio. Hicieron las paces y se llegaron a la vicaría. Así que doña Angelines se casó en cuartas nupcias con su segundo marido, creando con ello una linda paradoja.Tuvieron varios hijos carnales que ella misma adoptó. El marido les dio los apellidos y la mujer el pecho.
Me vi la muerte ahí mismo, al alcance de la mano.
El coche seguía dando vueltas y en mi cerebro sobreexcitado y bestialmente acosado por la muerte, continuaban agolpándose imágenes de mi vida. Mas era tal la intensidad del asunto y tan letal la muerte, que se me pasaron también las vidas de algunos sujetos a los que yo no conocía de nada.
Ya lo decía el obseso de mi hermano Toño: “Futinguista con la que no has de yacer, déjala correr.”
Mi hermano era obseso porque ya le eligieron mal el nombre.. Mi madre se llamaba Bernarda, con lo cual en el pueblo conocían a mi hermano como Toño, el de la Bernarda, y por eso andaba siempre lúbrico perdido.
Y eso que era listo. Emprendió varias carreras aunque sólo terminase la de 400 vallas. Y le encantaba el fútbol, por eso siempre andaba con expresiones balompédicas.
Una vez me dijo, tras haber sufrido una fuerte depresión: “Nene, he estado a punto de cortarme la coleta, pero al final no he tirado la toalla. He preferido tomarme un tiempo muerto y le he ganado el combate a la fatalidad por dos cabezas de ventaja, así que cambio de tercio.”
Mi hermano tuvo muy mala suerte con su matrimonio. Lleva ya 42 años casado y a este paso creo que le va a durar toda la vida.
De mis hermanas, así en plural, nunca he sido capaz de hablar porque sólo tengo una.
Es muy religiosa. Quiso meterse en un convento pero la descubrieron cuando intentaba trepar la verja. Entonces se fue con sus cosas dos calles más abajo de donde vivíamos y nunca más la volvimos a ver, hasta que un día salió por la tele en un programa de esos que sirven para que uno divulgue todas sus miserias y las de familiares y amigos ante el país entero.
Ella dijo por la pantalla que nos perdonaba porque nunca le habíamos hecho nada. Que si le hubiésemos hecho alguna barrabasada no nos lo hubiera perdonado jamás, ya que se estaba volviendo muy rencorosa y había perdido la fe.
Qué mundo éste. Ya no se puede uno fiar ni de los traidores.
También recuerdo que me puse en contacto con ella. Llamé por teléfono a los estudios de la tele y dije a los cuatro vientos que creía que esa mujer no era mi hermana. La presentadora nos instó a que probásemos la prueba del ADN, y no resolvió nada. Mi hermana y yo lo probamos pero no nos gustó.
He tenido la muerte a un palmo, delante de mis narices, echándome el aliento.
Y el coche a lo suyo, a dar campanadas monte abajo.
Pensé que ya me moría. Se me apareció mi abuela materna y sonrió como una reina en un desfile. Luego se me apareció otra señora igual de vieja que me miró escrutándome con cara de curiosidad. No sé quién era. Después regresó mi abuela y me dijo que era la Aniceta, mi otra abuela, la paterna, a la que yo no llegué a conocer porque se murió en el parto de una compañera de trabajo.
Luego se pasearon en fila todos mis parientes y allegados. Mi querido primo el Jacinto. Ah, el Jacinto....recuerdo que llegó tarde a la cola de visitantes y preguntó a los otros que quién era el último.
Qué salao el Jacin... Nadie apedreaba a los gatos como él. Y esto lo digo porque lo hacíamos juntos en los años 60, cuando éramos pequeños, pero él no lo dejó nunca.
Era alucinante verlo apedrear gatos a los cincuenta y dos años con su tirachinas y su pantalón de peto. Todos le decíamos: “Jacin, a ver si creces de una vez, hombre, que eres un mal ejemplo para tus hijos.” Y él, contento como unas maracas respondía : “¡El que ya no va a crecer es ese gato de la tapia, ¡Toma cantazo, juá juá!.”
La guadaña puso su filo en mi cuello como una gillete de doble hoja y cabezal basculante.
El coche dejó por fin de dar vueltas y se incrustó en una acequia.
Entonces una luz blanca, intensa, se me apareció como al final de un túnel.
Yo, etéreo, caminaba sin gravedad hacia esa luz pese a lo grave del porrazo. Pero cuando iba a salir de ella, por detrás de mí sonó una voz de barítono gritándome: “¡¿Adónde te crees que vas, tío.?!”
La mano de un ser superior se posó en mi hombro y continuó: “Ya lo has flipado bastante, ¿no te parece, socio.? Ahora vente para acá y a cascarla como todo cristo.”
Pero yo me quejé: ¡Venga ya, joder, cuando estaba en lo mejor. Ahora seguro que me iban a venir todas las imágenes de rollo sexual..!
Y el ser concluyó con fastidio: “Tío, es que si fuera por vosotros, no espicharíais nunca, cabrones. Así que expirando que es gerundio. No te me pongas porculero.”
“¡¡Cagontuput....!!” Me dio tiempo a decir, y se apagaron los faros.
CENTAUROS DEL PEDAL
Peric Delgué amaba su bicicleta. La había visto crecer junto a él. Sus papás se la regalaron cuando sólo era un niño. Ella a su vez, no era más que un triciclo que apenas sabía hacer rodar los pedales y que se asustaba en todas las curvas de los pasillos.
Más adelante creció y se hizo una bici tamaño cadete de las que llevan un par de minúsculas ruedecillas como apoyo en el eje trasero. Ya no se caía por la casa, pero chocaba con todo, dada la estrechez del apartamento.
Los padres de Peric, hecho un mozuelo, decidieron que mejor sería que andase por la calle y de ese modo no rompería tantos jarrones con la cara.
En esos tiempos de desarrollo físico, tanto él como la bici llevaban casco, y los policías los saludaban a su paso enseñando amables la caja de dientes.
Los pajarillos se aupaban a las ramas más altas para ver al incipiente ciclista sobre la bici, sabedores de que en el futuro llegarían a ser batidores de récords mundiales.
Poco a poco, Peric se fue uniendo más y más a su amiga. Y la bautizó.
Le puso Rody, por las ruedas, después de descartar Ferry, por los jierros, Transistor, por los radios, Escocia, por las rozaduras del sillín, Soo, por los frenos, Sabotaje, por la bomba, Fantasma, por la cadena, y Etcétera, por no ocurrírsele más nombres.
Cuando salían por esas carreteras del mundo, el sol les sonreía, los gazapillos correteaban a su paso, silbando la banda sonora de Dumbo mientras los iban atropellando simpáticos conductores; las golondrinas escribían la partitura en los hilos de la luz antes de electrocutarse y volverse aún más gustavoadolfas, los cervatillos se besaban en los morros, los pastores los saludaban con sus manos, las ovejitas los imitaban, y los perros aprovechaban ese parón en la faena para orinarse a gusto algunos algarrobos y echar un pitillo.
Peric y Rody no se podían creer que hubiesen pastores ni antílopes en las autovías que cruzan Barcelona. El mundo estaba de su lado.
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Los años fueron pasando y ya Delgué tenía 34, y ella 30. Habían recorrido miles de kilómetros juntos, participado en cientos de carreras, y ganado ninguna. Eran deportistas de una regularidad asombrosa.
Esa mañana estaban entrenando por una carretera secundaria que atravesaba un sistema montañoso de primer nivel. Los puertos se sucedían uno tras otro sin parar. El sol ya no se contentaba con sonreírles, sino que se partía el pecho a carcajadas. Hacía un calorón de 45 grados en la escala rigter. Hacía más calor en esa escala que en una de incendios.
Peric Degué sudaba, se licuaba vivo, chorreaba la carretera como una boca de riego. Rody también. Por eso le puso una cinta de ropa en el manillar igual a la que llevaba él en la frente.
No es de extrañar que las bicicletas de carreras sean así de flacas, con esa altísima exigencia.
Iban los dos cuesta arriba, con el plato pequeño y el piñón grande, tambaleándose de lado a lado, luchando por mantener la verticalidad.
De rato en rato Peric sorbía un buchito de bebida isotónica para resistir y le daba un poco de aceite aflojalotodo a Rody.
La rampa no se acababa nunca.
Peric dando bandazos en pie sobre los pedales. Rody doblando su rueda delantera en zigzags cada vez más escorados...
Una señal de tráfico indicaba el 14%, pero ellos no estaban para inversiones en ese momento. No iban a apostar su dinero en una rampa por muy importante que ésta fuera.
Resoplaban igual que bueyes de labranza.
Y en el repecho de una curva cerradísima, pisaron gravilla y se fueron terraplén abajo. Cayeron hechos un ovillo yendo a impactar contra un zarzal que ocultaba un viejo muro de piedra de esos que delimitan los bancales y cultivos.
Peric quedó como si hubiese saltado sobre una cristalería, con más rayas en el cuerpo de las que contaríamos en una colección de camisería clásica.
Pero en cuanto se repuso del inicial aturdimiento, corrió como una centella, que corre más que un centollo, a ver qué le había pasado a su adorada Rody.
Vio asomar el manillar bajo las zarzas y tiró de él hasta sacarla toda. La revisó, le miró los pulsos. Se le había salido la cadena, pero eso se arreglaba fácilmente. Tenía rasgada la cinta protectora de las empuñaduras, pero en el maletín que guardaba bajo la barra solía llevar repuestos.
Luego se dio cuenta con horror de que la horquilla se había doblado completamente. Contuvo las lágrimas y buscó unas ramas para entablillársela.
La puso en pie, y cuando intentó arrastrarla consigo, el alma se le cayó al suelo, -y como estaban en fuerte pendiente se le fue a parar vete a saber dónde- porque descubrió que su rueda delantera, con la que mejor se llevaba y con la que hablaba siempre, dada la postura del ciclista sobre la bicicleta, estaba hecha un ocho y no era capaz de rodar atrancada entre los frenos y la horquilla.
Peric Delgué lloró con dolor inenarrable, por eso lo cuento, y sus alaridos de rabia pudieron oírse en varios continentes a la redonda.
Toda la vida en común le pasó por los pensamientos. Todos los recuerdos, las rutas, los pinchazos, las convalecencias. Todas las últimas posiciones en cualquier carrera, controlando siempre al pelotón desde atrás como grandes estrategas....
Peric la dejó con suavidad en el ribazo y oteó en derredor para buscar ayuda, pero por carreteruchas así los domingos a esas horas no pasa nadie.
Ya no podía hacer nada por ella. Sintió que el pecho se le rompía y que la garganta se le cerraba.
La miró por última vez, tumbada, con varios radios temblando sueltos de sus anclajes, y deseó con toda su alma que eso le hubiese pasado a él y no a Rody.
Peric extrajo del pequeño maletín una toallita y la extendió sobre el manillar de forma que quedase tapado por completo.
Luego sacó un misterioso objeto de debajo del sillín, con la mano temblorosa.
El monte estaba calmo, quieto y quedo, cuando el sonido de un disparo quebró la paz del paisaje, resonando con gravedad fatídica.
Peric había hecho lo que todo buen ciclista debe hacer.
Y comenzó a caminar carretera abajo, dejando atrás un montón de piedras apiladas con una bomba de aire clavada en medio y un crespón negro de cámara neumática colgando de ella.
Peric Delgué hizo lo cualquier hombre íntegro haría en tan duro trance. Nada podemos reprocharle.
O solamente, tal vez un excesivo culto por el country.