II ANTOLOGÍA

freno a mis ilusiones vanas

Autor: Julio Pavanetti

Presentaciones de los escritores invitados

Extracto de las Intervenciones del escritor Carlos Ferrer:

Todo gran poema arrastra la literatura anterior y anuncia la que vendrá, porque la poesía de cada autor es un presente que lleva incorporado tanto su pasado como su porvenir. En este libro antológico, hay tendencias que conviven y tradiciones que se arrastran, imponiéndose la variedad como criterio estético. Tras la lectura atenta de este libro sólo cabe alabar la actitud de voluntariosa originalidad expresiva, temática o vital con la que estos autores antologados abordan la actividad poética. Un intenso proceso de verbalización de la realidad caracteriza esta antología, en la que más importante que las cosas es la manera de representarlas, de traducirlas, de interpretarlas. El mundo es visto como un enigma y el lenguaje poético como su solución. Es la poesía de las páginas de esta antología una poesía más inmediata y próxima, más directa e íntima, capaz de transmitir confidencias y anécdotas y de transmitir emoción, conformando un panorama coherente de la creación poética de este colectivo. Todo se convierte en objeto de poema y nada hay que el poeta no pueda tratar, dando exacta cuenta de su realidad. El lector que se adentre en esta antología verá su unidad y su diversidad, sus formas, sus motivos, poniendo a disposición de los benidormenses muchos de los versos que aún están en busca de un lector, porque un poema no pertenece tanto más a quien lo escribe como a quien lo lee. La lectura es su arranque y su destino y la lectura de esta antología debe ser una experiencia gozosa y cumplida para quien la emprenda. Auden creía que “una señal de que un libro tiene valor literario es su capacidad de ser leído de varias maneras distintas”; porque las palabras no se presentan como materiales de aluvión arrastrados por la fuerza de un torrente verbal, sino como una obra de marquetería, en la que el ritmo y la sintaxis se pliegan a un principio de orden y sentido, que es el que rige y explica su unidad. Si la originalidad es la capacidad de descubrir nuevas interpretaciones de la existencia, el buen poema es la capacidad de transmitir esa nueva interpretación, como es el caso de Pavanetti en “Hebra” o de Annabel Villar en “Mar de dudas”. Si una antología es como un museo, cabe decir que su calidad, aparte naturalmente del valor de las piezas que exhibe, depende del discurso que gobierna la selección. El Liceo ofrece en esta antología un museo conformado entre otros por Rafael Mones, quien unifica la fuerza del lenguaje con la fuerza de la emoción y cuyos versos se ajustan a un orden casi geométrico para expresar no un contenido del intelecto, sino un fruto de la más encendida pasión. Conformado por Candela Jiménez, cuyo poema “Despacio” se ciñe al verso de Raymond Carver “utilizar las cosas que te rodean” o al concepto de “conocimiento emocional” acuñado por Jorge Riechmann. Conformado por Bernardita Maldonado cuyos versos me evocan la frase de Baltasar Gracián “es el estilo natural como el pan, que nunca enfada”. Conformado por Paqui Herrera, que derrocha a manos llenas unos alardes de fuerza creadora, producto de una llama de amor viva que es su pasión por la poesía. En su poema “El último viaje”, la palabra tiene lo que Pound llama “voltaje”, tiene emoción e intensidad. Pero estas valoraciones deben ahora corresponder al lector, porque ahora es el turno de degustar estos versos, que son el fiel testimonio y el guardián de la memoria poética de 17 autores. Porque la poesía no tiene público, tiene lectores. La poesía, como ha afirmado el poeta Joan Margarit, es como una casa de misericordia donde hallar refugio. La casa de la poesía esta tarde está llena de huéspedes mientras tras las puertas aguarda la explosión de un silencio, el silencio de la lectura. Espero que coincidan con Vargas Llosa cuando, al ser investido doctor honoris causa hace algunos meses por la Universidad de la Rioja, aseguró que “las mejores cosas en la vida me han sucedido leyendo”.

Buenas noches. Cuando hace escasamente un mes me propuso Julio Pavanetti, presidente del Liceo Poético de Benidorm, presentar en Orihuela el libro titulado “ABRIENDO PUERTAS... POR AMOR AL ARTE”, mi primera reacción fue una mezcla de perplejidad y satisfacción. Perplejidad porque apenas nos conocíamos, tan solo habíamos cruzado algunos mensajes por correo electrónico. Satisfacción por tres motivos: primero por la confianza que había depositado en mí. Segundo por tratarse de una obra poética de primera magnitud. Tercero por presentarse esta magnífica antología poética en la ciudad que me vio nacer, mi Orihuela del alma, que es historia y arte por los cuatro puntos cardinales. Tierra de grandes escritores y poetas, pueblo que sirvió de cuna al más universal de todos sus hijos, el poeta cabrero, el orgullo de todos los oriolanos, Miguel Hernández Gilabert. Pero también es cierto que, si bien me halagaba realizar esta presentación, igualmente me abrumaba su responsabilidad, el libro que tenemos en las manos está escrito por 17 poetas de gran prestigio y de una enorme preparación; por ello, no dudé en recabar la colaboración para llevar a cabo esta tarea, de otro gran poeta y amigo entrañable, Manuel Roberto Leonís, que, sin dudarlo un instante aceptó compartir conmigo la responsabilidad de estar ante ustedes. Tanto a Julio Pavanettí como a Manuel Roberto Leonís, mi agradecimiento más sincero por su comprensión y confianza depositadas en mi persona. Entrando ya de lleno a hablarles del motivo que hoy nos ha reunido aquí, deseo decirles que, cuando tuve este libro en las manos, lo primero que me llamó poderosamente la atención fue el sugerente título que tiene. Por ello, me gustaría detenerme un poco en él. “ABRIENDO PUERTAS... POR AMOR AL ARTE”. La primera parte del título abre puertas, ¿a quién? No cabe duda que a los poetas que escriben en su interior; pero yo añadiría que también abre puertas, ventanas y murallas, a todo cuanto de bello tiene el universo. Nada mejor que la poesía para describir las bondades de la vida: el amor, la naturaleza, la luna y las estrellas, los verdes prados y todo cuanto nos rodea. Sí, abre puertas, ventanas y murallas porque a la imaginación y a los sentimientos es imposible encerrarlos. La segunda parte del título, “... POR AMOR AL ARTE”. Siempre se ha dicho: “yo no voy a trabajar por amor al arte”, “yo no voy a ir a ese sitio por amor al arte” “¿Qué crees tú, que yo te voy a hacer ese favor por amor al arte?” [...] El poeta, y la inmensa mayoría de los escritores, sí trabajan por amor al arte, porque la poesía nace en el corazón del poeta, la eleva a su cerebro, y éste, da orden a su mano para que la plasme en papel, desde ese momento, está servido el plato que ha de alimentar el alma del lector. Por eso el poeta no pone precio a su trabajo, lo hace como dice la segunda parte del título “POR AMOR AL ARTE”, porque todo lo que sale de lo más profundo del ser humano es portador de la chispa divina, y lo que viene de Dios no se puede tasar. ¿Acaso sabemos cuánto dinero vale el mar? ¿Tenemos idea del precio del firmamento en una noche estrellada? ¿Cuánto valdría el aire que respiramos... ? Este poemario colectivo que hoy presentamos es muy rico en su contenido, está magníficamente prologado por Joan Gonper que hace una semblanza de su relación con Benidorm y su satisfacción por la existencia en esa ciudad del Liceo Poético. Lleva en su interior la diversidad de 17 formas distintas de sentir la poesía, es en mi opinión, una joya que debemos poseer todos los que, de alguna manera, queremos ver el mundo con ojos limpios; este mundo que, dentro del torbellino de egoísmos y de maldades que nos envuelve, encontramos siempre un remanso de paz, algo que nos hace tener fe en el futuro del hombre, porque siempre habrá un libro en nuestras manos que nos ayudará a encontrar un poco de esa felicidad que tanto añoramos. En “ABRIENDO PUERTAS... POR AMOR AL ARTE, tienen la ocasión de comprobar todo cuanto les digo, en una lectura sin prisas (la poesía es enemiga de las prisas), en un rincón tranquilo de sus hogares, les llevará este poemario colectivo a sentir y a gozar de la mano de sus autores, 12 mujeres y 5 hombres, todos con un historial literario muy importante y muchas publicaciones en sus bagajes. El Liceo Poético de Benidorm, que agrupa a un significativo número de poetas residentes en aquella localidad y en distintos puntos de la geografía española, e incluso de Latinoamérica, da veraz testimonio de que el poeta se inspira allá donde se encuentre. En una ciudad como Benidorm, donde parece que todo es frivolidad, también existen personas que saben ver, sentir, escribir y hasta emocionarse ante un buen poema. Mi enhorabuena por esta obra al Liceo Poético de Benidorm en la persona de su presidente Julio Pavanetti, a las autoras y autores, a la Editorial Celya, y a los Ayuntamientos de Benidorm y de Finestrat por su colaboración y sensibilidad ante la voz de la cultura. También mi reconocimiento al Ayuntamiento de Orihuela por su aportación al arte con esta magnífica Sala Museo “San Juan de Dios”.

Desde 1999, en que abrí mis ventanas de par en par a la literatura... pienso que: este mundo sin ella sería inhabitable, estaríamos en un mundo baldío, yermo, vacío... Desde el año 2003, la Asociación de Poetas del Liceo Poético de Benidorm, contribuye con su esfuerzo y devoción de la mano de la tenacidad, devoción que queda explícita en la segunda frase del título: ...POR AMOR AL ARTE; repito contribuyen para que esa felicidad no se pierda sino que cada día gane adeptos, para ese espíritu poético de la concepción de la vida tan necesario, es más, creo que imprescindible. La trayectoria del Liceo es ascendente como un cohete y la pólvora impulsora es el alma poética y la perseverancia de sus miembros. Dentro de la diversidad propia de cada personalidad, los creadores están unidos por un denominador común que considero importante que es, la originalidad imaginativa, vestidos con el patrón de la poesía contemporánea actual. He coincidido con ellos recitando dos o tres veces en la Sala Rafael Altamira de la Sede de la Universidad de Alicante, con motivo de eventos realizados para la conmemoración de la muerte de nuestro universal poeta Miguel Hernández. Y otra vez, cuando tuve la dicha de escuchar un recital musicado; en la presentación que espléndidamente realizaron de la antología poética que hoy nos une y hace latir aquí:

(De editorial CELYA-Salamanca-Colección Generación del Vértice). Prólogo bien cocinado y servido por Joan Gomper. Las composiciones que salen por esas puertas, son con un comparativo simplista “un arco iris poético”, lo diré de otra forma: la antología es como una noche nítida estrellada -fulgurosamente- en la que se borda el final de una gran fiesta con la exuberancia del dibujo en el cielo, en plenitud de luz, color... del estallido de un gran fuego artificial, que es el florilegio poético que presentamos esta noche. Son 73composiciones, pertenecientes a 17 autores de los que 5 son hombres y una docena mujeres. Pero en poesía no hay distinción entre unos y otros, existe aquí la igualdad -tan buscada como justa-; desde mi criterio todos son poetas. Sí poetas, porque no me gusta decir poetisa, ya que esta palabra... recordando la historia: la mujer obtuvo el derecho a votar en 1853, en Colombia en la provincia de Vélez Canales. Con la consecución del voto en Latinoamérica, a partir de 1853. Las mujeres comienzan a pensar como escritoras: poetas, narradoras... Un grupo de unas 180 se reúnen y asocian e irrumpen en la industria editorial, restando lugar a los hombres, que reaccionan calificándolas despectivamente poetisas. Con posterioridad, en España don Miguel de Unamuno, haciéndose eco de estas intenciones, escribió para definir desdeñosamente a los malos poetas: [...esos vates poetisos...] Por estas razones no utilizo esa palabra que por su origen tiene un sentido peyorativo que no me satisface. Los temas de las poesías del libro, son frescos e innovadores, por ello son de mi agrado, dibujan, describen sentimientos de una gran imaginación, no son de esas que nos tienen acostumbrados los poetastros, los que opinan que hacer poesía es versificar, los que construyen con tres ladrillos: amor, cariño y corazón; lo que tantos han compuesto antes muchísimo mejor. (Así se desahogan, pero no hacen lo que deben hacer a favor de ella), poesías que son propias de letras de cancioncillas del verano. Mas tampoco son de esos que hacen una poesía tan compleja, embrollada, que ni ellos mismos saben qué quieren decir, o bien esas composiciones de palabras rimbombantes, vacías de contenido, sin vivificar, que llamo esterilizadas. La poesía debe ser imaginación, ilusión, transfiguración, todo eso amalgamado en uno o más versos. Concibo la poesía con el siguiente planteamiento llevando la definición al minimalismo material más extremo. Mi definición: Opino que, para mí, se hace poesía cuando se plasma la belleza o imperfección mediante la elocuencia y la transfiguración. Digo todo esto con argumentos y el razonamiento que me asiste como poeta. Pagando con la sinceridad que me debo, a mí mismo y a los demás. Una frase mía dice: . No voy a despedirme, sin antes aconsejar, a quienes a menudo dicen que la poesía no es plato de su alimento, que busquen a su o sus poetas, y que tengan en cuenta que es un arte y como tal ha de ser tratado, la música, la pintura, el cine... hay que conocerlos muy bien para poder gozar con ellos -para querer hay que conocer- mas cuando comprendemos el espíritu, saboreando la enjundia... cada verso se va deshojando como la flor del cerezo hasta que aparece el jugoso y rojo fruto... ¡la metáfora! Muchísimas gracias.

Buenas tardes, gracias por venir, primero quiero agradecer al Liceo Poético de Benidorm su confianza en mí para copresentar este magnífico libro de poemas que ahora presentamos junto a Carlos Ferrer, y a todos los asistentes a este acto. En julio de este año recibí este libro de poemas, y como ocurre con todos los libros recibidos que no te cuestan dinero, acaban en la biblioteca a la espera de una lectura, pero a primeros del mes de agosto me lo llevaba a la playa y empecé a leerlo sin mucho entusiasmo, pero poco a poco veía que me enganchaba, y en un par de mañanas me lo leí de un tirón. Luego me preguntaba quiénes eran estos autores tan forjados en el arte de la poesía. Dejé de leer, pasé a estudiarlo minuciosamente, porque veía en él que tenía fuerza, estilo, calidad, luego el título que dice mucho de su contenido. Si nos fijamos Abriendo puertas... por amor al arte. Título dividido en dos hemistiquios que me recuerdan inmediatamente el estribillo de la canción de Gloria Estefan: "Y vamos abriendo puertas, y vamos cerrando heridas." Los libros ajenos son siempre difíciles de forjar en el yunque de la crítica y encontrarles el verdadero valor que poseen, sin lisonjas ni adulaciones gratuitas. La subjetividad va siempre aneja a la poesía, que es el talón de Aquiles de todo analista que se precie en buscarles su valoración porque no hay patrones de medición, la poesía es inconmensurable, como ya dijera José Luis García Martín, “no hay una máquina de evaluar poemas”. Los riesgos son siempre evidentes, y los peligros múltiples cuando uno se tira desde el trapecio a la red de raíces irritadas de la poesía, sobre todo cuando los poetas son dispares y no pertenecen a una generación como es el caso de Abriendo puertas... Es imposible puntuar la poesía porque como ya he dicho en alguna ocasión, la poesía no debe ser entendida como simple Literatura, sino como sentimientos que toman la forma de los versos como emisores, como modo de expresión, es corpus visible del poema. Un poema es como una rosa, no la toques, una rosa es así. Dicho esto, hemos de entender que cuando se publica un texto, porque publicar significa dar a luz un texto que antes estaba en el vientre del autor, pasa al dominio público aunque no se pierda la propiedad intelectual, que no es derecho de pernada, o sea, si bien el texto pertenece al autor, quedará fuera de su control. Una sincronía de refundir una producción literaria conlleva una dialéctica interior, una meditación de inmersión y un posicionamiento para aflorar una poesía que, como todo arte que se precie, ha de evolucionar acorde con los tiempos y a las corrientes artísticas. Por ello cuando concursamos, muchas veces nos desalentamos cuando vemos que los premios son dados, casi siempre, a una poesía nueva, renovada, evolucionada en metáforas, que muchas veces no entendemos en un primer acercamiento, y no podemos decir jamás que son malas, sino que no nos gustan o que no las entendemos. Uno puede escribir un soneto perfecto, pero jamás entrará a ser finalista en un premio de poesía moderna, como tampoco entrará una tabla flamenca o un Goya en un concurso de pintura. Si estudiamos la poesía como el arte que usa como instrumento la palabra en verso, vemos que el poeta es un artista de la palabras, y como artista ha de conocer la técnica de comunicar de sentimientos, emociones, o frustraciones de lo que no fue y quisiera ser, trasladar el sentimiento o el dolor propio hacia el dolor ajeno, y convertirse en duelo. Porque en realidad todos tenemos los mismos sentimientos y los mismos problemas. En realidad aunque cambien los tiempos los sentimientos de los hombres son los mismos, es decir, que siendo los temas de la poesía los de siempre: el amor, el desamor, las pasiones, los celos o los miedos, lo que sí ha variado en los siglos es la forma de expresarnos o sugerirlos, y aquí es en donde el poeta ha de trabajar, investigar y poner el lenguaje en actitud de alerta que como el artista plástico busca materiales nuevos. La segunda proposición del título del libro …por amor al arte, me sugiere la idea de la construcción cultural, es decir, la moderna idea artística que considera al arte como parte consubstancial del espíritu humano, y lo interpola como una forma de invención del arte, que ya expuso en su ensayo Larry Shiner. El poeta debe tener la capacidad del desdoblamiento, hay que entender que en muchos poemas no es el poeta el protagonista, el hablante poético o narrador, sino una voz prestada, el cantautor de la epopeya donde el poeta/actor presta su voz a los argumentos de la vida y de los hechos. Otras veces puede ser el propio poeta el que aparece como protagonista. Hay que entender, hoy en día, que la poesía como el arte evoluciona como una metáfora inacabada de la vida. Particularmente entiendo que el poeta debe aprender a desnudarse sin pudor, abrir sus carnes y entregar su alma al lector. El ASS o arte sin espectadores, es decir, que el artista debe crear sin preocuparse de la opinión del espectador, que por lo general no está preparado para entender de arte, se deja en manos de los especialistas que son quienes evalúan el arte. En el mismo camino del ASS va la poesía. Entremos en el libro que es un libro colectivo donde participan diecisiete poetas, doce son mujeres y cinco hombres, aunque la poesía no tiene sexo, orillas ni edad, aunque las edades están comprendidas entre los 75 años de Miguel Gutiérrez y los 34 de Verónica León, por lo que no podemos decir que sea un libro generacional sino grupal. El orden de aparición es el alfabético del primer apellido. Los temas preferidos son el amor, el desengaño, la pasión, el mar levantino, la memoria y lo existencial. Todo libro es difícil de componer pero más aún si cabe lo debe ser cuando se trata de coordinar a 17 autores. En el libro encontraremos una área muy fértil de ideas, sugerencias y desarrollos de temas amorosos, como el propio título del libro Abriendo puertas… por amor al arte. Sin duda e este libro abre puertas a la imaginación del lector, porque como ya indicara Octavio Paz en el título de su libro Puertas al campo, ni se le pueden poner puertas al campo ni a la creación poética. La poesía nos enseña a comprender mejor el mundo, y sin duda, este libro ayudará, aunque sea por simple amor al arte o del arte por el arte, donde el artista dotado de extraordinarias cualidades creativas asume la obligación de perfeccionar su obra, aquí, sin duda ellos aportan su granito de arena. Yo desde aquí felicito a sus autores y a los lectores les recomiendo que lo compren y lo lean porque además tendrán en sus manos una obra de arte. Gracias y buenas noches.

Comentario del acto

para la Revista Perito Literario:

PERITO (LITERARIO-ARTÍSTICO)

Presentación del poemario "Abriendo puertas… por amor al arte".

en la Sede de la Universidad de Alicante. Salón Altamira.

Ramón Fernández Palmeral

Ayer tarde a las 20´15 horas (8 de septiembre 2006), se presentó con gran éxito de un entendido público, "lleno hasta la bandera" en términos taurinos, porque quiero resaltar esta peculiaridad ya que no es normal que en Alicante se llene el Salón Altamira para un recital de poesía, el libro de poemas "Abriendo puertas... por amor al arte". Y el mérito de este evento cultural ha puesto el listón muy alto, y han sido, sin duda alguna, las ganas y la fe propia, más la perfecta organización y calidad de un grupo de entusiastas poetas como son el Liceo Poético de Benidorm. Tras la presentación por parte de Ramón Fernández Palmeral y Carlos Ferrer, hubo una muestra a modo de fábula, a dúo, entre Julio Pavanetti y Annabel Villar que nos introdujeron, de una forma original, en la cosmovisión de los 17 poetas forjadores de este libro "Abriendo puertas... por amor al arte". Seguidamente acompañados por la vibrante y armónica guitarra de Armando Borrero y el amaestrado piano de José Félix Felipe de Pablo, algunos poetas integrantes de este libro como José Antonio Ávila, que había venido desde Málaga, Candela Jiménez, Bernardita Maldonado, Rafael Mones, Isabel Pérez, Mercedes Rodríguez, Amparo Solbes, Paquita Herrera y los propios Julio Pavanetti y Annabel Villar, interpretaron, más que recitaron, poemas propios y otros en representación de otros poetas ausentes. Al finalizar hubo 5 minutos de aplausos como en los mejores conciertos y todos tuvimos que salir a saludar al público que se había quedado pegado a las butacas. Luego hubo compras de libros y firmas por parte de los autores. No quiero nombrar a todas las caras conocidas de las letras de la provincia que asistieron a esta presentación por temor a las omisiones, y porque los protagonistas de este evento son el Liceo, pero vi caras conocidas de El Campello, Orihuela, Aspe, Benidorm, San Juan, Albufereta y Alicante. En fin todo un éxito, pero detrás queda el trabajo que no se ve. Y aquí reside la esencia del arte, en que no se vea el lienzo, el escenario, la tramoya, las tablas, los pinceles, las horas pegados a los móviles y al correo electrónico, porque esto no es importante, lo más importante son los resultados, y más importante aún, las relaciones humanas para hacer un mundo más comprensible y mejor.

Comentario del Semanario El Mirador

El Liceo Poético de Benidorm presentó su libro antológico titulado "Abriendo puertas… por amor al arte" en la Sede Universitaria Ciudad de Alicante, sala Rafael Altamira de Alicante, que estuvo a rebosar durante el acto. El acto fue conducido por el presidente del colectivo, Julio Pavanetti, con la colaboración de Annabel Villar, y contó con las intervenciones de Ramón Fernández y el benidormense Carlos Ferrer. Además se leyeron con acompañamiento musical de piano algunos de los poemas antologados de los 17 poetas incluidos. El Liceo regaló a cada comprador del libro un disco compacto con la lectura de los poemas a cargo de sus propios autores, que, no obstante, sólo podrá obtenerse en las presentaciones, ya que no se acompaña con el libro en la venta en las librerías. El Teatro El Sindicat de la Nucía el 28 de octubre, Alcoy, Valencia, Finestrat, Callosa de Segura y Benidorm, en una fecha todavía por confirmar, albergarán próximamente la presentación de este volumen poético, editado por la salmantina Celya, que aúna poesía y música y que depara siempre alguna que otra sorpresa a los asistentes de cada acto. El escritor y editor Ramón Fernández Palmeral, coordinador de la revista alicantina "Perito literario-artístico" y autor de "Simbología secreta de la decadencia de la flauta" y "El reinado de los fantasmas de Ramón Sijé", afirmaba respecto a esta antología que "si estudiamos la poesía como arte estético, plástico, vemos que su destino es la comunicación, que es como el medio del que se vale el artista para comunicar sentimientos, emociones, o frustraciones de lo que no fue y quisiera ser, trasladar el sentimiento o el dolor propio hacia el dolor ajeno, y convertirse en duelo". Fernández manifestaba respecto a las desventajas de los escritos que permanecen en un cajón que "no creo en la escritura privada, porque escribir es un medio social de comunicación y para este objetivo se inventó, la escritura privada es el pensamiento". El mencionado escritor y editor se refería a los integrantes del Liceo como "arietes en constante derribar de barreras de incultura literaria. Efectivamente el Liceo Poético de Benidorm es una unión cooperativista más que una homogeneidad generacional de poetas y escritores, es un grupo luchador de envidiables cualidades por su capacidad de gestión, interés en mantener muy alta la literatura en esta maltrecha región "sin letras" como es Alicante y su Costa Blanca". En el libro encontraremos, según Fernández Palmeral, una área "muy fértil de ideas, sugerencias y desarrollos de temas amorosos" como el propio título del libro. Sin duda el libro "abre puertas a la imaginación del lector, porque como ya indicara Octavio Paz con el título de su libro "Puertas al campo", ni se le pueden poner puertas al campo ni a la creación poética". En palabras del escritor y editor "la poesía nos enseña a comprender mejor el mundo y este libro ayudará, aunque sea por simple amor al arte o del arte por el arte, donde el artista dotado de extraordinarias cualidades creativas asume la obligación de perfeccionar su obra y en este libro ellos aportan su granito de arena".