Polvorines de Fadricas
Notas sobre el Lazareto de Infante
Isla de León, 1696 / 2001
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En el extremo noroeste de territorio que ocuparon los viejos Polvorines de la Armada en San Fernando (Cádiz), entre las caserías de las fadricas y de Osio, cerca de la actual playa de la Casería, existió un notable lugar: el Lazareto de Infante

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Lo que sigue son ilustrraciones y párrafos extraídos de
La Heredad de Fadrique (M. A. López Moreno, 2003)
 




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Detalle de la Ínsula Gaditana, de Fray Gerónimo de la Concepción, 1696. Dibujo de M.N.Gª Bala




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Dibujo de M.C.Gª Bala sobre la Ínsula Gaditana, de Fray Gerónimo de la Concepción, 1696

"Sólo un poco más al norte, Fray Gerónimo nos presenta la casería de Don Juan Infante, estupenda construcción rodeada de muros en mitad de una frondosa arboleda. Esta casa prestará unos servicios impagables a lo largo de las epidemias de fiebre amarilla que asolaron la Isla de León y Cádiz en los siglos XVIII y XIX. Las autoridades alquilaron repetidamente la casería para instalar un lazareto, que siempre fue provisional, donde quedaran aisladas personas y mercancías sospechosas de propagar la enfermedad. Más tarde, mientras se ponía en marcha el de San Carlos, lo transformaron en un hospital de Marina con capacidad para trescientas camas. Y durante el siglo XVIII sus almacenes también se utilizaron para aprovisionar a las Armadas del rey, a navíos particulares y a la emergente villa de la Isla de León"

(
La Heredad de Fadrique, p.43)





"En la Casería de Infante, con sus ocho almacenes y zona de habitación enfrentada a la ribera del mar, existe un pequeño atracadero que puede usarse en pleamar. Detrás existe un cuidado jardín y más allá los “cuadros” donde se distribuyen los preciados árboles frutales de la familia Infante. El resto de la propiedad es un pinar que todos deben respetar".
(
La Heredad de Fadrique, p.115)

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Plano que demuestra parte del terreno y ribera del mar de la Isla de León, posición al norte, sobre cuya playa se puede construir un Lazareto (A) equidistante de las Caserías de Infante (B) y fadricas (C). José Barnola, 27 Julio 1756 (AGS. MP yD VII-191)


"El  “doctor don Francisco Ramón Infante de Olivares, presbítero, tesorero y dignidad de la Santa Iglesia Catedral de Cádiz” dejó redactado su testamento en Cádiz, el 13 de marzo de 1751. Pedía que se le diera sepultura “entre la puerta de dicha Santa Iglesia (de los pobres) y la del Palacio Episcopal, para que lo pisen las bestias, pues no merece otro sitio cuerpo tan vil como el mío...” En ese momento tenía 75 años y decía ser hijo de Juan Infante de Olivares, natural de Sevilla, vecino y Regidor Perpetuo de Cádiz. El padre del doctor, Juan Infante, fue uno de los ricos vecinos de la capital que construyeron una casa de recreo en la Isla de León, sobre tierras que el duque de Arcos les cedía a censo perpetuo. Lo que a finales del siglo XVII fue una casa de descanso, durante el siguiente siglo, a causa de la pujanza comercial que se desarrollaba en la Isla, al amparo del monopolio gaditano con las Indias y al auge de la construcción naval, pasó a tener usos comerciales, incluso higiénicos y sanitarios".
(
La Heredad de Fadrique, p.145)

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 Antonio Gaver, 23 de diciembre de 1763 (AGS, MP y D XXI-87) Fachada mariona del Lazareto de Infante: ocho almacenes y una casa principal con tres plantas. Delante, el muelle formado con sillares de roca ostionera. El único vestigio que nos queda en el S. XXI es un trozo de esta última construcción.




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Desde abajo: Los tres almacenes para la pólvora de Su Majestad, y el cuerpo de guardia. Más arriba, la Casería de Faddricas con su acueduc-to y embarcadero. Arriba, la Casería de Infante, con su muelle, casa, huerto y pinar. El plano es de Monroy, 1745

El señor Vigo se compromete, por supuesto, a “...dejar la dicha huerta con la propia población de hortalizas y árboles que se ha entregado... y son a saber: 105 pies de naranjos agrios; 49 de los de la china; 67 limones agrios; 8 perales; 42 pies de ciruelos; 46 granados; 6 morales; 30 higueras; 10 membrillos; 7 albérchigos; 5 damascos: los 4 injertos y el 1 bravío; 5 palmas; 28 cipreses; 6 olivos; 6 madroños; 9 asofeifos; 25 parras; 1 algarrobo; 1 laurel; 5 paraísos; y 10 pies de naranjos secos que todos componen el número: 461 árboles"
(La Heredad de Fadrique, p.150) 



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Antonio Gaver, 23 de diciembre de 1763 (AGS, MP y D XXI-87) Cuadro nº 3. Plano de la Casería de Infante. Se aprecian los ocho almacenes, el edificio principal enfrentado a la marina y el muelle. Detrás, los cuadros de la huerta con los preciados ártboles de los Infante. Rodeando la propiedad, el pinar.

(
La Heredad de Fadrique, p.141)
 
En el triángulo (parte superior del plano) que remata la propiedad del señor Infante se aprecia la alberca que recogía las aguas del pozo y noria que servía para regar la huerta... aún existe:

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Aspecto actual de la alberca de Infante, en la finca de don Eliseo García...
hoy día reconvertido en gallinero.



"...otra de las medidas higiénicas y preventivas que se adoptaron [para prevenir epidemias de fiebre amarilla], especialmente en las ciudades marítimas, fue la disposición de lazaretos donde aislar durante cuarenta días a los enfermos sospechosos de padecer la enfermedad. En estos recintos cerrados y aislados también se depositaban y trataban las mercancías procedentes de zonas infectadas antes de ser distribuidas, o las prendas y demás enseres que habían estado en contacto con los enfermos, especialmente de la gente embarcada. La cuarentena en los lazaretos, además del aislamiento, suponía tratamientos de fumigación y ventilación de equipajes, mercancías, tripulación y pasaje. Las mercancías, sobre todo pieles, ropas, sedas, lana, cáñamo, esparto, lino, todos los envases, incluso la correspondencia, debían desembarcarse, lavarse, perfumarse y orearse adecuadamente en el interior de los lazaretos."
(La Heredad de Fadrique, p.130)

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"Se entiende, por tanto, que el lugar que se destinase a lazareto debía cumplir con unas condiciones muy determinadas. Requisitos que exigían estar  en un paraje aislado, bien ventilado y con disponibilidad de abundante agua. De acceso sencillo, a ser posible a través del mar. Debía ser un lugar de fácil custodia de géneros y personas; disponer de almacenes para recibir las prendas y utensilios contaminados; zonas para lavar, tender, secar, fumigar y ventilar las prendas y demás géneros sospechosos de portar miasmas. Debía disponer también de almacenes para resguardar la ropa ya tratada. Tres zonas que deberían permanecer sin contacto. En cuanto a las necesidades de las personas que cumplían cuarentena, era preciso proporcionarles una mínima habitabilidad física y espiritual (dormitorios, cocina, cantina, patio y capilla). Por su lado, la tropa encargada de la custodia necesitaba un cuerpo de guardia, cocina y cantina. Todas estas condiciones físicas y arquitectónicas se cumplían en la casería de don Juan Infante y Olivares. De ahí que a falta de otro edificio específico se utilizara como lazareto durante los siglos XVIII y XIX."
(La Heredad de Fadrique, p.132)

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Tinaja del Lazareto de Infante enterrada en la arena de la playa, dentro de la zona militar. Se utilizó
para desinfectar las ropas de los epidemiados por fiebre amarilla.


"Al mismo tiempo que sus primeras experiencias como lazareto, la Casería de Infante, justamente por sus idóneas condiciones sanitarias, comienza a ser tenida en cuenta para tales menesteres. Hasta este momento, los enfermos de la Marina, su Maestranza de personal civil, y la guarnición militar de la capital, eran atendidos en el Real Hospital de Cirugía de Cádiz (y durante un tiempo en el Hospital de Las Anclas, situado en la Casería de Ricardos de la Isla de León). Pero el de Cádiz se quedaba pequeño por momentos debido al crecimiento de la población de la Isla, que a su vez es consecuencia del desbordante auge naval. La solución más razonable se documenta por primera vez el 31 de agosto de 1736, cuando el Secretario de Marina ordena al director de las fortificaciones de Cádiz y Andalucía, ingeniero militar Ignacio Sala Garrigo, que discurra un lugar para “establecer un hospital que separadamente le sirva para la gente de la Armada, y que este se fabrique en el paraje que se discurra más cómodo...” Después concreta las condiciones que debe reunir para lograr “todas aquellas comodidades que pide un edificio que necesita de la ventilación de aires de fuera, y que los enfermos que se condujesen desde los navíos sean prontamente acogidos y puestos en sus camas...” Y ahora indica exactamente el paraje, que podría instalarse “en la Isla de León, en la parte que mira a la ensenada de Puntales, a la misma orilla y cercanías de la Casería de Osio o Fadricas, donde a costa de un pequeño canal y muelle, pueda haber el fondo necesario para que en las bajas mareas, puedan entrar los botes y lanchas de los navíos e inmediatamente entrar los enfermos en el hospital, el cual allí podía gozar de la pureza de los aires y encontrarse agua buena y abundante”. A pesar de su exactitud, el Secretario de Marina indica a Ignacio Sala que si “discurre otro lugar más ventajoso” se lo haga saber. Por último le pide confeccionar los planos de un hospital capaz para atender “a 800 enfermos, con sus respectivas salas de enfermería, de convalecencia, y todas cuantas oficinas sean menester para el completo servicio...” Sin duda se estaban dando los primeros pasos para racionalizar la atención sanitaria que el Departamento iba a necesitar, y que tardará casi un siglo en cristalizar en la Población de San Carlos."
(La Heredad de Fadrique, p.145)

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Al día siguiente, 23 de marzo, Cristóbal Rodríguez se había desplazado a la Isla de León para entregar y poner a disposición del Intendente de Marina “toda la casa del Lazareto”. Seguidamente, acompañado de un cirujano de Marina y “un dependiente de oficina”  revisaron las  instalaciones para determinar “los enfermos que cómodamente podían ponerse en dicho Lazareto... y lo hallaron capaz de poner en él cómodamente 300 enfermos... reservando cuartos para médicos, capellanes, cirujanos, practicantes, mozos de botica y para otros inferiores...” Seis días más tarde el lazareto de Infante fue ofrecido oficialmente, para hospital provisional de Marina, al cabildo gaditano.
(La Heredad de Fadrique, p.146)