EL VALLE DE LOS DIOSES VIVOS
VIVIANA DE MÉXICO
La leyenda del Tepozteco o Tepoztecatl.
Ritos y rituales.
Dioses vivos en Tepoztlán.
Quetazalcoatl resucita.
Amoxtli de Ometeotl.
El futuro es hoy.
¿De dónde proceden las tribus Nahoas o Nahuas?
¿Dónde se inicia la escritura de los mayas, la numerología y aparición del cero, la constancia de observar las estrellas?
¿Qué patrones se siguieron para levantar edificios piramidales bajo las pléyades y el cinturón de Orión? ¿El arte, la poesía, la filosofía?
Había que buscar la fuente del espíritu que llevo a nuestras culturas a dejar la huella de sus creencias, de sus valores, de su mezcla de razas.
Nuestra guía fue la periodista Alicia Gutiérrez Moreno; nos trasladamos a la región de los Tuxtlas, a Catemaco, a
Importante es conocer la selva virgen Amazónica de Norteamérica, vivvenciar la laguna de Catemaco y encontrar esta figura en Nanciyaga, cuna de Temaxcales olmecas; reserva ecología de Catemaco.
Allí vimos por primera vez a este extraño ser. Al tenerlo en frente y estudiarlo fue interesante e impactante. (El original en piedra verde, se encuentra en algún museo de los Estados Unidos).
De lo único que aprendimos de José Argüelles, sobre el calendario Maya, sobre el encantamiento del sueño, y su traducción a la profecía de Pacal Votan, nos permitieron encontrar algunas claves.
No era para nosotros una figura que aportara solo la fecha 162.
El ser mutante, rostro y ojos asiáticos, orejas redondas, pico de ornitorrinco, pies de pato, capa de ave, halan de un ser, que salió del agua y podía volar. (Los ornitorrincos aparecen en Australia).
De frente, la figura tiene dibujada en el pecho una maceta cuadrada con tres líneas curvas, semejando flores.
Se asientan sobre un gorro usado por los príncipes nubios de África. Este gorro o casco aparece en las cabezas negroides de la venta, San Andrés Tuxtla, San Lorenzo.
Pensamos que las tres flores en la maceta, son las razas sembradas: roja-atlante, blanca del norte (Semitas y Vikingos), y raza amarilla de Japón y China.
Un vórtice de razas y culturas. No solo las que pasaron por el Estrecho de Bering, sino también aquellas que llegaron por el mar Pacifico y el Atlántico: atlantes, lemurianos, malasios, egipcios y mongoles.
Abajo del aparente dibujo de una maceta, aparece el numero maya de raya y sobre ella tres puntos: es el ocho
Le sigue el numero maya de dos puntos: el dos 2, raza blanca, ik viento. Se refiere a Urano Galáctico. Es el
espíritu que mueve la creatividad. El valor de enfrentar los desafíos, el arte de observar las estrellas y el arte de la guerra.
El numero maya, de raya con un punto arriba el seis, 6, cimi raza blanca, enlazador de mundos. Se refiere a Marte,
el paso de la muerte, solo es un paso dimensional. Enlace de las dimensiones de la vida.
El número de cuatro puntos es el 4 kan, semilla amarilla, Lemuria. Se refiere a Júpiter. Al arte de sembrar y cosechar. El conocimiento de los ciclos de la vida, de los vegetales y animales. El ritual del maíz, la caza y la pesca.
El numero de tres rayas y dos punto 17 tierra raza roja – atlante, inicio del hombre en África.
El sombrero sobre el cual está la maceta, corresponde a la raza-azul de
El símbolo cero maya, aparece una concha. Significa: todo o nada.
Alexander Won Wuhenhau, vecino de Tepoztlán por muchos años, incansable protector de los ríos y vegetación, nos habla en su libro: América, crisol de las razas del mundo, de la llegada de los habitantes del alto Egipto y de los reyes de Kush de Nubia, al golfo de México, por mar. Enlace consanguíneo con los Olmecas.
En Morelos tenemos el paso Olmeca en Chalcatzingo, en donde se han descubierto interesantes en piedras grabadas.
De los Olmecas del pacífico, nos llega el descubrimiento de Teopantecuanitlán, en Guerrero, por la arqueóloga Guadalupe Martínez á Don Juan, vecina de Cuernavaca.
Morelos tiene el orgullo de Xochicalco, asiento de reuniones internacionales y eventos como el de ¨amarrar el tiempo¨, impreso en la pirámide de las serpientes. Teopanzolco con la base de pirámides en omega. Teotihuacán en el Estado de México, ¨donde los hombres se convierten en dioses¨.
En la zona maya que se extiende hasta El Salvador, aparecen en nuestra República, entre otras: Uxmal, Palenque, Mayapan, Chichenitza, Tulun, Tikal, y Copan en Guatemala y Honduras.
Seguiremos investigando. Mejor decir, tocando los lugares sagrados.
Interpretación de Vivian Lerma
Catemaco año de 1998.
Absolutamente todos los héroes y salvadores en planeta tierra, siguen un patrón de acciones parecidas, como un script:
A) Son hijos de una virgen y del espíritu.
B) Son perseguidos al nacer.
C) Algunos son arrojados al rio.
D) Recogidos de las aguas por seres mayores.
E) La mayoría son pastores, cuidan vacas, borregos, camellos.
F) Tepozteco es cazador. Tiene el símbolo del arco y la flecha.
G) Luchan por sus semejantes.
H) Adquieren valor, coraje, solidaridad y conocimientos.
I) Utilizan los poderes de la naturaleza para la curación.
J) Son iniciados.
K) Penetran al centro de la tierra.
L) Pasan las pruebas de penetrar en si mismos y vencer sus sombras.
M) Encuentran el árbol de la sabiduría.
N) Vencen a la serpiente.
O) Se sacrifican por sus congéneres.
P) Mueren para resucitar.
Blavasky Helena Petrova
Guerrero José Luis. Flor y Canto del nacimiento de México. Ediciones Cimiento, Quinta edición 1979.
González Federico. La rueda. Editorial Buró Difusor & Editorial S.C. 1987.
El libro de los libros de Chilam Balam.
Autores varios. Colección popular. Fondo de
Mesa Otilia. El mundo mágico de los dioses del Anáhuac. Editorial Universo México. Primera edición 1981.
Ruso Daniel. El Valle Sagrado de Tepoztlán, Editorial Grijalbo. 1998.
Von Wuhenhau Alexander. América: crisol de las razas del mundo. Talleres Policromía 1991.
Zúñiga Navarrete Ángel. Breve Historia y narraciones Tepoztecas. Cuarta Edición 1998. Editorial Tepozteca.
Juan José Landa Ávila
Magdaleno Rosario
Horacio García
José Argüelles
Códice Borgia Documentos De
Códice matritense
Códice Chimalpopoca
Valle Sagrado de Tepoztlán Experiencias y Contactos
Amatlán
San Andres de
Compadritos Hermandad del Rayo
Señor de los Tuxtlas, Catemaco, Veracruz
Tatas de San Andres de
Tatas de Tepoztlán
Arqueóloga Guadalupe Martínez Donjuán
Antropóloga Silvia González
Pacal Votan y su profecía
Viviana de México año 2001
A los Tatas de las estrellas, a los Tatas Nahuatlacas de Tepoztlán
Introducción
En contacto con las cuevas, montañas, manantiales, rocas, piedras y árboles desnudos, encontramos el valle sagrado de Tepoztlán, hace casi 30 años.
Esta allí la riqueza de la sabiduría oculta planetaria: figuras talladas, rostros, símbolos, no solo el templo de las ¨sagradas formas¨ (falos y vaginas), sino el conocimiento de todas las mitologías de la tierra (simbolismo arcaico).
Los dioses no han muerto, están vivos, vibrando, esperando nuestro encuentro. Los señores son pacientes, Tepoztlán es el enlace de recuerdos de humanidades anteriores, leyendas portadoras de valores, pasadas de boca a oído por los ancianos.
Los mitos, ritos, rituales, tradiciones, están aquí. Guardan gestos y palabras de alto ritmo, conservadas, trasmitidas. Fluyen a través de los tiempos los secretos de iniciación y de comunicación con los dioses.
Las energías divinas del cosmos, son las mismas en toda la tierra. Se presentan en ciclos. Unen a todos los hombres, en el creer y en el hacer. Cada día trae su carga divina con diferentes frecuencias, comandos celulares y retos.
Las esencias de los dioses planetarios son las mismas. En Tepoztlán cambian la vibración de sus nombres según la composición magnética del suelo, el peso de la atmosfera de los bosques sagrados (Cuauhnahuac) y las aguas subterráneas.
Tepoztlán es el sabio espíritu dejado a los tatas.
A los niños se les dejo el corro, la ronda, los juegos, las adivinanzas, el cuento fantástico y de hadas.
Las humanidades anteriores no se equivocaron. Escogieron los mejores portadores de las claves y los guardianes de la sabiduría: los ancianos y los niños.
En Tepoztlán están los símbolos de una cosmogonía planetaria y universal.
Las leyendas del planeta tienen la misma esencia. Solo han cambiando los actores. La madre tierra, la esfera azul del sistema planetario, cubre con una biosfera nutriente a los seres vivos salidos de su vientre, con las formas que ha podido dar, alimentadas por el sol, estimuladas por la luna y el aliento divino de los dioses solares.
El gran tiempo, está aquí. Nuestro sol, con toda su familia, orbitando alrededor de sirio, está terminando la vuelta a los animales sagrados del zodiaco.
Cumpliremos 26,000 años de este ciclo, según los mayas, hay 13 constelaciones, 13 lunas. La piedra del sol azteca habla del quinto sol.
En Tepoztlán, México, en la montaña Chalchitepetl, cerro precioso del tesoro psíquico; su enorme figura recortada hacia los volcanes, semeja un Hércules de la mitología griega, y en su pecho se advierten tres cabezas de perro (cancerbero) guardando la entrada al mundo inferior.
En el diluvio, cuarta humanidad, se conservo lo precioso del planeta: la pareja humana. En su sangre (ADN), en cada célula, esta la clave del movimiento y la evolución: el camino de regreso a casas. También se guardaron semillas, animales y vegetales para acompañar a los humanos.
En sus investigaciones desde 1971, Daniel Ruzo nos llevó al Valle Sagrado. Encontramos escritos, documentos, traducciones del náhuatl, salpicadas de penetrante olor del siglo XVI, a los frailes Dominicos y Franciscanos.
Escuchamos a los Tatas de San Andres de la cal, hablaron sus recuerdos en Náhuatl. Encontramos la cueva de iniciación del Tepozteco. Un gran secreto será revelado por los tatas: es sobre la campana dorada…
Nuestros antepasados, tlahuicas, nahuatlacas, tenían la línea Olmeca (madre de nuestras culturas) y la línea de Lemuria en el Pacifico y
Sembraban como los toltecas, algodón de color para sus vestimentas y adornos, tenían una cerámica bella y coloreada. El arte de la construcción, la medida, la escritura, la poesía y la astronomía. Verdaderos sabios y artistas.
Las visitas y naves de energía que entran y salen del Cerro de la luz, en Tepoztlán, son conocidas y respetadas por los habitantes de todas las edades. Carlos Díaz las ha fotografiado.
Presentaremos ante ustedes, experiencias en ritos y rituales.
En Tepoztlán, nos seguimos comunicando con nuestros dioses.
Penetraremos al Temazcal a la matriz de la madre tierra (coatlicuetonatzin), a la propia matriz de nuestra madre física. Humedad, aromas, palabras, entrega.
Contacto con el grupo de Graniceros (Tlaloques y Tlaloquines), sacerdotes del Tláloc, quemados por el rayo. Siguen solicitando la lluvia del cielo para germinar las plantas y refrescar los campos. Tienen el poder sobre los elementos, cambian el curso de los malos vientos.
La línea de veneración a Quetzalcóatl sigue arraigada en este hermoso pueblo de hierro y cobre. Sigue el puente de conocimiento y respeto con Xochicalco.
En Amatlán, a (ocho kilómetros hacia el este, siguen las invocaciones en agosto, al dios del maíz: Cinteotl) ¨bajó del cielo con sus sandalias de oro¨.
Coatlicue, diosa femenina, la de la falda de serpientes, esta en el corazón de los tepoztecos. Ella en el cielo y la madrecita Tonatzin en la tierra: cubren de esencias terrenas y lunares, las acciones diarias.
La energía de Tepoztlán semeja un ocho: sin principio ni final. Nuestros dioses se disfrazan y se esconden tras los símbolos cristianos.
La tierra aparece de nuevo como nuestro paraíso bajado de
“Desde las leyendas y tradiciones, el pasado vendrá hasta nosotros, y a través de nosotros entrará una vez más en la corriente del nuevo mundo, durante el curso del sol en el próximo periodo zodiacal¨.
Daniel Ruzo
Nepa ye hueca quin nonotztiihuitze in colhuan Ihuan to
Tahuan no technonotzitihuitze Ihuan to netoch no notzihue
Desde tiempos muy remotos les vienen contando a nuestros abuelos y a nuestros padres también, nos vienen contando, y entre nosotros también venimos contando:
Hubo una vez, en algún tiempo lejano, aquí en Tepoztlán una hermosa princesa de piel canela, pelo largo, figura de junco. Acostumbraba a bañarse en el rio Atongo, que cruza el valle.
El hijo del dios del viento Ehecatl, (padre de los cuatro vientos), se enamora de ella. Se convierte en un pajarillo bermejo. Se acerca a la princesa; le canta, le baila, la enamora. A la princesa le gusta el canto y los movimientos del ave.
Un día, el pajarillo deja caer una de sus plumas y desaparece. No vuelve más.
La princesa entristece. Lo extraña. Encuentra la pluma del ave y la coloca en la cabeza adornada de flores.
El mensajero del espíritu va a regresar. El rey nota algunos cambios en su querida hija. Ya no ríe, ya no juega, ni canta.
El rey interroga a la princesa: ¨que desea, todo le será concedido¨.
La casi niña Tepozteca le cuenta a su padre que sueña que el hijo del dios del viento, la besa.
El rey intuye algo extraño fuera de su control. Presiente que la deshonra caerá sobre su familia, sobre su pueblo. Envía a su hija con su aya, a una cueva lunar. Había que esconder la vergüenza….
El señor Ehecatl, padre de los cuatro vientos y padre de tepozteco, protege al niño en gestación para que ningún espíritu travieso se interponga en su nacimiento.
El fruto del amor del cielo y la tierra, llega a Tepoztlán. Nace robusto y feliz. Su madre lo alimentó y amó.
La cueva es el símbolo de los primeros templos y de la matriz de la tierra.
En todas las leyendas del planeta siempre hay una fuerza opositora que intenta desaparecer, sin conseguirlo, a estos niños celestiales.
Esperó tres días para recoger los huesitos… ¡sorpresa!, las hormigas lo están alimentando con sus propias migajas. Tepozteco movía sus pies y ponía sus manitas tiesas hacia arriba. Esto nos dice que el mundo animal, lo protege.
El rey vuelve a quitar al niño a su madre. Ahora lo tira a un maguey. Los magueyes tenían afiladas pencas. Al sentir la presencia del niño Tepozteco, se abren, cuelgan, florecen, dejan caer en su boca gotitas de aguamiel. El mundo vegetal lo alimenta y entrega sus poderes.
En el sumun de la cólera, el rey coloca al niño príncipe en una cesta de juncos (algunos escritos hablan de huacal), y lo tira a la corriente del río. El mundo mineral, la corriente de la vida, le acogen.
El río Atongo tenía remolinos. Allí va la carga con el recién nacido.
En un recodo del río, vivían unos ancianos (35) años. Los seres humanos de esa época, vivían hasta los 52 años. Después de la llegada de tepozteco, los Tatas van a vivir más años.
La pareja de ancianos vivía en un jacalito. Notaron el cesto flotando. La abuela lo atrajo con su rebozo. Dice la abuela: ¨ ¡un niño vivo! ¿Qué hacer?¨.
Lo acostó con ella. Lo alimentó con atole de maíz, agua y miel. Mintió a parientes y amigos. Dijo que era de ella y del abuelo. Estos serán los padres en la tierra de tepozteco.
Los amados Tatas: el amor a los abuelos, el valor, la lealtad, constituyen algunos valores de la leyenda.
Tepozteco decía: ¨coli, quiero mi huitol, coltzin, abuelo huito¨, (arco para lanzar flechas). El abuelo lo complacía.
Tepozteco lanzaba flechas al aire, caían los patos, las palomas, los conejos. La nana (abuela) los preparaba sabrosos. Ya no tenían que ayunar.
¿Quién será este muchacho que nomás tira para arriba y cae el animal?
El abuelo lo chiqueaba. Le enseño el secreto de las plantas, de las piedras, de los montes, de los animales.
Lo ponía a ver el cielo estrellado y se comunicaba con las luces y los señores del arriba.
Tepozteco sabía encontrar agua con una horquetita. Entendía el lenguaje de los animales. Agradecía las bondades de la madre tierra. Curaba, bendecía las semillas, conocía los ciclos de la tierra, llamaba a la lluvia, hablaba con los vientos, conocía las nubes.
El niño tepozteco va a solicitar del abuelo unos huarachitos para caminar, para pasear. El abuelo lo complace y le diseña unos de piel de conejo.
Aquí se enlaza Tepoztecatl con el Ometochtli (dos conejos), el dios del vino (pulque).
Es fácil entender, que este dios, se enlaza a la mitología romana con el dios Baco. En la mitología griega sería Dionisos.
Tepozteco llega a la edad de 17 años. Los abuelos acaban de cumplir 52. Esta era la edad permitida a los humanos.
En el señorío de Xochicalco (castillo de las flores), vivía el Señor Serpiente, el poderoso Xochicacatl, señor de la sabiduría y del conocimiento terrestre y celeste.
Este señor importante, tenia una debilidad: tomar una vez al año, el sustancioso y rico caldo de anciano. Los Tatas, tienen sabor, olor, esencia de la vida y de la experiencia.
Llevaba una lista de los ¨mayores¨ en las comarcas vecinas. Encabezaban la lista del año, los abuelos de Tepozteco.
Los tatas no le habían comentado nada para no mortificarlo. Llegaron los emisarios del señor Xochicacatl. Comunicaron con toda ceremonia, que ¨había llegado la hora en que tendrían el honor de morir, en el estomago del gran señor¨.
Los abuelos dijeron: -nomás que llegue mi hijo nos vamos. Tepozteco se entera. Va a intentas luchar, no por sí mismo, sino por los tatas. Quiere salvar a sus abuelos.
Convence a los emisarios: el irá en su lugar. Los héroes de las mitologías planetarias, luchan por un ideal, luchan por los demás.
El abuelo al principio, no quiere aceptar el sacrificio de Tepozteco. Se siente viejo, acabado, sin fuerzas para trabajar.
Tepozteco con firmeza y dulzura, deja al tata al cargo de la nana, para que no le falte nada. Promete volver.
El abuelo le dice, que antes de ir a enfrentar al gran señor, tiene que prepararse y penetrar en la cueva al pie de Chalchitepetl. Todos los héroes y enviados, tienen que iniciarse antes de la misión.
La cueva que pertenece a San Andrés de la cal. Esta a la vista, con una gran piedra guardando la entrada.
Tepozteco llegó a la cueva. Solicitó la fuerza a los Abuelos del Cielo y de los Nueve Señores de la tierra.
El mundo inferior Nahuatlaca, como el maya, el azteca, no se parece en nada al infierno cristiano. En nuestro mundo inferior, hay trabajadores despertando a los minerales, llevando color y aroma a los vegetales, soñando en los animales y entregando esta riqueza al ser humano.
Los dioses del abajo trabajan incansablemente. El rayo que produce el agua de los manantiales y ríos, venas y arterias de la tierra, sale de repente y se mueve en forma horizontal. En el corazón de la madre tierra, está el cristal de cuarzo que guarda el palpitar del sol oculto.
Tepozteco sincronizó su corazón con el de la madre. Venció su dualidad de la sombra, listo para enfrentar al Señor Serpiente.
Los emisarios del señorío de las flores estaban nerviosos. Ya el muchacho se tardaba. Esperaron pacientemente.
Tepozteco se despidió de los tatas. Prometió dejar una señal de humo limpio (blanco), si vencía. Un humo negro, avisaría que había sido vencido. El dejar señales, es clave en las mitologías.
Tepozteco dijo: ¨no me lloren, ya vengo¨. Tepozteco se puso sus huaraches, se tercio el morral. Siguió a los emisarios de Xochicalco.
En la leyenda se habla de Tepozteco, como el señor del lugar del fierro.
Tepozteco era travieso. Se escondía. Se bañaba en los arroyos, jugaba y reía. Los emisarios no sabían si reír o llorar. A uno de ellos lo convirtió en piedra.
Tepozteco empezó a recoger pedernales y obsidianas. Las guardaba en el morral. La obsidiana es un cristal cortante, que se produce al contacto del rayo en la arena.
Los Emisarios preguntan:- ¿qué haces?, ¿para qué juntas piedritas?
Tepozteco contesta: - para jugar…
Caminaron y caminaron. Tepoztecatl va nombrando cada cerro y cada lugar. Los sembradíos de mazorca están a punto de cosecha.
La casa-templo de Xochicacatl apareció arriba de un cerro. Pebeteros con incienso y copal, humeaban.
Al lado de la puerta del templo de Xochicalco, estaba un árbol frondoso con el tronco cobrizo. Tepozteco se cubrió con su sombra y tuvo un momento de duda. Una fuerza, lo aventó hacia delante.
El árbol es símbolo universal del conocimiento sagrado. Significa una escritura, un registro, es el hombre con las raíces en la profundidad de la tierra y la cabeza tocando el cielo. Los dragones, las serpientes, los lagartos, son símbolo de sabiduría, de inicio.
El señor Xochicacatl estaba hambriento, desesperado. El rico alimento, la esencia de la vida, se estaba tardando. Cuando el joven Tepozteco del lugar del fierro, estuvo ante él, casi se desmaya.
El señor Xochicacatl pregunto:- ¿y esto qué es? Los jóvenes son fruta verde, insípidos, mi caldo no va a saber nada.
Tepozteco dijo: -No me hiervas, señor, trágame. Soy tan pequeño que podría quedar en una de tus muelas. He venido en lugar de mis tatas. Seré buen alimento para tu honroso dentro.
El Señor de Xochicalco pregunta con voz altanera -¿y tu quién eres?
Tepozteco responde:- Nehuatl ni Tepoztecatl, ni Altepecaconetl mo cuitia Tepoztlán. Yo soy el Tepozteco, hijo del pueble que se llama Tepoztlán. Abre la boca, señor. Allá voy.
Tepozteco fue tragado de un bocado por el señor de Xochicalco. Había aprendido en la cueva de iniciación a estar en la oscuridad, en la humedad, en el silencio.
De su morralito sacó las obsidianas. Empezó a cortar de dentro hacia afuera los internos del ser de la sabiduría. Sin prisas, casi sin respirar, Tepozteco fue cortando una a una, las capas del cuerpo del importante señor de Xochicalco.
Se oyeron voces: ¨¿qué te quieres morir, señor?¨. Xochicacatl se retorcía de dolor. De pronto, ya estaba muerto.
El héroe había vencido. Tepozteco salió de Xochicalco. El cuerpo cubierto de sangre, de mucosidad, impregnado en verdad de sabiduría. Subió a una colina. Encendió el humo blanco, la señal convenida. Sus amigos y los abuelos lo vieron y se alegraron.
Los señores de Oaxtepec, Yautepec, Tlayacapan, Jiutepec y Huajin-Otlán, estaban reunidos.
Tepoztecatl se dio la media vuelta. Se vistió como el señor que era, tocado de plumas, espejitos, capa y sandalias. Entonces le franquearon la entrada. Lo invitaron a pasar. Ya en el convite, le presentaron las viandas y los elixires de la tierra. Tepoztecatl vertió todo en su vestido.
Tepozteco dijo:- Ustedes no me han recibido. Han recibido a mi traje, por eso lo alimento.
El señor del fierro, solicitó a los músicos, le prestaran el instrumento cuyo sonido lo había cautivado.
El teponaxtle es un instrumento musical Prehispánico. Madera hueca, dos tamborcitos en forma cilíndrica, a los lados.
Los señores de Huajintlan, habían prestado el teponaxtle – hembra-, para la fiesta.
Tepozteco recibe el teponaxtle con gran alegría. Toca, toca, se integra a los sonidos, camina, sigue caminando. Se lo lleva.
Armoniza las montañas, equilibra las formas, unifica los elementos: fuego, aire, tierra y agua. Saluda a los cuatro rumbos del universo.
Se dice, que cuando tepozteco tocaba el teponaxtle, los monos se convertían en hombres.
Huye tepozteco, convertido en remolino. Llega a su pueblo. Lo reciben con abrazos y felicidad. Es declarado señor de Tepoztlán. Había salvado a los abuelos y a todos los tatas de los pueblos circunvecinos.
Llegan los perseguidores de Huajintlan. Se sienten burlados. Se ponen violentos, exigen la devolución del teponaxtle.
El señor de Tepoztlán había hecho un río en la barranca, al orinarse. Jugueteaba en todos los cerros, se reía. Se enfrentó con los enemigos. Les contó lo que había hecho con Xochicacatl. Creía que se merecía el teponaxtle – hembra.
Estaban a salvo todos los tatas. Se salvaba la sabiduría. Los señores de Huajintlan accedieron. Se fueron y no volvieron.
La leyenda en Náhuatl dice: ¨dizque a lo que fuera el lugar del nopal y la serpiente¨. Invitan a Tepoztecatl a colocar una campana en la catedral. Con la campana en el suelo, tepozteco solicita ayuda a su padre Ehecatl, (dios del viento). Se convierte en torbellino, tolvanera que hace caer a algunos de los presentes. Se escucha la campana sonar. Lo había logrado.
Tepozteco solicita una caja de madera enterrada en el centro de la catedral. En ella se encontraban los espíritus de nuestras culturas.
Entrega el cofre del tesoro a los ancianos. Les pide no abrirla hasta que regrese a Tepoztlán. Los ancianos son como los niños. Plenos de curiosidad y con la presión de una multitud que pedía saber que había en el cofre, lo abren.
Salen volando cuatro palomas blancas y una negra con las alas rotas. Una vuela a Cuautla, Yautepec, Oaxtepec. Una regresa a México. La oscurita se queda en Tepoztlán. Esta paloma es l sabiduría. Las demás eran: la prosperidad, la abundancia, el registro de los símbolos.
El relato de la leyenda, finaliza con el enojo de Tepozteco por la desobediencia de los tatas. Se acerca a ellos, saca un ¨bule¨ con agua de Chapultepec, la deja caer en el río. Tepozteco: ¨Con esto nunca dejaran de tener buena agua. Cuídenla¨
Y se dice, que empozó a caminar entre los cerros y no volvió. La verdad es que no se fue. Se quedó. Allí está. Espera que despertemos, que atendamos con amor a nuestros hermanos hombres.
Su figura es el monumento de piedra de la protohistoria, más importante de la humanidad.
En el siglo XVI, los frailes Dominicos se dedicaron a la conversión y evangelización de los nativos. Los moradores de Tepoztlán, no querían una nueva religión. Estaban bien arraigados a sus dioses.
Los frailes dominicos utilizaban el teatro y la representación. Era más fácil evangelizar de esa manera. Prepararon la leyenda con actores del pueblo, donde se mostraba, que Tepozteco había sido bautizado. Por supuesto que cientos de tepoztecos fueron bautizados.
La verdad, es que la época real de la leyenda, se encuentra en la segunda humanidad, cuando ¨los hijos de dios cohabitan con las mujeres de la tierra, dando paso a los gigantes¨.
En la leyenda, se habla de una campana. Tepozteco fue solicitado para hacerlo: ¨dizque fue a colocar la campana de la catedral¨.
En 1975, el relato en Náhuatl traducido al castellano por uno de los Tatas que había entrado a la cueva de iniciación de Tepozteco, nos dijo que había encontrado los símbolos de
Símbolos ancestrales que están en las catedrales de Europa y demás montañas sagradas del planeta.
El tata de San Andrés de la cal, nos dijo que había encontrado la campana dorada, en la que Tepozteco viajaba a otros lugares de la tierra del cielo.
Y allí sigue para el que desee encontrarla.
PRIMER CONTACTO CON
Nuestro interés era grande. Conocer cómo había sido este contacto.
Los compadritos de Tepoztlán, comentaban que, a la llegada de los españoles, Cortés envió la imagen de un Cristo negro, sangrante, clavado en una cruz, muerto. Dos compadritos se encuentran ante él.
- Compadre, ¿Qué habrá hecho este muchacho? Mira nomás cómo lo dejó su papá.
- ¿A poco viniste a pedirle algo?
- ¡Cómo crees!, ni se mueve el pobre! Vine a ver si se le ofrece un mandadito, voy a la plaza.
En cierta ocasión, un fraile dominico reprendía a un nativo tepozteco, por mezclar antiguos ritos con los cristianos.
- Padre, no te espantes. Todavía estamos en Nepantla.
Titubeábamos entre dos religiones, dos idiomas, dos maneras de comprender al mundo. ¿A dónde dirigirnos?
Cuando alguien está en Nepantla, ha nacido en la encrucijada, su voluntad se bifurca, se divide. Aprende a caminar al mismo tiempo por sendas contrarias.
Nepantla significa: en medio, a mitad del camino. Entre las aguas que suben a los volcanes y las que bajan.
Antes de la conquista, los rostros de Coatlicue, la madre cósmica de Serpientes Encontradas, expresaban lo simultáneo, en fecunda contradicción.
Pocos pueblos en el mundo han entendido el concepto de lo dual, con tanto dramatismo. Ha quedado plasmado en el arte, la poesía, el pensamiento, el hacer.
Mexicanos: dos en uno: luz y sombra; viento y sequia; amor y odio; paz y violencia; solidaridad y apatía. Pero somos.
¿Y los Teponaxtles de la leyenda?
El Teponaxtle macho, se encuentra hoy día en la sacristía del templo de San Miguel Arcángel, de Huajintlan, Estado de Morelos.
El Teponaxtle hembra, el que tocó Tepozteco, está en manos de los Mayordomos y del Consejo de Ancianos, en la iglesia de
Se dijo que se dijo, a saber si seria cierto, que una noche, un grupo de Tepoztlán, visitó el museo, y el Teponaxtle regresó.
El sonido de este instrumento musical prehispánico, se escucha en lo alto de los cerros, desde la noche del siete de septiembre. Se lleva a cabo una visita y un ritual de vigilia para amanecer del día ocho: es la gran fiesta de Tepoztecatl.
Casi siempre llueve. Lluvia recia baña al pueblo, a los invitados, a los Chínelos.
Los Chínelos, son un grupo de jóvenes, mayores, mujeres y niños, visten trajes vistosos, brincan y hacen brincar al son de una música de viento, pegajosa, rítmica. Son muy queridos en todos los pueblos.
En los carnavales, este grupo, según Saturnino Navarrete Alarcón, de Tlayacapan surge a mediados del siglo XVI. Cuando los hacendados deciden ¨ganarse indulgencias¨, ofrecen dos días de descanso, a los nativos que vivían en esclavitud, sembrando caña.
Se crea un personaje divertido a costillas del español. Se ridiculiza al hombre ¨barbado¨ y se le hace brincar al son de nuestra banda. Los Chínelos bailan horas y horas alegremente en el carnaval y en todas las fiestas de los ocho barrios (capullis).
Los Chínelos bailan al son de las bandas. Famosas son las de Atlacholuaya y las de Tlayacapan. Los tambores que semejan un gran corazón, acompañan a nuestras comunidades indígenas, en el nacimiento, en el bautizo, en el casorio, y al despedirse.
La tradición es guardada por los tatas, el Consejo de Ancianos. Llevan los candelarios de festividades y estimulan a los jóvenes al estudio de sus leyendas, de su lengua, de los sitios sagrados.
Los tatas son la voz, el respeto, la fuerza, el poder detrás del trono.
RITOS Y RITUALES
¨Es gracias a la cadena del lenguaje simbólico, su reiteración ritual, que se generan los códigos, se repite el modelo cósmico. Se presenta el arquetipo, del que se derivan todos los modelos posibles. Es una metamorfosis constante, se regenera con el nacimiento del sol y se revela en el tiempo, aquí, en el hoy¨. (Federico González)
TEMAXCAL Temaxcalli Temaxcal.
El ritual prehispánico del Temazcal, queda vivo, no solo en Tepoztlán, son en los pueblos nahuatlacas y los de línea Olmeca (cultura madre). Ritual de iniciación y limpieza, tan antiguo como la humanidad.
Se penetra con veneración a la matriz de la tierra, la matriz cósmica, a la matriz humana.
Se tiene conciencia de venir a purificarse. Atrás la enfermedad, el egoísmo, los pucheros, los malos recuerdos, las emociones encontradas; barremos rencores, deseos de venganza, perdonamos y nos perdonamos.
Cantamos, e invocamos a los abuelos de las estrellas y de la tierra.
Nombramos a Ometeotl, dios creador. El señor que se piensa solo Ipalnemohuani.
Los cuatro elementos: fuego, agua, tierra y aire, nos envuelven. Así llegamos a la tierra. El aroma de la ruda, la albahaca, el romero, penetran por la piel e invaden los pulmones.
Oscuridad, silencio y humedad: primera conciencia en la matriz materna.
Llega la reflexión, el sentir, vibrar con tonos de cantos antiguos. Saludamos a los elementos, a los puntos cardinales, a la madre tierra, al padre y al abuelo soles.
Agradecemos. Nos transformamos. El reto es vencerse, encontrar los chispazos del sol oculto, en el corazón.
Brota la promesa de actuar con una nueva conciencia. Ser el guardián de la ¨pacha mama¨, ser hermano de los minerales, vegetales y animales.
Cantar con un canto nuevo, nuestro propio canto….
Los mejores días para tomar el temazcal, son los de luna nueva y luna llena. El calendario lunar es importante. Los mayas siguen el calendario de las 13 lunas, cada luna de 28 días.
Es necesario conocer y honrar a las energías que vienen de la tierra, de la luna del sol y de la galaxia. 13 constelaciones y 13 frecuencias solares.