SEGUNDA PARTE



HERMANDAD DEL RAYO

 

Graniceros

El señor Tláloc, dios del agua, con la vara del relámpago en la mano derecha, escoge a sus sacerdotes de la tierra. Cura a través de ellos, a los humanos, a los humanos, a los animales, a las plantas, a las semillas. Envía la lluvia, las nubes, los vientos.



                                                                           


     La forma de nombrar a sus colaboradores, es increíble. Les envía un rayo o una lengua de energía. Por supuesto: los quema. Los cura y les da un poder.

Los hermanos del rayo, Graniceros, Tlaloques o Tlaloquines, (los pequeños) hombres y mujeres, tienen el poder sobre los elementos: vientos, granizo, las descargas.

Las reuniones de las compañías son el día de la Santa Cruz, 3 de Mayo. Algunos van a las montañas, los más a las cuevas (primeros templos). Cantan en Náhuatl y español, las invocaciones a los espíritus temporaleros, y a los anteriores ¨compadritos¨ ya en otra dimensión.

Se solicita el agua del cielo, las nubes de líquido dulce, no granizo. Piden el amparo para que el maicito florezca de todos colores y que haya alimento. El 29 de diciembre, dan gracias por los torbellinos descargados en los bosques, porque pasó de largo el temporal. Por la cosecha, por el viento.

Hemos participado en estas fiestas, desde 1978. Los compadritos del Rayo, son chamanes de conocimiento y poder, desde antes de la llegada de los españoles.

Las ceremonias hablan de un respeto y honra a las fuerzas naturales, a los lagos, a los ríos. Se entra a un mundo mágico dentro de nuestro mundo. Se giran y abren las compuertas del cielo.

Hemos sido aceptados y penetramos al mundo primigenio, cuando los dioses jugaban y daban conocimiento a los hombres.

Al llegar tempranito a los lugares de reunión, se barre el templo. Se enfloran las cruces, se encienden las luces y el compadrito más anciano, inicia el desfile y los cantos, enciende el ocote y el copal.

La parte de atrás, se arregla también. Es la ¨cocina¨, entrada al mundo inferior.

Colocan manteles limpísimos con la ofrenda: naranjas, plátanos, pan blanco y de dulce, mole verde, rojo, arroz, tortillas, pulque.

Cada compadrito trae y ofrece su ofrenda. Se bendicen los Cuatro Rumbos. Al terminar, los cantos y oraciones, los asistentes reciben parte de la ofrenda.

 


CEREMONIA DE PODER

 ¿Cómo se llega a ser un hermano del rayo o granicero?

Primero lo parte un rayo. Será llevado lo más pronto posible con los compadritos y comadritas, para recibir la limpia de dos huevos, ramas, velas y oraciones.

La ceremonia consiste en sentar en sillas de madera a los que se inician, coronados con flores de papel de colores, símbolo del Arco Iris.

Al hombre se le entregara una vara de membrillo para enfrentar al temporal y los torbellinos. A la mujer se le entrega una escoba de popote, para barrer las nubes.

Sencillez, Profundidad. No es una ceremonia para turistas.

Los compadritos y comadritas de la hermandad del rayo y los hermanos graniceros, fueron y son la base de nuestros médicos tradicionales y parteras empíricas.

Los años pasaban y cada vez eran menos compadritos los que asistían a las cuevas de Nepantla.

En una ocasión, comenté: - Compadrito, cada vez somos menos.

-          No te preocupes, comadre. Un general y un soldado, ganan la batalla.

 

 

TLÁLOC: SEÑOR DEL AGUA VIVA

 

Los cuatro dioses, texcatlipoca (negro-norte), quetzalcoatl (blanco-sur), huitzilopchtli (rojo-este) y camaxtle (azul-oeste), decidieron un día, crear un nuevo dios.


                      

     Estos señores eran hijos de la dualidad. Omeyotl, del dios creador Ometeotl, conocidos por el señor uno y la Señora dos: omecihuatl y ometecuhtli.



                                         

     Necesario era, que de la recién creada tierra no desapareciera el verdor y la belleza. El mar era salado, los ríos tenían cauce fijo. Había que hacer caer el agua viva de los cielos.

Modelaron sustancia y dieron forma: pintaron de negro el cuerpo para significar la nube tempestuosa. Unas máscaras con serpientes estrelladas, formó un cerco alrededor de los ojos. En la cabeza, plumas de garza, simulando las nubes. Los colores azul y verde eran el agua y la vara de oro en espiral, el rayo.

El señor Tláloc seria bondadoso. Se enojaba enviaría las inundaciones, las sequias, el granizo y el rayo.

Los cuatro señores terminaron de crear a Tláloc, el que hace brotar, el que hace germinar. Al que hay que invocar y complacer. Gusta de las ofrendas, ceras, cantos y aromas.

Se compañera, Chalchitlique, señora de los lagos y mares, tiene como símbolo el nenúfar.



                                                  

 
EL SEÑOR DE LA EMBRIAGUEZ: EL OMETOCHTLI (dos conejo)

 El dios de la embriaguez, dos conejos, signo y ombligo lunar, observa al pueblo al de Tepoztlán desde la montaña. Está en la parte alta, en la pirámide.

Ometochtli, es el señor de la embriaguez del espíritu, no solo la del cuerpo, es la de la mente, de la emoción… es el ingerir el elixir de la tierra (octli-pulque) para ser recibido por los Señores del Arriba.

Tomar un sorbo de octli y esperar. No tomar por tomar. Si tomamos demasiado, nos asaltaran de nuestra voluntad. Reiremos, lloraremos, nos perderemos. Si es poco y en su tiempo, es para conectar el cielo. El mucho y seguidito, es la puerta a los infiernos.

El señor del pulque es: tezcatzincatl ¨el que tiene la cabellera como espejo reluciente¨.



                                                                                                             



     Los hombres antiguos de Tepoztlán, comentaban cuando se les subía la bebida: ¨es el conejo el causante de mi embriaguez. Si acaso muero ahogado o despeñado, él es el culpable. Él me ha aconsejado¨.

 

 

LEYENDA DEL OCTLI

 

Se cuenta que, cerca de los mundos sin agua, había brotado una flor verde, gigantesca, de hojas gruesas y pulposas terminadas en espina dura.

Allí vivía una extraña mujer llamada Mayahuel. Su compañero era Pantecatl.



                                    

     
      Mayahuel va a descubrir el jugueteo de una tuza, en el corazón del maguey. El animalito se puso alegre, inquieto. En el fondo del corazón de la flor, un jugo como miel aparecía. Llenó su calabazo. Lo llevó a su compañero, lo probó: fresco, demasiado dulce. Le puso unas raíces y lo dejó en reposo.

Fermentada la miel, se veían mil burbujas. El licor era sabroso, nutritivo, peligroso. Al tomarlo en abundancia, hacía reír, llorar, cantar; ver luces en el cielo, rostros de seres ya desaparecidos, pájaros de otra dimensión.

Los señores fueron invitados a beber el octli. Gustaron de él. Ellos sabían medirse, nada de pasarse. Era bueno en poca cantidad, funesto en abundancia. El hombre debe tener su medida, no puede fallarles a los señores.

Ometochtli, tiene semejanza al dios de los romanos: Baco, el dios de las liberaciones con vino de uva; cantos, danzas. Las bacanales eran para contactar con los dioses. Los nuestros se enlazaban al tonal, al todo el Universo.

 

RITO DE LOS NAHUALES           

 Este rito se pierde en el tiempo. Los chamanes juegan, hacen travesuras en luna llena. Se convierten en su nahual (espíritu animal), para asustar a los ingenuos.

La pirámide del Ometochtli, es un sincronizador de frecuencias y vibración planetaria, igual que todos los templos, pirámides y montañas sagradas del planeta.



                                

Aquí se llevan a cabo varios rituales.

En luna llena, los chamanes se convierten en nahuales. Los copales, brazas de carbón, las ceras, las ramas, los aromas, los cantos, las invocaciones.

En posición de entrega, sentado, el chamán se comunica con la Madre Tierra, con los Tatas del Cielo y con la fuerza de Ometochtli.

Coloca la jícara de ictle entre las piernas, la sube al plexo, al corazón, la ofrece en la cabeza y la ingiere. Invoca a los dioses de la transformación y su nahual.

Convertido en lobo, burro, guajolote, itzcuintle, pájaro negro o serpiente, se va de travieso a espantar a los habitantes del pueblo.

 ¿Qué ha sucedido con los traviesos nahuales?

Hace algunos años, un chamán de edad, gozaba en convertirse en burro. Se presentaba con sigilo en las casas, atento a las mujeres en su labor de hacer tortillas en el metate y luego cocerlas en el comal. No hacia ruido. Observaba. Esperaba ver la cara de sorpresa.

Las mujeres Tepoztecas son valerosas. Doña Rita advierte la presencia del burro-uno o dos días. Pone un jarro de agua a hervir. Espera la visita del animal y le arroja el agua caliente en el trasero. El burro no volvió.

Se dijo por allí, que don Procopio estaba todo quemado. Enterrado a los 15 días. Un nahual menos.

Sensitivos como son, los habitantes de Tepoztlán, se arman de palos y piedras. Ya no vale la pena ser nahual. Ya no espantan. Los dejan golpeados y con los ojos moros.

 

 

NAHUAL DE HISTORIA

El nahual del señor Quetzalcóatl, es Xólotl, deforme, burlón, travieso.



                                               

Me pregunté alguna vez, sobre los niños con malformaciones congénitas en Tepoztlán. Seres amorosos en misión difícil, casi desesperada.

Amados de los dioses. Canales de nuevas frecuencias eran y son respetadas por nuestras culturas, la Olmeca, la Nahuatlaca.

Es tan fácil darles amor, cuidado, sonrisas. Hacerles grata su visita a la tierra. De ellos hemos recibido más de lo que hemos dado.

 



OCHO DE SEPTIEMBRE: RITUAL Y VIGILIA EN LA PIRAMIDE.

Todos los años, el pueble sube a la pirámide para acompañar con cantos, velas, carbones y copal a Tepoztlán.

La noche del siete de septiembre ofrece a los visitantes el ponche de alcohol del 96, calientito con refresco de sabor. Los tamales blancos y el mole verde que tanto gustaba a tepozteco.

El Teocalli de Tepoztecatl está entre los acantilados del Tlahuitepetl y el Tlacatepetl. Pequeña pirámide de 13 niveles como los cielos de Quetzalcóatl. Es el templo al dios del vino. El dios de la embriaguez. Embriaguez de la tierra y el cielo.

Tepoztecatl se enlaza con el Ometochtli. Esperan que no se nos olvide esa fecha.

 

El OMETOCHTLLI; a la llegada de los españoles, la figura del Ometochtli ¨dos conejo¨ era una cabeza de conejo gigante, de piedra, arriba de la montaña. En la época de los frailes dominicos, se suscitó una lucha de poder entre los dioses: los nuestros y los de los conquistadores.

¨Veremos cuál de los dioses es más poderoso¨. Los tatas aceptaron desbarrancar al Ometochtli. Cayó en un montículo de hojarasca. Habíamos triunfado.

Por supuesto, solicitaron los frailes una segunda vez: Ya no tuvo tanta suerte…. los restos quedaron en el museo de Carlos Pellicer.

 

GLOBOS DE FUEGO en los cerros de Tepoztlán. Nuestros chamanes vuelan, convertidos en energía, comunican de cerro en cerro, los secretos de los dioses.

 

También tenemos la visita de naves de energía cuyo único pasaporte, es que respeten la vida y amen lo que hay en el cosmos.

Hemos sabido que estas naves aparecen en Altai, en los Himalayas. Existe  un ducto subterráneo que une a Tepoztlan  con los Himalayas.  

Y los científicos rusos han dicho que son células de plasma   solar inteligentes.

 

 

RITUAL: NENETSIN-NENECATL

LOS HONGOS SAGRADOS: ¨Comemos la carne de los dioses¨.

Esto nos califico para la historia, como antropófagos. El ritual sagrado de los hongos (psiclocybe mexicana) era la vía por la que viajábamos a nosotros mismos.

Comprobábamos, que dentro tenemos todas las galaxias y todos los registros del universo.

Para participar en este ritual sagrado, por tres días, había que estar en ayunas, no sexo, no corajes, no malas acciones.

El encuentro del interno es sublime. A veces, aterrador.

La fiesta del paquetzaliztlil, reunía al pueblo con sus mejores galas. En la temporada de lluvias, los hongos nenecatl, son oscuros.

Se prenden las brazas. El tata más anciano los bendice y los reparte. Está pendiente de cada uno de los participantes.

El copal inunda el ambiente. Se prenden las luces (velas). Los viajes sin guía pueden resultar nefastos. No es un ritual para curiosos. Es un ritual sagrado, venerado, único.




RITUAL ANUAL EN AMATLAN DE QUETZALCÓATL



     Corrían los años setenta, cuando una antropóloga, arqueóloga e investigadora, la doctora Carmen Cook, descubre en una tierra de labor, la base de la pirámide del Señor Quetzalcóatl. El lugar también del dios del maíz: Cinteotl.



                                                        


     Todos los años, en el mes de agosto, empiezan a llegar a la plaza y a la iglesia del lugar, los concheros, bastoneros, representantes de grupos indígenas del norte, centro y sud americanos, danzantes que permanecen en vigilia de sueño. Cantos, invocaciones, brazas, aromas, ligeros ponches.

El día seis, se inicia la marcha por el camino sagrado. Llegaremos a la presencia de Cinteotl.

Es uno de los rituales más coloridos y verdaderos. El saludo a los seis rumbos: este, norte, oeste, sur, a la madre tierra, al padre sol, a nuestro corazón, asiento del sol central de la galaxia: el Padre Alcione.




                                                   

      El guardián del lugar, don Emilio, falleció hace tres años. El conservaba los sueños, los encuentros con los seres que están allí y se escuchan las invocaciones al señor Quetzalcóatl.

En el año de 1976, después de pasar la noche en ese lugar, logramos enlazar al Ecuador con nuestra cultura.

Quetzalcóatl – kukulcan está vivo en América.                                                                       
 

 

 
QUETZALCÓATL: HOMBRE – SACERDOTE – DIOS

Los antiguos mexicanos, sacerdotes y gobernantes, tomaban para su conducta y acción, patrones divinos mitológicos, en un intento de integrar el mundo con la realidad humana.

Pudieron haber múltiples sacerdotes gobernantes que llevaron adjunto a su patronímico el nombre de Quetzalcóatl.

Es, Ce-Acatl, Topiltzin, Quetzalcóatl, es el que destaca en la historia. Hemos acudido a los anales de Cuauhtitlán¨ conocidos como ¨Códice Chimalpopoca¨, al Códice Matritense, Colecciones de cantares Prehispánicos y a los ¨huehuetlalolli¨.



                           
                                                                  CODICE MATRITENSE                                 CODICE HUEHUETLALOLLI


     Dirigía a los toltecas, el que quizá sea el primer personaje de ¨carne y hueso¨. Mixcóatl: hombre extraordinario que conquista el valle de México. Se enseña con los restos teotihuacanos. No, no es el destructor. La encuentra en decadencia.



                                                                     

     Funda Mixcóatl la primera capital tolteca: Culhuacán. Sobrevivió tres siglos después de la llegada de los aztecas al valle de México. Siguió existiendo hasta la conquista, y en la actualidad es una de las colonias del sur de la ciudad de México.

Mixcóatl emprende una intensa labor de conquista: Morelos, Toluca, Tetlapan. En una de sus correrías por Morelos, pasa algo inusitado: Una valiente mujer lo enfrenta, se desnuda, recibe la descarga de sus flechas. Continúa viviendo y se embaraza. Chimalman es el nombre de esta mujer de origen Tlahuica.



                                                                                 


     Estando encinta, Mixcóatl es asesinado por uno de sus capitanes, usurpando el trono de Culhuacán. Chimalman regresa a Morelos. En Amatlán, nacerá: Ce-acatl, Topiltzin, Quetzalcóatl.


                                                        


La madre fallece. El niño queda en manos de sus tatas que vivían en Tepoztlán. Crece en la veneración al dios de luz, del sur: Quetzalcóatl, cuyo teocalli estaba en Xochicalco. Es enviado a estudiar al Calmecac. Se eleva al rango de sacerdote.

Un grupo de nobles defensores del linaje de Mixcóatl, lo llaman para ocupar el trono de Culhuacán. Ce-acatl acepta. Busca los restos de su padre. Lo entierra en el cerro de la estrella. Construye un teocalli y eleva a su padre a la categoría de Señor. Vence al usurpador y hacia 980 decide establecerse en Tula. Ce-acatl Topiltzin, es reformador religioso. Se esmeró en conseguir la belleza, el perfeccionamiento y el bienestar social.

Los sacerdotes del Señor Tezcatlipoca, dios sombra del norte, sanguinario, cruel, se aprestan a entablar una lucha de poder. Llevan a cabo acciones nefastas.

En la teogonía Náhuatl referida a sucesos divinos, las secuencias revelan aspectos y atributos de los señores Quetzalcóatl y Tezcatlipoca. Hermanos contrarios, hijos de la primera pareja divina, están en constante guerra. Se expresa la eterna lucha de la luz y la sombra, el bien y el mal. Drama cósmico y humano, repetido en nuestra historia.

Tezcatlipoca exige el sacrificio humano. Sus sacerdotes eran grandes chamanes y magos.

Estando en la lucha constante, un día, los sacerdotes de Tezcatlipoca, le muestran a Quetzalcóatl, un espejo. Nunca se había visto. ¨Toma cuerpo¨ y se ve tal cual es: un anciano.

Quetzalcóatl, se horroriza. Enferma. Entristece. Se debilita.

Los sacerdotes enemigos le llevan un ¨remedio¨: el octli. No le dicen cual es la dosis. El  sacerdote de la luz bebe. Bebe de más. En la embriaguez, yace con  mujer y se comporta exactamente como había recomendado no hacerlo. Se apena, vuelve a entristecerse.

Huye rumbo a Tillan Tlapallan, la tierra del negro y rojo, de la sabiduría. Quetzalcóatl, llega a la zona maya y recibe el nombre de Kukulcán.

En las fechas denominadas bajo el signo catl (caña), decisivas en la cronología de Quetzalcóatl, al llegar Hernando Cortés, en un año 1 acatl, cree Moctecuzoma Xocoyotsin, que el señor Quetzalcóatl, regresaba a recuperar su trono.

 


QUETZALCÓATL: DIOS

 La acción mitológica de Quetzalcóatl Dios, enlaza en sí, ordena diferentes sentidos y valores. Se le reconoce como una de las manifestaciones del dios supremo.

Es la luz, la creación. Es la deidad de la providencia, de los mantenimientos, auxiliador de Tláloc, señor de la aurora, ordenador del equilibrio entre la materia y el espíritu, señor de la penitencia y del sacrificio.

Destaca la acción mítica en la que Quetzalcóatl, es el encargado de volver a dar vida a la humanidad, después de la cuarta construcción del planeta.

Quetzalcóatl por medio de penitencia, se hace merecedor de recrear a los hombres, cuyos huesos estaban guardados en el mictlan, morada de Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl, señor y señora de los muertos.

Como la tierra había tenido transformaciones y los hombres habían muerto, los dioses padecían de angustia ante la tierra despoblada. Necesitaban el culto del hombre.

Quetzalcóatl baja al inframundo con el propósito de recrear a la humanidad número cinco. El dios de la muerte se opone a la nueva creación. Le hace pasar diversas pruebas, entre ellas la de la muerte. Baja al mundo inferior a buscar los huesos de las humanidades anteriores, acompañado por su nahual, xolotl, convertido en perro.

Quilaztlli, deidad terrestre muele los huesos de los antiguos y Quetzalcóatl sangra su miembro para infundirles vida. Crea así a los Maceguales. Los que por merecimiento y penitencia de los dioses, viven.

Se inicia la quinta humanidad y el quinto sol.



 

EL MAÍZ, ALIMENTO SOLAR SAGRADO

 Una vez más en aquel tiempo, los dioses se preguntaron: ¿Cómo alimentaremos al hombre?

Quetzalcóatl se sentó en un rosal espinoso. En su oración se quedó dormido. En sueños vio un cerro cubierto de rosales floridos. Advirtió un hormiguero. Las hormigas llevaban unos granos que parecían relucir como el sol, y los guardaban.

Quetzalcóatl quiso saber el secreto del lugar donde se encontraba. Se convirtió en hormiga negra y siguió su caminar a las hormigas rojas…. llegó hasta donde estaba el tesoro de los granos.

Quetzalcóatl llevó el grano a los dioses. Lo sembraron. Se convirtió la tierra en un mar de esmeralda. Se produjo el cereal sagrado. El inmortal maíz.

Los señores de África sembraban trigo. Maíz para Mesoamérica.

 

 

RITUAL DEL ALIMENTO DEL MAÍZ: LA TORTILLA

 Quetzalcóatl mostró a las mujeres la forma de preparar el cereal. Había que hervirlo, molerlo. Se colocarían cuatro piedras a los puntos cardinales, encima el comal de barro.

Prender el fuego. Hacer bolitas de masa. Extenderlas con golpes rítmicos de las manos. Sacar la forma redonda del padre Sol.

Bendecir al comerlo, el cielo y los dioses nos acompañan en cada bocado.

 

 

QUETZALCÓATL RESUCITA:

 Muchos años han pasado. El Códice Borgia, nos entrega las imágines de la resucitación del Señor Quetzalcóatl.



                                                               


    Lucero de la mañana, hijo amado de la pareja cósmica, se hace presente. Brotan de la tierra, en el valle sagrado de Tepoztlán, las cenizas guardadas en el corazón de madre Tonatzin. Cubren al planeta y llegan al cosmos.



                                                                                        

                                                                  

                                                                        


             Las esporas luminosas de especial frecuencia, vibración y sonido.

 El Temoanchan de nuestros dioses, ha bajado de la Vía Láctea. Esta aquí, donde convergen las siete cuevas, las siete energías divinas y terrestres. Las siete puertas.

Escucha con el corazón abierto el canto de las montañas, la naturaleza toda, trascendiendo y esparciendo el tono de la octava Galáctica.

Se une en armonía nuestro sol, Tonatiuh, sol del cuarto movimiento; Nahuin ollin, kinich ahau, con el sol central Hunab ku. Sincronizan su armonía con el sol central del universo. 


                                        TONATIUH                                            KINICH AHAU                                          HUNAB KU

               


    El ser humano, el amado de los dioses, está logrando su objetivo: guardián de la tierra, guardián de sí mismo. Advierte que vive en el paraíso prometido.

Se presta a acompañar en misiones nuevas a sus dioses.



                                                                               VIAJE AL INFRAMUNDO
         
 




EL AMOXTLI DE OMETEOTL

 Después de la conquista, nuestros dioses se olvidaron de nosotros. Se murieron o no existieron.

Florecía en Mesoamérica, en lagos increíbles, la cultura Meshica, rama de la Olmeca (cultura madre del golfo y del pacifico).

La profecía aseguraba el retorno de Quetzalcóatl. Se decía que había partido en una barcaza en el Golfo de México. Prometió regresar a retomar su reino.

De alguna manera nuestros Tlatoanis pensaron que Hernando de Cortés, el conquistador español, podía ser Quetzalcóatl.

 

Año 1521.-

 

      Cae la gran Tenochtitlán. Invasores de España al mando de Hernán Cortés. 13 de agosto.- Ciudad bella asentada en un lago de aguas dulces y saladas. Los asombrados conquistadores encontraron pirámides, palacios, puentes de acceso, plantas y flores. La profecía aseguraba que bajaríamos a los nueve infiernos del señor Tezcatlipoca, contraparte y retador de Quetzalcóatl. Dios sombra.

 

 

DIEZ AÑOS HAN PASADO.

 

Nuestras lágrimas invaden el cosmos. No solo nos han destruido, profanado altares y derribado dioses, nos han infectado con virus extraños, marcado en esclavitud; violado a nuestras mujeres…. Ahora los frailes adoctrinan a los pequeños para que renieguen de nuestras creencias y tradiciones y falten al respeto a la ley de vida de los ancianos. Si nuestros dioses han muerto o nos han dado la espalda, más vale morir.

 

Año de 1531.-

 

El divino Tlacuilo de Ometeotl, imprime sobre la tilma del indio Juan Diego, el Amoxtli sagrado. El códice Guadalupano.

La señora luminosa trae un mensaje entre flores, nuestro ¨In Xochitl In Cuicatl¨, flor y canto, camino para conocer la realidad auténtica.

Hay una esperanza de vida. El señor Ometeotl, Señor Uno, envía a sus hijos fieles de México, a la presencia de su dualidad femenina. La protectora, la que limpia nuestras lágrimas y dolores. La madrecita, la Tonatzin. Ella se comunica con Juan Diego en exquisito Náhuatl.

 

Año de 1987.-

 

Empezamos a subir los 13 cielos de Quetzalcóatl: dios luz. México recibe el reto de despertar al planeta con su espíritu y su cultura.

De los mayas, cultura que procede de la Olmeca, nos llega a través de José Argüelles, el calendario de las 13 lunas y 28 días, mismo que es entregado en todo el mundo.

 

 

 RECORDANDO:

      Cuando la niña luminosa aparece, estábamos conquistados. No éramos nosotros mismos, nos habían quitado el nombre, la vida, el espíritu, la historia.

Dolor que no puede describirse.

Nuestros hermanos nativos preferían morir antes que renunciar a su identidad Ideológica. No admitíamos la religión de los invasores.

José Luis Guerrero, escribe en su valioso libro Flor y Canto, de la fidelidad, lealtad, colaboración absoluta de los nuestros, a sus dioses.

De este escritor tomamos ¨el Amoxtli de Ometeotl¨: ¨A cualquier ser humano le indigna, lastima el que se le conmine, obligue a despreciar, aborrecer, desechar, abominar y escupir a todo lo que ha amado y venerado¨.

Y ¿qué sentimos con la burla? Nuestra valía, nuestra dignidad estaba y esta en nuestra raíz, de nuestros antepasados, la preservación de las cosas de los viejos, en la ¨Huehuetlamanitiliztli¨.

Nuestros sabios, los ¨Tlamatinime¨, eran tachados por los frailes de servir al demonio. La verdad, no entendíamos nada. No conocíamos a ese ¨señor¨.

Aseguraban que nuestro Tepozteco era un beodo, un borracho. Presentimos que no habían pasado sus ojos por la mitología de los Griegos y de los Romanos: Dionisio y Baco.

De nuestro Quetzalcóatl, decían que era  un mal portado. Nuestros tatas escuchaban del sacrificio de Cristo Jesús, que venía en nombre del rey de España.

Los nuestros sabían del sacrificio de nuestros dioses para crearnos. No podíamos traicionar sin traicionarnos. Preferíamos morir.

Algunos pueblos de la región de Oaxaca, determinaron no casarse para no traer más niños a sufrir a este mundo.

La aparición en el Tepeyac de la madrecita del cielo, preñada del sol, no movió los corazones de los representantes de la Iglesia, ni a los franciscanos. Era una aparición más para los españoles.

Para nosotros, la Niña Aparecida entre flores y cantos de pájaros, hablando Náhuatl, dirigiéndose con ternura a Juan Diego, era recuperar la razón de vivir. Era la confirmación de un decir en imagen, albergando lo más noble de la mente humana. Símbolos en su manto, en su vestido, en el ángel que la lleva por los cielos. Entendíamos, aunque nadie más lo hiciera, ni lo pusiera en tela de juicio.


                                                                       


     La dualidad femenina, señora dos, traía a México, la atención de su divinidad, la protección, el consuelo, la misericordia. Y algo más: nuestros dioses, no nos habían olvidado.

En el mensaje recibido por Juan Diego, en Náhuatl, la Señora habla de nuestro dios: In Ipalnemohuani: el que piensa solo. Aquel por quien se vive. In teyocoyani: creador de los hombres. Intloquenahuaque, señor del cerca y el junto. Aquel circuito en quien está todo.

La Divina Señora de piel como la nuestra: mestiza, nos vino a decir que, nuestra religión y creencias procedían del Dios Verdadero. Solo hay un Dios Creador: padre-madre. Somos sus hijos.

En el dibujo de su imagen, el símbolo de nuestros dioses le acompañan. Ya no es necesario el sacrificio del ¨chalchihuatl¨. La sangre, la joya liquida que servía de nutrimento al movimiento solar. Hay un nuevo orden cósmico.

Ella quiere una casita sagrada, donde estaba el templo de Tonatzin, en el Tepeyac destruido por los conquistadores.

La señora bonita, escoge a Juan Diego, vecino de Cuauhtitlán. Recién converso, vidente, para llevar su encomienda al obispo (primer obispo que a esta tierra vino) Fray Juan de Zumárraga.


                                                                          


     Juan Diego, no se sentía digno del encargo. Se siente cola, es Mecapal, un ala que necesita que lo lleven. Le hace caso a la niña. Se presenta ante el obispo. Se da cuenta que es creído. La segunda vez que lo recibe, no de muy buena gana, le pide una señal.

Juan Diego vacila. Hoy no irá por el camino donde se presenta la Niña Luminosa. Juan recuerda que ella le llama ¨el más pequeño de mis hijos¨, el Xocoyotsin, el consentido. Decide darse la vuelta, además, tiene que ir por un confesor: su tío, que esté enfermo.

Para sorpresa de Juan Diego, la señora del cielo se le aparece de nuevo.

La Señora le dice: ¨Escucha, ponlo en tu corazón, hijo mío el menor, que no es nada lo que te espantó, lo que te afligió, que no se perturbe tu rostro, tu corazón. No temas esa enfermedad ni ninguna otra enfermedad, ni cosa punzante, aflictiva. ¿No estoy aquí yo, que soy tu madre?, ¿no estás bajo mi sombra y resguardo?, ¿no soy la fuente de tu alegría?, ¿no estás en el hueco de mi mano, en el cruce de mis brazos?. ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?¨

¨Que ninguna otra cosa te aflija, te perturbe: que no te apriete con pena la enfermedad de tu tío, porque de ella no morirá por ahora, y por cierto, que ya esta aliviado¨.

Juan Diego decide llevar la señal al obispo. Recoge flores del Tepeyac, que brotaron de todos colores aun en invierno. Las pone en manos de la Señora del Cielo. Ella las coloca en su tilma. Llega Juan ante el obispo. Baja su ayate y muestra la señal: La Divina imagen estampada, era un mensaje pictográfico. Verdadero enjambre de símbolos.  Como las representaciones de nuestros códices.

Ometeotl envió al Tlacuilo divino, para crear una obra maestra. Cayeron rosas y flores al suelo. La verdad, muchos pensaron que era una dudosa aparición. Por años lo demostraron, sobre todo los franciscanos.

Los israelitas obtuvieron a través de Moisés en el Sinaí, las Tablas de la Ley, grabadas en piedra por el mismo Dios. Los códices comunican, no se leen en el sentido fonético del término. Son ideas vivas que se interpretan, se traducen.

Han pasado más de cuatro siglos. Empezamos a entender: la imagen de la Señora del cielo, es un códice indígena.

En el ayer, el Anáhuac se estremeció. Entendió, creyó, se convirtió. La Señora dijo venir en nombre del Dios de siempre, el Dios de nuestros antepasados.

Quería una casita sagrada. El obispo le mando levantar una choza. Tener una casa de oración, era restaurar nuestro cuerpo desgarrado, desmembrado, completar de nuevo nuestro espíritu; volver a danzar, a cantar, a alegrarnos al comunicarnos de nuevo con nuestro Dios. Él es Dios. Ella es Dios.

El pueblo entero le construyo a su niña, a su muchachita, una casita como ella quería. Luego otra más. Le pusieron una corona de oro. Y lo más importante: le ofrecieron una sencilla corona de sus corazones para ella y su niño. Tendrían donde reposar sus cabezas.



                                                                                              LA VILLA DE GUADALUPE
                                                                          

 

Año de 1810.-

 

15 de septiembre.- Guadalupe-Tonatsin se convierte en nuestra Generala. Encabeza la lucha por la libertad y la independencia de las cortes españolas. Dirige a un grupo de valientes criollos y al pueblo: Don Miguel Hidalgo y Costilla.



                                                                                           
 
Año de 2002.-

 

La Señora luminosa del Tepeyac, abraza a todos los hombres de la tierra. Que vivan y se amen como a uno mismo. El beato Juan Diego ha subido a los altares como el primer santo indígena.

 

 EL FUTURO ES HOY

 La tarde ha caído en el Valle Sagrado de Tepoztlán. Hemos sido citados para un encuentro en Meztitla, ombligo lunar. Lugar de avistamientos, de naves de energía del arriba y del abajo. No hace frío. El viento enmudece.

Salen de una cueva cinco seres iluminados, de verde y azul, cuatro ancianos hombres y una mujer. Los rostros marcados por los siglo, la actitud bondadosa dieron la bienvenida.

Nuestros cuerpos temblaron. Los espíritus aumentaron la vibración.

Preguntamos:

-¿Quiénes son ustedes?, ¿los mayordomos?, ¿los brujos?.

-Somos los dioses. Llegamos ayer en misión de amar. Esperar su despertar.

El tiempo ha llegado.

En verdad no lo creímos, ¿Los dioses?, se ven cansados, con el tiempo encima.

Los siguieron hablando: -Les hemos dado nuestros huesos, nuestra sangre, nuestro aliento. No tenemos fuerza para regresar.

-¿Podemos hacer algo por ustedes?

-Por nosotros, por ustedes, por la tierra. Abran los ojos, vean. No pasen la mirada en la superficie penetren.

-La verdad, no vemos nada.

Los dioses aseveraron: -Así ha sido hasta ahora. Tienen los ojos dormidos. Algunos tienen los ojos muertos.

La luna iluminó el Valle Sagrado de Tepoztlán.

Frotamos nuestros ojos. El yo interno debía ver. Temblaban los cocuyos. Poco a poco las montañas cobraron vida. Se movían. Vibraban. Empezamos a ver.

Los dioses hablaron de nuevo: -Este es el conocimiento vivo. Respírenlo, agradézcanlo.

Con gran emoción dijimos: - Gracias.

La diosa agregó: ¨Para dar vuelta a la rueda de la vida,  necesitamos una célula de amor.¨

Preguntamos: -¿Célula de amor?

-Las células de amor se obtienen de la tercera fuerza: brota del amor de la pareja humana. ¨En la entrega del amor, se olvida el rencor, la envidia, las guerras, la violencia¨. Dos seres se convierten en uno. Ese uno tiene la suma de tres energías, así es como los soles de la tierra regresan al cielo.

Nos acercamos. Preguntamos:

-Señores dioses, y ¿el amor al prójimo?

-Es Líquido que calma nuestra sed, mas no alimento.

            Cuanta ignorancia la nuestra. En verdad, les hemos fallado.

¨Tomen nuestras manos. Aun es tiempo, hablen con los demás. Expliquen que esperamos ese beso de amor, que nos hará vivir de nuevo¨.

            Quedamos en silencio.

            En el dado sagrado, el lucero de la mañana, el señor Quetzalcóatl, Hijo amado de la pareja cósmica, se hace presente.

Brotan las cenizas guardadas en el corazón de la madrecita Tonatzin.

En ondas serpentinas de luz, cubren al planeta azul, llenando el cosmos de esporas luminosas de especial sonido.

Frecuencia y vibración.

El Temoanchan de nuestros dioses baja de la Vía Láctea.

 Se inicia la llegada de la sexta humanidad bajo el sexto sol.






                                                                                     
Manifiesto de Tepoztlán
                                                                 1974

Estas palabras pretenden reunir espiritualmente a los seres humanos que están ya convencidos:

 

De que una humanidad, tan importante como la nuestra, fue “traída de la faz de la tierra” por un desplazamiento de las aguas del planeta;

 

De la necesidad de ubicar los bosques sagrados, las montañas sagradas, y las cavernas subterráneas, donde esa humanidad utilizo las fuerzas cósmicas y telúricas para devolver a los hombres el equilibrio físico y psicológico;

 

De la necesidad de descubrir y habilitar esas cavernas, que hicieron posible durante el cataclismo de Noé la salvación de algunos grupos humanos escogidos y entrenados para realizar una misión: la salvación en ellos de la simiente humana;

 

De la necesidad de salvar los mitos, las leyendas, los conjuntos simbólicos, las naciones del tesoro y las concepciones de los libros sagrados: la revelación tradicional que heredamos y debemos entregar a una nueva humanidad;

 

De que ese acervo es indispensable en cada humanidad para la salvación del héroe: se trata de la posibilidad del superhombre.

 

Se reunirán así, aunque no lleguen a conocerse nunca, todos aquellos que consideran con angustia el futuro y que buscan, en la más antigua sabiduría y en las profecías, la salud y la salvación para pequeños grupos humanos en el mundo físico. Contribuirán también a la preparación psicológica de los elegidos.

   Solamente esta unión para tan altos fines puede dar sentido a nuestras vidas ante catástrofes cíclicas inevitables.

 

*Recuerde estas palabras. Únase a los propósitos que expresan.

Muy pronto, la fuerza de un millón de voluntades silenciosas y desinteresadas se hará sentir, y crecerá cada día. El Manifiesto de Tepoztlán esta haciendo ya su camino.

 

Lector: americano de hoy, desciendes de las razas atlantes que se salvaron del “diluvio” en las Arcas de Piedra de sus Montañas Sagradas. Las de Tepoztlán están presididas por la Estatua de Tepozteco, hijo de Quetzalcóatl, el dios del viento y el lucero de la mañana. La hemos encontrado cerca del cofre de su tesoro y de sus monstruos simbólicos. Se descubrirán, de hoy en adelante, las montañas sagradas en todo el territorio de América. Recuerda siempre que Quetzalcoatl, convertido en perro, descendió al inframundo para traer los huesos viejos de la Tierra, los que se salvaron de la cuarta humanidad, y crear con ellos la nueva humanidad, la nuestra, la quinta según el documento de piedra mas importante del mundo, la Piedra del Sol, de 24 toneladas, que en el museo de Antropología de la ciudad de México exhibe la cronología de las humanidades del planeta Tierra.

Recuerda también que en la meseta de Marcahuasi, en el Perú, a 4 000 metros sobre el nivel del mar, hemos encontrado otro monumento de igual importancia, es una roca de 25 metros de altura que hemos titulado “El Monumento a la Humanidad”. Expresa, con 14 rostros humanos, las cinco razas diferentes, la cuarta humanidad del planeta que desapareció en el “Diluvio”. Preside las montañas sagradas del Perú.