Yo, desde luego, jamás habría pensado que eso pudiera pasarme a mí, que no soy, precisamente, una amante de los parques temáticos y de atracciones. Pero sí.
El caso es que , como regalo por la Primera Comunión del Presidente de telepincho, teníamos pendiente desde mayo realizar este viaje familiar a París y pensamos que Septiembre, para finalizar el verano y no hacer muy dura la vuelta al cole ( reuniones de padres, forrado de libros, compra de material… ) era un buen mes.
El vuelo de ida lo teníamos para las 9:45 horas, no muy pronto, pero lo suficiente como para tener que poner el despertador a las 6:45 horas. Primer madrugón. Sé que hay mucha gente todos los días que se levanta a esa hora y le parecerá una exageración pero a mí lo que de verdad me parece exagerado es tener que levantarse a esas horas para trabajar, con la de horas que tiene el día. Pero claro, queremos ser como los noruegos, hacer todo por la mañana para tener la tarde libre y eso lleva a que cada vez hay que levantarse antes. Yo a eso no le veo mérito ninguno.
Sin incidencias llegamos a Paris y a las 13:30 horas ya estábamos en la recepción del hotel haciendo el Cheq-in. Por compañeros de clase del Presidente y por foros de internet consultados ya sabíamos ,más o menos , cómo funcionaba el tema. Aunque en el hotel había varios trabajadores españoles y los demás se manejaban bastante bien en nuestra lengua, nos atendió un “francés muy francés”. Sí , de los que les cuesta y no hace ningún esfuerzo en hacerse entender. Pero no había ningún problema. Enseguida hicimos uso de lo aprendido durante años en la E.G.B. y B.U.P. y en las incursiones en verano a San Juan de Luz a tomar Moules.
“Bonjour”, “Au revoir”, “Merci”, “Toilette”, “petit dejeuner”, “beer” ( esto no es francés pero lo entiende todo el mundo ) , en fin , lo suficiente para salir del paso. Y la verdad es que ya no hace falta mucho más pues con estas palabras más ”Fast pass”,” Burger” y “Nuggets” tienes vocabulario más que de sobra para utilizar durante la estancia en Disney París.
Nosotros nos alojamos en el hotel Cheyenne que es el más asequible y frecuentado por los españoles. Inicialmente reservamos en otro ( el que nos recomendaron en la agencia de viajes ) pero me enteré que por sus dimensiones podías pasarte más de 15 minutos deambulando por los pasillos del hotel y decidimos cambiarlo por el mismo al que habían ido hermanos y amigos. Como se puede ver en la foto está ambientado en el oeste de Hollywood y sus películas de vaqueros. Es cierto que los niños de ahora ya no ven películas de éste género, que no tienen ni la más remota idea de quién era John Wayne y que les tienes que explicar de qué iba lo de los indios y vaqueros. Pero como los que pagamos el viaje somos sus padres, que crecimos viendo fuertes, tiendas de indios y diligencias pues no había nada más que decir.

En la recepción te dan un sobre con las entradas al parque y los bonos para las comidas. En este hotel debes reservar la hora del desayuno y como las más razonables estaban ya cogidas nos dieron para las 7:45 horas el primer día, 7:30 para el segundo y 08:30 para el tercero. Vamos, que lo primero que se te ocurre es pensar si esto de Disney está hecho para ti. Luego ya te vas haciendo a la idea y piensas que hay que aprovechar el día y que es mucho mejor así…

Superado el susto de las horas del desayuno – sobre todo para mí que incumplo todas las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y lo más que tomo es un vaso de agua con una galleta – cogimos el autobús que cada 10 minutos pasa por el hotel para llevarte al Parque. El traslado se puede hacer a pie pero como andar ya lo íbamos a hacer bastante, lo mejor es ir en Autobús , que tarda unos 3-4 minutos y te deja en la puerta. El trayecto nos pareció tan corto que cuando llegamos , el conductor, al ver que no nos bajábamos nos tuvo que insistir en que ya habíamos llegado. “ Le parc ici “ decía insistentemente mirándonos con cara de asombro. Y es que , si no lo conoces, la entrada al parque no es nada llamativa. Es incluso vulgar. Una estación de autobuses y de metro normal y corriente. Lo mismo podía tratarse del parque Disney que del Eroski de Alcobendas ( no recuerdo ningún Eroski en Alcobendas pero tampoco me voy a poner ahora a mirar dónde hay uno ) . Yo me imaginaba una gran figura de Mickey dando la bienvenida. Algo llamativo, rozando lo hortera incluso, vamos, como el arco que Jesús Gil puso en la entrada de Marbella. Pero no.
Según llegas hay que andar un par de minutos, pasar por unas carpas en la que personal de seguridad controla el contenido de bolsos y mochilas y te encuentras con tres zonas: a la derecha , el Parque ( palacio y atracciones ) , enfrente el Disney Studio ( con atracciones y decorados de películas ) y a la izquierda el Village ( zona de ocio ) con restaurantes y tiendas de compras.
Como manda el manual, lo primero que hicimos fue ir al parque. La entrada se hace a través del único hotel que hay dentro del recinto, y aquí ya es cuando entras en un mundo distinto. Se te olvida el madrugón para coger el avión, lo de los horarios del desayuno, el “francés tan francés” de recepción… Todo mereció la pena por ver la cara de felicidad del Presidente y Vicepresidenta. Es como si nos trasladáramos a otro planeta – con comida, sin mareos y con billete de vuelta-, dejando atrás problemas y preocupaciones. Aquí lo que toca es pasarlo bien y puedo asegurar que no hay que hacer ningún esfuerzo.
Como ya eran las 15:30, tras dar una pequeña vuelta, nos pusimos a buscar un restaurante en el que admitieran los famosos bonos, y debimos tener suerte pues con bastante rapidez encontramos uno en el que no hacía falta reservar. El importe de los vales de comida son menores que los de la cena. Está pensado para que el “Lunch” se haga de manera rápida y así aprovechar más la estancia en el parque con las atracciones abiertas. La primera comida la coges con ganas. Te has levantado pronto, en el avión te dan solo unos colines, y no ves momento de hincar el diente a una hamburguesa con queso y patatas fritas. Yo me tomé una, que estaba bastante buena, sobre todo el queso, que a diferencia del que te suelen poner en España tenía mucho sabor. Digan lo que digan, en queso, los franceses siguen llevándonos ventaja. Los demás tomaron costillas y Nuggets , que según comentaron, estaban ricas y jugosas. Y de postre, lo normal es que tengan algo de chocolate ( tarta, brownies ), helados y lácteos. En fin, que salimos muy contentos pero con un llenazo poco recomendable para pasarse la tarde dando vueltas en las “Tazas” y subirse en el “Space mountain”. Bueno, vamos a ser sinceros desde el principio y reconozcamos que yo en el “ Space Mountain” no me monto ni loco. Parece ser que se trata de una atracción, - qué eufemismo -, en la que subes montado en un vagón a toda velocidad y bajas después dando vueltas en todas las posiciones imaginables. Debe ser incluso más fuerte que la bajada en la montaña suiza del Monte de Igueldo de San Sebastián. Una barbaridad.
El resto de la tarde la pasamos conociendo el parque y sus distintos ambientes. Todos fantásticos. Es muy difícil decir qué atracción te gusta más pues todas están muy conseguidas. La que tal vez me llamó más la atención fue la de los “Piratas del Caribe”. Por sus enormes dimensiones, duración del recorrido y caracterización de personajes.
Aunque la Vicepresidenta manifiesta no ser “muy de princesas” la verdad es que todo aquello le maravilló. Solo había una cosa que le gustaba más y era ver a Minnie. Gran amistad la que ha surgido entre ambas tal y como se puede ver en la foto de abajo.
A eso de las 21:30 horas, con todas las actuaciones ya cerradas decidimos ir a cenar y dejar el espectáculo de luz y sonido que hay todos los días para el día siguiente. Teníamos reservada mesa en el restaurante “Annettes” que está en la zona de ocio del parque ( Village ). No teníamos nada de hambre pero sí los comentados bonos y ganas de sentarnos. Otra vez hamburguesas, perritos, nuggets… restaurante del tipo “Tommy Mel`s “ que no está mal pero que como no tengas hambre lo pasas fatal. Cómo sería el tema que ni el Presidente pudo terminar su perrito. En cuanto terminamos la cerveza, que era justo lo que no estaba incluido en el menú y que costaba seis euros, pedimos la cuenta y nos fuimos agotados al autobús para ir al hotel. No creo que pasaran más de 10 minutos desde que estábamos cenando hasta que nos metimos en la cama. Y menos de un minuto para dormirnos. Lo que hace el agotamiento. Ni radio, ni tele ni nada.
Los que me conocen ya saben de mi afición por la radio para dormir. Planificando el viaje estuve valorando la posibilidad de grabar algún programa deportivo para poder ponérmelo al acostarme. A mí me da igual que sea repetido. Casi mejor pues así prestas menos atención y te duermes antes. Pensé entonces que para eso lo mejor era dejarme de grabaciones y sintonizar alguna emisora francesa, de deportes o de lo que sea, que seguro que es un rollo, pero no me dio tiempo y me quedé dormido. Sin duda ayudó que hubiéramos decidido por unanimidad pasar del desayuno y levantarnos a una hora más humana. Qué tranquilidad y qué descanso para el estómago!
Pero que nadie piense que nos pasamos la mañana durmiendo. Que no. Que a las 9:45 horas ya estábamos en el parque tomando el café.
Estuvimos conociendo la zona llamada “DiscoveryLand”. Así, mientras unos iban al comentado “Space Mountain” la Vicepresidenta y yo nos quedamos en el “Orbitrón”, que es como “el Pulpo” de toda la vida pero más grande y con naves espaciales en lugar de patas. No puedo decir mucho de la atracción pues la Vice decidió no darle a la palanca de subir y nos pasamos los 2 o 3 minutos a ras del suelo. Desde luego vértigo no tuvimos.
También entramos en el “ Buzz Lightyear laser” y en los coches … A eso de la 12:30 nos pasamos al “ Walt Disney Studios” con su “ Tower of Terror “ como atracción más importante.
El Jueves y Viernes, hasta la tarde, no tuvimos colas ni esperas. En bastantes atracciones pasamos directamente sin esperar ni un solo minuto. Al principio dije que con saber 9 palabras tienes más que suficiente para sobrevivir en el Parque. Una que teníamos muy bien aprendida era la de “ Fast Pass”. Al principio, incluso, se convirtió en una obsesión. Yo quería – como todo el mundo me había aconsejado – tener siempre un “Fast Pass” en el bolsillo. Es decir , la reserva de hora para acceder directamente y sin colas en una atracción y que puedes conseguir pasando la entrada al Parque por una máquina. “ Fast Pass, Fast Pass “ decía repetidamente. Pero imposible. Cuando llegábamos las máquinas estaban cerradas pues no había colas. Al final conseguimos uno pero no nos sirvió de nada pues la atracción se averió. En nuestro caso, entonces, con ocho palabras hubiéramos tenido más que suficiente.
A parte de las atracciones hay cada día hay dos acontecimientos que merece la pena ver: la cabalgata de las 17 horas y el espectáculo de luz y sonido de las 21 horas. La cabalgata dura unos tres cuartos de hora y en ella aparecen los personajes más importantes de Disney con grandes carrozas. A los niños les encanta.
A eso de las ocho de la tarde la gente empieza a coger sitio en la plaza central para ver el espectáculo de luz y sonido conmemorativo del veinte aniversario. Compramos las orejas luminosas de Mickey y nos sentamos a esperar. Es difícil calcular pero pienso que seríamos varios miles de personas - todos mirando hacia el famoso castillo de Disney- las que nos congregamos para ver los impresionantes rayos laser que dibujaban en el cielo fragmentos de las películas más conocidas. Y para acabar la fiesta , una espectacular traca de fuegos artificiales. Sin duda un gran espectáculo.
Como hubiera sido imperdonable no subir a la Torre Eiffel y montar en un “bateau mouche”, uno de los días lo dedicamos a conocer Paris. Nosotros ya habíamos ido hace años pero el Presi y la Vice no , y París bien vale una segunda o cien visitas. ( iba a poner mil pero tampoco hay que pasarse que luego se crecen ).
Tras el recorrido turístico en el Bus y las fotos de rigor, comimos en una terraza cerca del Louvre. La Vice también se durmió pero se despertó al olor de unamagnífica Pizza.

Como anécdota, en la torre Eiffel , estuvimos unos 10 minutos parados dentro del ascensor…que luego se estropeó ( creo que debe ser bastante habitual ) y como ahí no funciona lo del “ fast Pass “ tuvimos que esperar un buen rato para bajar. 

Para la última cena en Disney dejamos el “Café de Mickey”. En este restaurante los personajes más conocidos se pasan por las mesas y se hacen fotos con sus fans. Fue una cena muy divertida en la que todos disfrutamos mucho. La que más la Vicepresidenta que por fin pudo encontrarse cara a cara con su amiga Minnie.
Este lugar, como todo Disney, está repleto de españoles. ¡Cómo sería esto antes de la crisis! – pensamos-. Y no lo digo porque se nos oiga más -que también -, porque se organicen despedidas de soltera – que ya vimos alguna-, o porque escuchemos lo de “ esa Jessy como mola se merece una Ola -OOOOOOO -, y un Tsunami – OOOOOOAAAAAAAAA - ” … No. Lo digo porque cuando sale a saludar “Tigger” todos decimos “ Tiguer”. En esto no fallamos. Ya puedes ser vasco, catalán o murciano que no hay español que diga “   Taiguer   “. Y eso sí que une , diga lo que diga el President . Si es vasco, el de la ola se llamará Markel , y si es catalán Oriol , pero al final todos lo pronuncian igual que la Jessy.
El último día, con las maletas ya en la puerta, buscamos unos españoles para darles los bonos de comida que nos sobraron por haber ido a París y por saltarnos alguna cena. En cierto modo era como quedarnos un poco más. Solo pusimos la condición de que fueran españoles. Por dos razones: la primera porque nos daba la gana y la segunda porque , a ver cómo narices podíamos explicar en nuestro maravilloso inglés que nos habían sobrado unos vales y que se los dábamos por habernos caído bien. Pensarían que se trataba de un timo o de algo parecido, y de la manera más tonta podíamos acabar en la gendarmería acusados de estafa y tráfico de bonos de comida a menores de edad. Estas cosas sabes cómo empiezan pero no comoterminan. Algo asombrados, nos preguntaron que de dónde éramos, les dijimos que de Madrid y ellos nos contestaron que de Barcelona pero que el suegro era de Logroño. Esto nos lo dijeron como si a nosotros nos importase que fuesen catalanes… y por mí , la verdad, el suegro podía ser de donde quisiera. Así que Rajoy ya sabe lo que tiene que hacer para superar lo del desafecto: regalar bonos para comer en el Parque Disney.
También recordaremos a Jimena, Nacho y sus Padres. Unos amigos que nos hicimos en el avión de ida y con los que coincidimos una tarde en el parque. Espero que nos volvamos a ver.

En fin, que ha sido un viaje estupendo que nunca olvidaremos, que si Dios quiere y el bolsillo lo permite , para la Primera Comunión de la Vice repetiremos.