RESTAURACIÓN DEL CRISTO CRUCIFICADO Y YACENTE DE ARJONILLA (JAÉN)
Antonio Custodio López
El restaurador Antonio Custodio López acaba de finalizar la intervención del Cristo crucificado y yacente de Arjonilla (Jaén), perteneciente a
El 15 de Marzo de 1.603 se funda la “Cofradía de
“El Viernes Santo después de medio día, los cofrades que fueren de la dicha Cofradía parte de sangre y parte de lumbre se junten en
La tradición se mantuvo hasta los terribles sucesos de
La talla del “Santo Entierro” (como es conocido en la localidad) es un caso común de la imaginería de la posguerra; caracterizada por escasos recursos económicos y por una cierta seriación en los modelos. La enorme demanda de imágenes obligaba a recurrir frecuentemente a modelos de los grandes maestros del Barroco; cuya aceptación popular hará que Sánchez Mesa realice una serie de versiones del crucificado de
De las imágenes anteriores, hay que destacar las similitudes que se observan entre el yacente de Arjonilla y el de Almuñecar. Ambas piezas poseen policromías oscuras que acentúan su condición de fallecido y sudario blanco de amplia lazada en sustitución del tradicional sudario carmín del Cristo de Mora. Asimismo se tratan de imágenes articuladas para la función del descendimiento, detalle que por desgracia no conserva la imagen de Almuñecar cuando se fijaron los brazos al torso en una intervención posterior.
La restauración del Cristo crucificado y yacente de Arjonilla estuvo precedida por una fase de conocimiento profundo de la obra, a través del estudio in situ y del uso de diferentes exámenes científicos (análisis con luz natural y ultravioleta, rayos X y análisis material de los estratos pictóricos y de soporte).
Análisis material de los estratos pictóricos y de soporte.
La pieza presentaba un delicado estado de conservación. A nivel de soporte, se observaba un gran número de grietas y fisuras, oxidación de puntas metálicas empleadas en la ejecución de la imagen, así como el deterioro del cuero a causa de su envejecimiento y el desgaste continuo por el movimiento de los brazos. Con respecto a la policromía, existían amplias zonas con falta de adhesión y pérdida de estrato; en su mayor parte ocultas por estucos y repintes de ejecución deficiente.
En primer lugar se llevó a cabo la fijación de los estratos pictóricos mediante la aplicación de cola animal hidratada, papel japonés y uso de espátula térmica. El proceso fue realmente complicado por los graves desprendimientos que presentaba y una intervención anterior que fijo inadecuadamente las lascas de policromía con inyecciones de estuco.
Asegurado el estrato pictórico, se realizó el pertinente test de solubilidad donde se determinó qué disolventes eran los idóneos para la limpieza de la superficie pictórica. La eliminación de repintes, estucos y una capa superficial que amarilleaba notablemente la pieza pudo redescubrir los matices cromáticos de su policromía, así como pérdidas y grietas que se habían ocultado de forma inadecuada.
Las grietas, por su parte, fueron consolidadas con madera similar a la original (pino) que también fue empleado en la talla de algunas faltas de soporte. Las puntas metálicas cuya oxidación dañaban la policromía fueron eliminadas. En el caso del cuero, se llevaron a cabo diversos tratamientos encaminadas a su consolidación, limpieza y flexibilidad.
Las últimas intervenciones contemplaban el nivelado de lagunas pictóricas mediante estuco tradicional y su posterior reintegración cromática, con los criterios actuales de reversibilidad y diferenciación a corta distancia. Todo el conjunto fue protegido con un barniz de retoque.
Estado previo a la Restauración |
Detalle, tras la limpieza y estucado. |