14 de Noviembre de 1494

LA BATALLA

DE

LA LAGUNA

Raúl E. Melo Dait

…en esta ciudad de S. Cristóbal de La Laguna, en esta ciudad histórica de las venerables tradiciones, todo nos demanda recuerdos y respeto para los hombres de corazón esforzados que clavaron en sus colinas el estandarte de Castilla; templos, casas, edificios, plazas y calles, montes y llanuras, caminos y barrancos; todo está lleno de sus nombres, todo está lleno de sus hechos, todo nos lo recuerda incesantemente , con esa voz elocuentísima, que solo el corazón oye, de las piedras, de los árboles y de las aguas. Nuestra Señora de Gracia, Cruz de Piedra, Plaza del Adelantado, La Concepción, San Roque, San Miguel y S. Cristóbal; la primera batalla, la primera misa, la derrota de Bencomo, la muerte de Tinguaro, la primera vivienda, los primeros torneos, los primeros cabildos. ¡Cuantos recuerdos, señores, cuantos y cuán hermosos recuerdos!

…..…………………………………………………………

Sí: el pueblo lagunense tiene en nuestra provincia una misión verdaderamente magnífica; la Providencia se lo ha impuesto; la Historia se la señala: mantener inmaculado é ileso el sagrado depósito de las tradiciones canarias; defender contra todos los ataques el arca santa de nuestro gloriosísimo pasado.1

1 Párrafos del discurso pronunciado por D. Francisco Fernández Béthencourt en la sesión celebrada por la "Sociedad Instructiva" de La Laguna el 27 de Septiembre de 1880 con motivo del aniversario de la conquista.

 

Fotografías: El Autor

Agradecimientos:

Este trabajo no hubiera sido posible sin la estimable colaboración de:

ARCHIVO HISTORICO MUNICIPAL DE LA LAGUNA a su director y personal por haberme facilitado el acceso a sus fondos.

MUSEO MILITAR REGIONAL DE CANARIAS de Sta. Cruz de Tenerife

MUSEO DE LA HISTORIA de La Laguna

SOCIEDAD ECONOMICA DE AMIGOS DEL PAIS DE TENERIFE

ALFREDO MEDEROS MARTIN por la corrección de este trabajo, así como por la información facilitada.

 

INTRODUCCIÓN

Se puede afirmar definitivamente que la batalla que decidió la conquista de Tenerife, no solo por la victoria de las tropas invasoras sobre el pueblo Guanche (nos referimos a los llamados bandos de guerra: Taoro, Tegueste, Tacoronte y Anaga), unida a una retirada desordenada, las plagas causadas por la corrupción de los cadáveres en el campo de batalla, llamada por los historiadores como "Modorra de los guanches" y la muerte de su principal líder el Mencey de Taoro, trajo las derrotas sucesivas que decidieron el final del poderío de un pueblo que luchó hasta el final por su supervivencia y libertad.

Para tratar este tema, vamos a tomar como fondo un manuscrito de Buenaventura Bonnet, haciendo algunos comentarios documentados por cronistas e historiadores principalmente con la obra de Juan Béthencourt Alfonso, obra que creemos nunca leyó Bonnet, así como documentación existente en diferentes archivos, con el fin de dar una mayor claridad a esta parte de nuestra historia.

Al igual que hiciera en su momento Manuel de Ossuna y Van Den Heede, Buenaventura Bonnet, intentó sin éxito que se levantara un monumento a una batalla de los guanches, en esta ocasión a Tinguaro, príncipe de Taoro y hermano de Bencomo, por su muerte en la llamada batalla de La Laguna, digo intento, porque dicho monumento nunca se llegó a levantar por las autoridades competentes2, y sí en su lugar un monolito levantado en 1984 por grupos independentistas, e incluso no se si este trabajo fue al final presentado, ya que lo

2 Manuel Fariña en sus notas en la obra de Juan Béthencourt Alfonso, comenta que existe un proyecto municipal para levantar un monumento en memoria de dicha batalla y la figura de Bencomo, (?).

único que ha llegado a mis manos es un manuscrito con tachaduras propiedad del Fondo Ossuna3, el cual vamos a transcribir4.

3 AHMLL Fondo Ossuna caja 153, documento mecanografiado con correcciones (1916)

4 Este documento ya fue publicado en su totalidad, sin añadir comentario en la obra de BÉTHENCOURT ALFONSO J.: Historia del Pueblo Guanche T. III (1997) Anexo V, pp. 303-320, (1997) Francisco Lemus editor, Tenerife.

La Batalla de La Laguna y la muerte de Tinguaro5

Estudio Hermenéutica Histórica

Por

Buenaventura Bonnet

Memoria dirigida a la

Comisión provincial de Monumentos Históricos de Canarias

Por su autor

Tenerife Noviembre 1916

Siendo norma del historiador el descubrir la verdad, desvaneciendo por todos los medios posibles el error, y, encontrado el que esto escribe demasiado oscuro uno de los pasajes más interesantes de nuestra historia regional, o sea la llamada batalla de la Laguna en los tiempos de la conquista, verificada entre guanches y españoles, a esta memorable acción hemos dedicado algún tiempo con objeto de iluminarla en lo que podamos.

La casualidad hizo que este verano asistiéramos a las fiestas de San Roque. Allí estudiamos con detención el terreno y leímos después todos los autores que narran la expresada batalla y la muerte del esforzado príncipe Tinguaro; repetimos más tarde nuestros viajes al cerro ya indicado, más, la dificultad para interpretar a los historiadores y conocer la verdad se hacía mayor, pero al fin la luz se abrió paso desvaneciendo errores y hoy, después de poner en orden nuestras investigaciones las ofrecemos a la sabia comisión de Monumentos Históricos de esta provincia, más

5 En la portada a lápiz se puede leer O.153.19 "Presentado y dedicado a la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Canarias".

como tributo y homenaje a la tierra canaria, que disquisición crítica repleta de sabiduría y erudición, de la que aún mucho nos ha menester. Comienza el trabajo con un artículo de antecedentes necesario para comprender el desarrollo de los hechos que luego analizamos copiados de los más inteligentes historiadores, sucediéndole tres capítulos cuyos epígrafes indican la materia que en ellos se trata, a saber:

I.- La batalla de la Laguna

II.- La muerte de Tinguaro

III.- Pedro Martín Buendía, y

Un resumen que condensa los hechos que se pretende demostrar más dos gráficos uno de la batalla y otro del paraje en que ocurrió la muerte del hermano de Bencomo. Esperando que la acogida benévola que ante esta comisión tenga materia adjunta no la eximo del saludable rigor en que deba ser analizado en todos sus puntos, corrigiendo yerros si se advierten o descuidos que empañen la verdad, cierra estas líneas a modo de prólogo o introducción para presentarla escribe.

EL AUTOR

ANTECEDENTES

Después de la batalla de Acentejo llegó el general Alonso Fernández de Lugo a Canaria6 con menos opinión de la que había sacado de la buena conducta que había tenido de castellano de la torre de Agaete, y fortuna en la prisión del Guanarteme, según asegura el historiador Castillo7, ganándose en todo muchas estimaciones, que aunque la batalla de Acentejo, fue una hora mala de fortuna contraria, a la fechoría alevosa que obró con los vasallos del rey de Güímar, (contra las sentencias Pontificias y Reales Declaraciones a favor de la libertad de los naturales de estas islas) no se le hallaba descargo. Y, en efecto, el Adelantado, según cuentan todos los historiadores se encontraba con mucha pesadumbre y disgusto, no sabía de orden de tener, dice Galindo, por que le habían muerto en las entradas que había hecho, mas de 700 hombres. Dispuesto Fernández de Lugo a no abandonar la empresa comenzada trató con Francisco de Palomar, Nicolás de Angelote, Guillermo del Blanco y Mateo Viña8, mercaderes genoveses que se encontraban en Canaria, para que le ayudaran en lo que pudieran. Dichos mercaderes dieron poder a Gonzalo Xuárez Maqueda en 15 de Junio de 1494 ante Gonzalo de la Rubia, escribano público9, para que fuera a España

6 Al nombrar Canaria el autor se refiere a la actual isla de Gran Canaria.

7 AGUSTIN DEL CASTILLO RUIZ DE VERGARA P. (1848), Descripción Histórica y geográfica

de las Islas Canarias. Imprenta isleña, Santa Cruz de Tenerife

8 Los nombres que da Béthencourt Alfonso son: Francisco Palomares, Mateo Viñas, Nicolao Angelata y Juan de Blanco.

9 Aquí vuelve a errar con Béthencourt Alfonso, ya que este da como fecha el 13 de Junio y como escribano: Gonzalo García de la Puebla.

y consiguiera de algún noble que se asociara a la empresa con 600 infantes y 30 jinetes. Llegado Maqueda a Cádiz, trató el negocio con algunas personas. De quienes solo sacaba entretenimiento, hasta que se pasó a la ciudad de San Lúcar de Barrameda, proponiéndole el negocio a don Juan Guzmán, duque de Medinacedonia10, en quien solo pudiera tener aceptación negocio de tanta magnitud "que le consideró como tan del servicio de Dios en la dilatación de su santo nombre, y del servicio del Rey en el aumento de sus vasallos, añadiéndose aquella isla de Tenerife a las otras que estaban conquistadas". Admitió el duque proteger la empresa, que solo lo pudiera su grandeza; y luego mandó poner banderas, y un estandarte para la caballería, y con publicación de leva, se reclutaron los 600 hombres, nombrando maestre de Campo a Bernardino o Bartolomé Estupiñán Cabeza de Vaca, caballero jerezano, y por capitán de los 30 jinetes11 a Diego de Mesa, y otros capitanes y oficiales para la referida infantería, que, con los aprestos necesarios salieron de San Lucar de Barrameda por el mes de Octubre, y navegaron a Canaria, adonde arribaron con felicidad12. En interés de estos amigos que se hacían en los puertos de Andalucía, hacia el adelantado sus aprestos en Canaria, auxiliado de sus amigos, especialmente de Lope Fernández de la Guerra, conquistador, que vendió dos ingenios de azúcar, para la asistencia de este despacho, y otros muchos caballeros canarios alentados de la conducta de don Fernando Guanarteme, su hermano don Pedro Maninidra y demás

10 Medina-Sidonia.

11 Béthencourt Alfonso da la cifra de 670 peones y 80 jinetes.

12 Estos datos son sacados del libro de Agustín del Castillo, Béthencourt Alfonso comenta que embarcaron en el puerto de Bonanza el 22 de Octubre y llegando a Gran Canaria el 29 del mismo mes.

parientes, que en ninguna fortuna dejaron de seguir a don Alonso Fernández de Lugo, que entre todos formaron un cuerpo de más de 500 hombres. En este número se han de contar los soldados que se escaparon del desastre de Acentejo y la gente enviada por Doña Inés Peraza, viuda y señora de Lanzarote. Unidos estos soldados a los enviados por el duque de Medinasidonia, y hecha reseña de toda la gente. Lugo embarcó la expedición en seis carabelas y en otras muchas barcas y carabelas menores que tenía juntas y dirigiéndose de nuevo al puerto de Santa Cruz de Tenerife. El total de hombres reunidos ascendía:

600 soldados del duque

500 " de las islas

30 " de caballería del duque

40 " de " de las islas

1.170 en total13

Que componía una hueste muy lucida con alguna artillería, y muy superior a las fuerzas con que Cortés dominó el imperio mejicano. Muy pronto llegó Fernández de Lugo a Tenerife, era en los primeros de Noviembre, según los historiadores, cuando el Adelantado desembarcó de nuevo en Nivaria, con el propósito firme en esta ocasión de llevar a cabo la conquista definitiva de la última isla que no reconocía aún la soberanía de Castilla.

13 Aquí vuelve a diferenciar Béthencourt Alfonso, dando las siguientes cifras: 1.100 infantes -100 jinetes -30 güimareros Total: 1.230 hombres.

Luego que las naves echaron las áncoras, dispararon los cañones de las carabelas en honor de la Virgen de Candelaria, amortiguaron con sus naos, dice Castillo, los ánimos de los guanches que se consideraban victoriosos, animando a la vez a los soldados con las voces de los clarines y trompetas con que salieron a tierra, siendo su primera aplicación, la reedificación de la torre para la defensa y alojamiento de la gente.

LA BATALLA DE LA LAGUNA

No cabe duda que la batalla decisiva, y que virtualmente sujetó la isla de Tenerife al dominio español, tuvo por teatro la vega lagunera14. Si estudiamos con atención los testimonios de los historiadores se observa al momento el descuido y la falta de método en la descripción de tan importante hecho de armas. Viera y Clavijo15 pudo muy bien en esta ocasión lucir su crítica; de esa manera tendríamos hoy despejados muchos puntos oscuros relacionados con este combate.

En nuestras investigaciones procuraremos hacer un estudio hermenéutica hasta donde nos alcance las fuerzas, pero tan solo de los acontecimientos que nos convenga aclarar para el fin que perseguimos. Y dicho esto entremos en materia. Después de fortificado el real de Santa Cruz, los españoles al mando del Adelantado Fernández de Lugo se dirigieron con su ejercito, que según todos los cálculos ascendía a unos mil hombres, a la vega de La Laguna.

Como buen militar y experimentado capitán dejó guarnecido el campamento de Santa Cruz con fuerzas suficientes para evitar una sorpresa, y, con gran prudencia apostó en la Cuesta, que era un punto estratégico, a los oficiales Juan Benítez y Fernando del Hoyo con una manga de soldados y la orden terminante de prohibir en absoluto la subida a La Laguna a las tropas que guardaban el real de santa Cruz.

14 ESPINOSA A. (1594) Historia de Nuestra Señora de Candelaria Goya ediciones (1980) Tenerife. Nos comenta que dicha batalla tuvo lugar el 14 de Noviembre pp. 108.

15 VIERA Y CLAVIJO J. (1772) Noticias de la Historia General de las Islas canarias. (1982) Goya ediciones, Tenerife.

Estas medidas y disposiciones si bien denotaron una previsión necesaria, evitando así una sorpresa o facilitando una retirada en caso grave si fracasara la empresa, también denota cierta desconfianza en el Adelantado contra los canarios que seguían sus banderas, puesto que la guarnición del real estaba compuesta de la gente reclutada en Gran canaria, mandada por Fernando Guanarteme que, como sabemos, era natural de aquella isla.

Tomadas estas disposiciones, los españoles avanzaron hacia La Laguna. Entretanto los guanches apercibidos por la gente de la costa de la llegada de los buques, se aprestaron a la defensa. Bencomo envía emisarios a todos los reyes de la isla, y estos acuden con sus hombres a la presencia del rey de Taoro. Este ordena que bajen espías al real para conocer las fuerzas y las intenciones de los españoles y al mismo tiempo se prepara colocando gente armada en la Cuesta que era por donde inevitablemente había de subir el ejército español16.

Conociendo Fernández de Lugo las disposiciones de los guanches, levantó el real muy de madrugada17, de suerte que, protegido por las sombras de la noche, no pudiendo ser visto ni sentido de los espías hasta el despuntar del día, y que esto acaeciera en lo más alto de la Cuesta y ya ganado el llano en donde podía arrastrar con el auxilio de la caballería sin gran peligro el ímpetu de los naturales.

Tal y como fue concebido el plan se efectuó en todas sus partes. Los soldados de Lugo treparon las últimas lomas de la Cuesta y llegaron a terreno llano al

16 A este respecto Viera y Clavijo Ob. cit. pp. 641, nos cuenta: Como quiera que fuese, Bencomo destacó de su campo dos espías para que, avanzando por el barranco de Tahodio, bajasen a reconocer las fuerzas de su enemigo y observasen sus movimientos; pero fueron descubiertos entre la misma maleza de los valos, cardones y tabaibas por cuatro soldados de a caballo y algunos de a pie. Los dos guanches quisieron hacer fuga, corriendo como liebres. Y en efecto, uno de ellos se escapó…

17 VIERA Y CLAVIJO Ob. cit. da la fecha del 13 de Noviembre pp. 641.

amanecer el día, retirándose los guanches de aquel punto visto la sorpresa de que fueron víctimas.

En tal aprieto, el rey de Taoro mostró una energía y entereza digna de las mayores alabanzas. Urgente era detener las fuerzas invasoras y a este fin, Bencomo, acaudillando unos 5.000 hombres18 se dirigió a las afueras de la Laguna con ánimo de cortar el paso a los españoles con el objeto de perseguir al ejército cristiano y saltar el real de Santa Cruz caso fuera derrotado aquel, en la acción que se iba a empeñar.

Apenas Bencomo se puso en marcha con sus hombres se presentó a la vista el ejército de Lugo. Los emisarios de ambos entablaron pláticas de paz basadas, como siempre, en que los guanches abrazaran el cristianismo y reconocieran a los Reyes Católicos como sus señores, obedeciéndoles en todo, rindiendo pleito homenaje a su poder, prometiendo en ese caso los españoles respetar las vidas y propiedades de los naturales a tal obligación accedían, pero muy pronto vieron los parlamentarios que el ánimo de unos y otros no se pensaba sino en decidir la cuestión por las armas.

El campo que cubría el ejército guanche abarcaba desde donde hoy está edificada la ermita de San Cristóbal a la entrada de La Laguna, hasta la Cruz de Piedra19, extendiéndose más allá de los puntos señalados porque esto no indica sino

18 Según Núñez de la Peña (1847-135) eran 11.050 hombres repartidos de la siguiente manera: 5000 de Taoro, 2000 de Tacoronte, 1200 de Tegueste, 2600 de Anaga y 250 de la Punta del Hidalgo, el mismo número que da Viera, probablemente por copiarlo a Núñez de la Peña.

19 Para conmemorar esta batalla, se decidió levantar un monumento religioso, llamado La Cruz del humilladero. La elección de dicho monumento se aprueba en 1560 por el Cabildo de Tenerife presidido por el Ldo. Plaza, gobernador de Tenerife y La Palma para levantarla junto a la ermita de S. Cristóbal, (se ase e empedra e adoba, e porque a la salida de la dicha calle, junto al pilar de San  Xtoval; se hace una placeta y en ella estará a bien un omylladero de cantería.) diputándose para los detalles al Dr. Juan de Fiesco, pero es hasta el año 1562, cuando comienza su construcción (AHMLL act. 11, 1º, fº 250 v. y fº 270) y debería hacerse conforme a lo de Santa Clara ,aunque enseguida comenzaron a discrepar sobre su emplazamiento, por este motivo las obras fueron paralizadas durante años, hasta que en 1566 se decide levantarlo algo más debajo de la ermita, según se deduce del acta del cabildo reunido el 11 de Enero de 1566, bajo la presidencia del Ldo. Juan Vélez de Guevara, gobernador de Tenerife y en presencia del escribano Alonso Cabrera de Rojas: E luego el Sr., Gobernador dixo que su merced con algunos de los caballeros de este Cabildo avia ido a ver donde convenía que se pusiese el omylladero de la entrada de la ciudad porque diz que no es lugar conveniente donde está compesado y avia en ello dos inconvenientes, lo uno que estará mejor más debajo de San Xtoval e lo otro que a donde agora estaba se haría de menos costo, e platicándose sobre ello e visto que está mejor debajo de San Xtoval y es obra perpetua, se mandó se pase abajo donde se acaba la viña de maese Domingo e se haga en un llano que allí está , que es donde se puede mejor verlo los que vinieren del camino de Santa Cruz, e se comete a los Sres. Ldo. Fonseca e Pedro de Vergara, regidores, para que lo hagan hacer, e se les dio poder bastante para ello. (Padrón Acosta S. "La Cruz de Piedra" en Revista de Historia XIV, 1948 pp. 68-70, Universidad de La Laguna). Para darnos una idea de cómo era la cruz primitiva, cuando en 1604 se contrata al cantero Manuel Penedo otro humilladero para Tegueste el Nuevo (junto a S. Gonzalo), se adopta como modelo el de La Laguna, que era de piedra y tenía una Cruz, pero sin las imágenes de Jesucristo y la Virgen María (AHPSCT leg. 256 f. 479). A finales del siglo XVII un temporal de viento derribó la Cruz primitiva y su reconstrucción se debió al Ldo. Tabares de Cala según acta del cabildo del 30 de Noviembre de 1697, Otro si la Justicia y Regimiento acordaron que por cuanto la Cruz de Piedra que estaba en el camino de Santa Cruz, tan antigua como se sabe y la derribó un temporal de viento, se vuelva a hacer y poner como estaba antes, y también se acabe su alameda que comenzó a hacer el Sr. D. José Tabares de Cala, siendo corregidor de esta isla, como lo es ahora. (AHMLL act. 33, 1º fº 41, 30-XI-1697).

la dirección...20 El centro era mandado por Bencomo, el ala derecha por Acaymo, rey de Tacoronte y el ala izquierda por el príncipe Tinguaro. El ejército cristiano se extendía desde la ermita de Gracia, punto elegido por Lugo porque su altura domina el llano y que por eso sirvió de real a los españoles, hasta las posiciones ocupadas por las fuerzas de Bencomo.

Duro fue el encuentro y tremendo el batallar, los combatientes se atacaban con gran encarnizamiento y furor; los guanches decididos a morir defendiendo el solar de sus abuelos y la independencia de Nivaria. Los españoles por el honor de sus armas; pero todo fue inútil; el triunfo de las fuerzas de Bencomo era imposible porque ni las armas de combate ni la disciplina de los soldados de Lugo eran elementos fáciles de ser vencidos. La vanguardia española constituida por arcabuceros y ballesteros desordenaba las filas de los guanches, sembrando el terror y la muerte y después de conseguirlo, entraban en acción los piqueros y caballos hiriendo y matando a los fugitivos.

20 Basándonos en estos datos la batalla debió celebrarse en el llano que hoy ocupa el llamado Barrio del Timple, Barrio Nuevo o Viña Nava y la Urbanización de la Verdellada.

Sin embargo, la batalla duró todo el día y esto demuestra el tesón de los naturales y el ardor de la lucha. Muchas veces se rehicieron los guanches, obligando a los españoles a perder terreno y otras tantas retrocedieron acosados por la caballería y el plomo enemigo, pero en esos ataques y contra ataques pueden citarse ejemplos de valor y denuedo dignos de ser cantados con épica trompa, que al caer arrollados por la estrategia y la ciencia militar de los conquistadores, los guanches cayeron con honor, cumpliendo como buenos y sin demostrar cobardía ni temor.

Se cuentan famosos hechos de armas realizados por los naturales y que merecieron la admiración de los vencedores. Los capitanes del ejército Bencomo, Acaymo y Tinguaro hicieron prodigios de valor; Tigaiga desafiaba a sus enemigos enarbolando una bandera perdida por los españoles en Acentejo, y tan fiero se mostró que hizo morder el polvo a muchos guerreros hasta que al fin sucumbió, pero matando siempre; Guadrafet vendió cara su vida y Beocoldo, Badamoet, Godoreto y cien más quedaron para siempre en el campo de batalla después de mostrar su valor rayando en la temeridad.2

21 Como podemos ver, el nombre de todos estos guanches, fueron sacados de los poemas e invenciones de Viana.

Pero la derrota era inevitable por que el terreno en que se movían los combatientes era llano y por lo tanto favorable para los españoles y la ventaja de las armas, infinita. Bencomo fue mal herido, también lo fue Acaymo, y Tinguaro muerto, o sea los tres jefes del ejército guanche. Entonces se ordenó la retirada hacia Tacoronte, y las tropas comenzaron a cejar, declarándose en derrota completa y retirada desordenada, cuando se advirtió la llegada de los canarios que se hallaban en el real de Santa Cruz. Los últimos ataques de la caballería hicieron un estrago horrible,

Las pérdidas de los españoles fueron escasas, y así era lógico que sucediera. Sin embargo, raro fue el que escapó sin heridas, los muertos fueron: 18 piqueros, 80 ballesteros y 10 hombres a caballo, total 45. Heridos de gravedad: 7 de a caballo y 10 peones; en cuanto a los hombres de Bencomo juzgamos no es exagerado el número de 1.700 bajas que consigna Viana22.

Respecto a esta batalla existen pareceres contradictorios en los historiadores. Galindo23 supone es la tercera de las libradas en Tenerife no sabemos con que fundamento, pues los demás autores aseguran que es la segunda. Núñez de la Peña24 y Viera y Clavijo25 dan poca importancia a la acción, así también Castillo, llegando

22 VIANA A. (1604) Antigüedades de las Islas Canarias. Edición facsímil, Exmo. Ayuntamiento de La Laguna, Tenerife.

23 ABREU Y GALINDO, J de (1590-1632) Historia de la conquista de las siete islas de Canarias, (1977) en A. Cioranescu (ed) Goya ediciones, Tenerife.

24 NÚÑEZ DE LA PEÑA, I (1676) Conquista y Antigüedades de las Islas de la Gran Canaria, y su descripción. Con mucha advertencia de sus Privilegios, Conquistadores, Pobladores y otras particularidades en la muy poderosa isla de Tenerife. (1847) Imprenta Isleña, Santa Cruz de Tenerife.

25 VIERA Y CLAVIJO Ob. cit.

Galindo a decir que el Adelantado al desembarcar no paró hasta el reino de Taoro; y continúa; "subió la Cuesta arriba y junto a La Laguna tuvo una refriega de poco momento, en una ermita que llaman Nuestra Señora de Gracia".

La fecha de su fundación es desconocida, la tradición nos dice que fue fundada en el camino a Santa Cruz por el voto formulado por el adelantado y otros conquistadores, en conmemoración de la victoria en la batalla de La Laguna a su regreso al Real de Santa Cruz. Según Núñez de la Peña, fue la primera ermita construida en piedra.26

Por el contrario, Espinosa27 sostiene que fue "tan brava, tan reñida y peligrosa que duró muchas horas con dudosa fortuna, porque cada parte peleaba con mucho coraje y ánimo denodado". Nosotros nos inclinamos al parecer de este último autor, después del estudio que hemos efectuado de la indicada batalla en los autores más cercanos al hecho narrado, procurando hacer resaltar en el gráfico que va adjunto la disposición de los combatientes. La razón de no darles los historiadores de la conquista, la importancia

26 NUÑEZ DE LA PEÑA Ob. cit. pp. 322

27 ESPINOSA Ob. cit. pp. 108.

que merece, creemos hallarla en el desprecio que mostraron los españoles a la raza vencida y esto explica, a nuestro juicio, no haberse efectuado estudios serios del indicado combate, famoso por más de un hecho de armas.

LA MUERTE DE TINGUARO28

Dijimos antes que el ala izquierda del ejército de Bencomo estaba mandada por el príncipe Tinguaro que necesariamente de medir sus fuerzas con el ala derecha del ejército cristiano. Dada la señal, el hermano de Bencomo atacó con furor a los españoles quedando indeciso el combate bastante tiempo; ora retrocediendo, ora ganando terreno ambas huestes.

28 ESPINOSA no da el nombre de Tinguaro sino que en su obra solo se refiere a un hermano de Bencomo sin especificar nombre, por lo que se cree que es una invención de Viana. En cambio Leonardo TORRIANI Descripción de las Islas Canarias (1978), pp. 184, Goya Ediciones. Tenerife, da el nombre de Himenechia o Chimenchia, siendo el único cronista e historiador conocido que lo llama de esta manera: …se fue marchando en orden en dirección de la Orotava, para encontrar a Himenechia, hermano de Benchomo… …Después Chimenchia fue reprendido por su hermano por no haber perseguido a los vencidos… Cioranescu, en las notas de la obra de Torriani, pp. 184, da la idea de que el nombre de Tinguaro, pudiera haber sido "Chinguaro".

Herido Bencomo y puesto en fuga la gente de Acaymo, las fuerzas españolas reunidas, atacaron al héroe de Acentejo que todo el día había mantenido la lucha sin cejar gran cosa. Era el atardecer cuando viendo la imposibilidad de sostenerse ante los soldados de Lugo ordenó la retirada hacia el cerro de San Roque, paraje en que podía escapar a la persecución de la caballería y en donde su gente se defendería mejor. Ya herido Tinguaro en la batalla, continuó defendiéndose en la falda del cerro de los soldados de a caballo que le acosaban dispersándoles con una alabarda que traía consigo ganada en la batalla de Acentejo; libre de sus perseguidores continuó la marcha cerro arriba. Más, en lo alto del repecho surge Martín Buendía que con la pica en alto se dirige al encuentro del infortunado príncipe. Entonces Tinguaro, cansado, mal herido, débil por la sangre que perdía y abatido por la desgracia, cruzó los brazos en señal de rendición y dijo: "No mates al hidalgo, que es natural hermano de Bencomo y se te rinde aquí como cautivo"29, pero el implacable Martín de un fiero y terrible golpe le arrancó la vida. Los compañeros de Martín le dieron voces para que no matara a tan bizarro guerrero, pero ni las excitaciones de aquellos, ni la abnegación de aquel valiente rindiéndose cautivo, ni su lastimoso estado movieron a piedad al corazón del feroz y cruel soldado.

Analicemos este pasaje porque tiene bastante importancia. Huía Tinguaro hacia el cerro de San Roque perseguido por soldados de a caballo, hasta que al fin pudo escapar de aquellos; así pues, en gran estrecho estuvo el hermano de Bencomo mientras era perseguido en el llano, pero no así en cuanto ganó el cerro, y desde ese momento pudo considerarse salvado.

29 Según Núñez de la Peña (1847-139) chucar guayot Archimencey reste Bencomsanet vandet relac machet zaheñe. Como podemos ver en el lenguaje guanche no coinciden nunca los investigadores.

Ahora bien: ¿Cómo es que en lo más alto del mencionado cerro se encuentra aún con enemigos que le amenazan y matan?, ¿Cómo es posible que soldados de a pié pudieran alcanzar la cima antes que Tinguaro, después de haber escapado este, como efectivamente escapó en la falda del cerro de a gente de a caballo?

La explicación la tenemos en el siguiente hecho: Sabemos que los canarios que habían a Tenerife para ayudar a la conquista quedaron, por disposición expresa de Fernández de Lugo, guardando el real de Santa Cruz. Mandaba estos hombres Fernando Guanarteme, el cual inflamado el ánimo y con un sobrenatural impulso, según dice Castillo, o porque oyó los disparos de los arcabuces, o en fin, porque conociera por mensajeros el estrecho en que estaban las tropas, movió su gente y tiró a La Laguna. En vano fue que Juan Benítez y Fernando del Hoto apostados en la Cuesta se opusieran a su marcha, porque Guanarteme enristrando la lanza hizo lugar a los suyos, diciendo que el había de ver la cara al Adelantado, vivo o muerto, llegando a la batalla en tan buena ocasión para los españoles que los guanches viendo este no imaginado socorro que reforzaba a sus enemigos, comenzaron a desamparar el campo hallando la muerte en todas partes. Ocasión se nos presenta ahora para estudiar a la ligera una parte de la orografía e hidrografía del lugar en que desarrolló el combate, pues, importa mucho a nuestro fin y para las conclusiones que deseamos.

Subida la cuesta se llega a terreno llano, o mejor dicho a una meseta que se continúa con ligeras ondulaciones hasta La Laguna. Las aguas de esa meseta discurren por dos barrancos, a poca distancia uno de otro haciendo más estrecho el camino que servía en la época de la conquista para subir a La Laguna y que constituía en la parte más alta de la Cuesta una posición estratégica de primer orden, tanto que después se construyó un castillo para defender dicha posición y que modificado en estos tiempos aún subsiste30. Recordemos también que los españoles colocaron en ese paraje soldados para la defensa del mismo y los guanches también enviaron destacamentos con ese mismo objeto.

Siguiendo por el barranco principal o sea el de Santos y continuando por el del Drago se llega a La Laguna. Hay que sospechar que una parte de la gente de don Fernando Guanarteme siguió por el cauce del nombrado barranco apareciendo por el cerro de San Roque, mientras la tropa de a caballo que acompañaba al jefe continuó por el terreno llano hasta Gracia.

30 Se debe referir a la antigua cárcel militar, que se encontraba en el Castillo de San Joaquín bajo el llamado mirador de Vistabella en La Cuesta.

Los canarios que surgieron por el cerro de San Roque, fueron los que mataron al príncipe Tinguaro pues ya hemos demostrado la imposibilidad de hallarse las tropas de Lugo en aquel lugar. Pero aún queda una duda; ¿Cómo conocían esa ruta los canarios?, desde luego hay que admitir que no fue la casualidad quién les condujo por tal sendero en tan buena ocasión para los españoles, sino que alguien les indicó el camino. En efecto; los espías que Bencomo envió al campo cristiano para conocer los movimientos del Adelantado fueron apresados todos por los españoles excepto uno que regresó a La laguna, y estos espías, amenazados quizás por los canarios declararon el paso, y si no fueron estos (que es lo más probable) sería algún otro guanche, que en ningún tiempo han faltado traidores.

El cauce del mencionado barranco desemboca en Santa Cruz junto al real de los cristianos, así lo demuestra la orden de Bencomo a los espías para que se ocultaran "en un barranco grande junto al puerto" según dice Viana. Este barranco es el llamado hoy de Santos, con cuyo nombre fue bautizado porque en ese día (1 de Noviembre31), desembarcaron los españoles por segunda vez en las playas de Anaza32.

(Juan Béthencourt Alfonso discrepa de esta opinión, ya que nos dice que el nombre de Santos, viene de una cueva en la que había unos "santitos").

Así mismo, para corroborar que el ya repetido barranco se unía con el del Drago y surgía por el cerro de San Roque, sigamos a Viana en el capítulo XII, dando cuenta de las disposiciones de Bencomo:

31 ESPINOSA. Ob. cit. da la fecha el 2 de Noviembre pp. 106.

32 BETHENCOURT ALFONSO J (1994-591)

"………y luego tuvo acuerdo que fuese el rey de Anaga con la gente que le seguía, que eran mil soldados que tras aquellos valles, dando vuelta al cerro de San Roque, y que saliese después por el barranco referido que va a la ciudad derecho al Puerto"

Ahora se explica perfectamente los sucesos de la acción. Tinguaro mal herido huyó cerro arriba librándose de la persecución de los hombres de a caballo, pero en lo más alto del cerro, aparece un grupo de enemigos. Eran los canarios que de Santa Cruz llegaron siguiendo el cauce del barranco ya indicado, ruega el héroe de Acentejo que no le maten pero Buendía le hunde la pica en el pecho.

La interpretación de los autores y la unión de datos que antes estaban dispersos y ahora reunidos por nosotros, desvanecen la confusión que rodeaba a la batalla que hemos analizado y a la vez dan una idea acabada de las circunstancias en que Tinguaro halló la muerte.

Historiógrafos hay que suponer fuera el mismo Bencomo quien pereció en tal malhadado combate. Espinosa33, Castillo y algún otro autor son de esa opinión, mas,

33 ESPINOSA Ob. cit. pp.109… Entre otros peleó ese día valentísimamente el rey de Taoro, porque con una alabarda, dicen se defendió de siete hombres de a caballo, y al cabo se escapó dentre ellos y se subió por la cuesta de San Roque. Mas aunque destos se escapó, no pudo escaparse de un fulano de Buendía, que sin conocerlo ni saber que era rey (aunque él en su lengua se lo decía ser el Mencey, que es rey), como no lo entendiese, no le valió su reinado, que le pasó con la lanza en un barranquillo estrecho, do quedó…De los prisioneros y cautivos, que hubo muchos, se supo haber faltado el rey; y como le buscasen y conociesen, cortándole la cabeza, la enviaron a su reino…

hoy en día está probada la inexactitud de tal aserto con tantas pruebas que sería perder tiempo el querer refutarla.

Béthencourt Alfonso (1997-124) da como seguro que el muerto fue Bencomo y no Tinguaro y que su muerte fue acaecida, no en el cerro de San Roque, sino en el llano de La laguna, como nos relata: No sabemos que valor pueda concederse a esta leyenda, pero lo que si es histórico es que Bencomo se encontró aislado batiéndose con una pica a la vez, según unos con siete soldados de caballería, según otros con cuatro, y en opinión de Marín y Cubas de diez a doce; sobre el espacio de terreno que se encuentra entre el Tanque de Abajo y el barranco del Rey o del Drago, y que hallándose herido además de cansado trató de ganar el referido barranco, cuando se le atravesó Pedro Martín Buendía y le hundió la pica en el pecho…

Un siglo después de estos acontecimientos ya estaban en desacuerdo los cronistas respecto de si fue Bencomo o Tinguaro a quién mató Buendía, como defienden respectivamente fray Alonso de Espinosa y Viana. Unos dicen que al pedir el muerto gracia al soldado pronunció las siguientes palabras:  naceth zahañe>34 o sea

34 Tenemos ante nosotros un verdadero enigma, sobre las verdaderas palabras usadas por Tinguaro, ya que ningún historiador se pone de acuerdo sobre las mismas, como veremos: Viana: Chusar guaye archimencey reste Bencom sanat velac naset zabañec Viera: chucar guayoc archimencey reste Benchom sanec vander relac nazet zahañe Núñez de la Peña: Chucar guyet archimencey reste Bencom sanet vandet relac machet zahara Antonio Mª Manrique en un artículo publicado en Revista de Canarias (Nº 72, 23 Noviembre 1881 pp. 338) "Estudios sobre el lenguaje de los primitivos canarios" nos dice sobre este tema:

que se te rinde>; mientras observan otros que el soldado Buendía no interpretó bien las palabras, porque los más próximos entendieron mencey en lugar de achimencey. Aseguran de que el origen de esta confusión nació de que eran muy parecidos; pero a nuestro juicio, si no andan erradas las tradiciones como parece no estarlo, dependió de que ambos cayeron en el campo de batalla, Bencomo muerto y Tinguaro mortalmente herido al extremo de fallecer a los dos o tres días… Torriani35 en su obra da por sentado que quien murió fue Bencomo cuando nos dice: "Allí se dio la batalla por ambas partes; y, después de haber combatido durante casi seis horas, vencieron los cristianos, quienes mataron

…Con tales variaciones, muy difícil sería aventurar una interpretación. Sin embargo, observamos que Archimencey o Achimencey, es, según Viana, el descendiente de un príncipe, como si dijéramos un noble, Abreu Galindo dice Achimencey epíteto dado al hidalgo. Reste según el mismo Viana, quiere decir: defensa, amparo, apoyo Bencom ha de ser Bencomo, nombre propio Velac podría ser ba’ alac y quiere decir cuidado En Zabañec se advierte un afijo de segunda persona Guaye se parece a la expresión arábiga equivalente a conmigo Las dos primeras palabras de las que examinamos parecen querer decir: shusar Guayac; esto es: ¿Qué pasa, que acontece contigo? Nasit equivale a "no te acuerdas" Sahanah protección, defensa ¿será esta la traducción?: ¿Qué pasa contigo? Soy el noble ó la noble defensa ó apoyo de Bencomo. Protégeme con equidad. ¿No te acuerdas que soy tu esclavo?

35 TORRIANI Ob. cit. pp. 186

a la mayor parte de los enemigos, y a Benchomo. Los demás huyeron hacia Taoro, al día siguiente eligieron por rey a Himenchia".

Años más tarde B. Bonnet en un artículo publicado en la Revista de Historia, y dando un pequeño resumen de este trabajo cambia de parecer como vamos a ver a continuación36:

Precisamos, con las fuentes que disponemos, este punto histórico. En primer lugar es indiscutible que Bencomo muere en el combate de La Laguna, pues la declaración de los testigos en la información de Margarita Guanarteme (1526) dice de un modo determinante, que en dicha acción "mataron al Rey Grande que se llamaba el Rey Venitomo37de Taoro, y don Alonso de Lugo envió a don Fernando Guanarteme se viera con el rey Ventor, hijo de Venitomo38 para requerirle se diese volviendo con la respuesta que el nuevo rey no se quería dar…"

36 Revista de Historia 14 (82-83) 1948 Págs. 267-273 Universidad de La Laguna, La Laguna.

37 Con respecto al nombre exacto del Rey de Taoro, hay muchas versiones, aunque parecidas, las fuentes orales en las que se surtían los cronistas, podían variar como veremos; El más común es Bencomo ó Benchomo (Espinosa), Benitomo-Benytomo-Venitomo (Rumeu de Armas).

38 El testigo Juan Baxo depone en la información diciendo: " que el día que los guanches fueron desbaratados que se dice el desbarato fue subiendo de Santa Cruz a La laguna do es la ciudad de San Cristóbal… cuando mataron a el Rey Grande que se llamaba el rey Venitomo de Taoro, el Adelantado e capitán por traer a los guanches al conocimiento de la fe de Cristo e por que se diesen sin más riesgo e muerte de gentes, mandó ir a el dicho Guanarteme a el rey Ventor, hijo del Rey Venitomo a le requerir que se diese a tonarse cristiano e que le faría toda la cortesía a le quisiese (Chil y Naranjo T. III Pág. 215) Las datas confirman el nombre del nuevo Mencey de Taoro, según lo ha comprobado Serra Ráfols, en ellas se lee: "del barranco donde se desrriscó Bentory…" sospechamos que este nombre equivale a Bentor rey.

En el archivo del conde de La Vega Grande en Las palmas de Gran Canaria se encontró a finales del siglo XIX este documento, referido a un testimonio del conquistador Juan Bravo para informar de la nobleza de Dª. Margarita Fernández Guanarteme, practicada en 1526 ante el Teniente de Gobernador de la isla de Canaria por Francisco Pérez Espino, por delegación de Martín Fernández Cerón, justicia mayor de la isla, que vamos a transcribir en su mayoría por que nos da una luz sobre este tema:39

…Que vido al dicho Dn. Fernando Guanarteme , que decían el Rey de Canaria, que fue allá a la conquista de Tenerife para ayudarla a ganar a los Reyes Católicos, nuestros señores, e que llevó e tenía consigo e debajo de su mando e obediencia en la dicha conquista de Tenerife 30 hombres, poco más o menos, canarios naturales de la Gran Canaria, sus parientes, y con sus armas, e que este testigo no sabe si los dichos hombres los llevó a su costa, más de cuando vido que el adelantado Capitán Dn. Alonso de Lugo les daba de comer. E que vido este testigo que el dicho Dn. Fernando Guanarteme por mandato de dicho adelantado e capitán fue donde estaba el Rey de Anaga, Rey guanche, el cual estaba de pases, a le decir e requerir que se viniese ayuntar con el dicho adelantado e los cristianos, porque se temía de él, e que el dicho Guanarteme fue dos veces al dicho Rey de Anaga al real de los cristianos, e entre los guanches, hasta que hizo venir a el dicho Rey de Anaga al Real de los Cristianos, e que después, cuando fue el día del desbarato de los guanches, cuando mataron a el Rey Grande que se llamaba Benitomo de Taoro, el adelantado e capitán por traer a los guanches al conocimiento de la fe de Cristo e porque se diesen sin más riesgo a muerte de gente, mandó ir al dicho

39 Esta descripción la hemos sacado de la obra de Béthencourt Alfonso (1997: 130-131)

Guanarteme a el Rey Bentor, hijo del rey Benitomo, a le requerir que se diese e tornase cristiano e que le faría toda la cortesía que quisiese , e que el dicho Guanarteme fue el dicho Rey Bentor entre los guanches, y le fabló porque sabía la lengua de guanches e volvió con respuesta al Real diciendo que el dicho Rey Bentor no se quería dar, como pareció después que no se dio hasta que la tierra no se dio por fuerza de armas, lo cual sabe porque lo vido e pasó en presencia de este testigo en la conquista…

Sigamos con el manuscrito original.

Puestas en claro las circunstancias de la muerte de Tinguaro, fácil es averiguar el lugar en que cayó para siempre el hermano del rey de Taoro con una precisión que no deja dudas en el investigador. Espinosa dice que "murió en un barranquillo estrecho do quedó", y Castillo que "Martín le pasó con la pica en una canal que hacía de cuesta".

Hemos subido varias veces al cerro de San Roque para estudiar detenidamente el paraje que citan los historiadores nombrados y de nuestras investigaciones hemos sacado el convencimiento de que el lugar en que ocurrió la muerte de Tinguaro no está muy lejos de donde se levanta hoy la ermita dedicada a San Roque. Allí efectivamente, debió haber existido una canal o pequeño barranco hoy cegado, pero del que hemos encontrado vestigios. Sobre ese barranquillo se han formado fincas artificiales que por el abancalado del terreno hacen aprovechable la colina y según puede comprobarse, los acarreos aluviales de las tierras de la parte alta de la montaña forman esas fincas. Por ese barranquillo discurrían las aguas de la parte alta de la colina para unirse a las de un barranco que debe ser el Drago por donde subieron los canarios.

Después de muerto Tinguaro su cadáver fue trasladado al real de los españoles para comprobar si era el famoso capitán que tanto estrago hizo en la española gente. Allí la soldadesca se ensañó en su cuerpo dándole puntapiés y otros le herían con los regatones de las picas, diciendo: "Este es el capitán que en Acentejo nos causó tanto daño". Tantos fueron los golpes, que el rostro y el cuerpo quedaron muy desfigurados, no pudiendo afirmar los guanches prisioneros si era Tinguaro o Bencomo. El adelantado, en la duda de si era uno u otro, ordenó que le cortaran la cabeza y puesta en una pica la llevaran al campo enemigo. Marcharon los soldados a cumplir el encargo. Pasaron por La Laguna y después a los Rodeos, hasta el cabo Peñón, cuando desde lo alto de un monte divisaron el campamento enemigo. Vio Bencomo la cabeza de su hermano y dando pruebas de una gran presencia de ánimo exclamó: "Ponedla donde está el cuerpo, más mire cada cual por la suya". Apenas se retiraron los españoles, el desgraciado Bencomo lloró con pena y sufrimiento sin igual. Viera, que encuentra tantas analogías entre nuestra historia y la de Roma, pudo muy bien parodiar la frase de Aníbal cuando le presentaron la cabeza de su hermano Asdrúbal, después de la batalla del Metauro: "perdiendo a Tinguaro, he perdido toda mi felicidad y Nivaria toda su esperanza". No cumpliendo los españoles el deseo de Bencomo, dejaron la cabeza de Tinguaro en el sitio en que hicieron alto en Tacoronte y se volvieron al real. Entonces los amigos y deudos del héroe de Acentejo la recogieron para honrarla con fúnebres exequias; la triste comitiva, en la que figuraban los más notables capitanes y esforzados guerreros, se dirigió al reino de Taoro acompañada de las reliquias del ejército vencido en La Laguna, y ya en marcha el cortejo aparece Guajara, la esposa del infortunado príncipe, que llora sobre la ensangrentada cabeza con grandes muestras de dolor, lloran también los grandes del reino y los consejeros del rey, los nobles, los guerreros y el pueblo en su amargura y desolación, grita: "Tanaga guayoch, archimencey no haya dir hanido sahec chunga pelut" que dice en castellano: "El valiente padre de la patria murió, y dejó huérfanos a sus hijos". Tinguaro, según las descripciones que han llegado hasta nosotros, era alto, fornido, de color blanco, de cuerpo muy bien proporcionado y de recia complexión. Usaba larga cabellera signo de su alta alcurnia y hermosa barba de color rubio, presentando en todo su conjunto un continente de nobleza y dignidad muy acentuado. En el combate era infatigable, inexorable con los enemigos de la patria y magnánimo con los vencidos; en fin, era un verdadero caudillo por las virtudes militares que le adornaban y digno de revalidad con los capitanes de los tercios españoles.

El poeta Viana describe con gran acierto los amores del héroe. Hermoso es el pasaje en que Beneharo, rey de Anaga promete su hija por esposa a Tinguaro si vence a los españoles, en tanto que Guajara llora su mala fortuna por estar enamorada del famoso guerrero, hasta que al fin aquella dama vence y domina al rendido amador. Estos hechos, de un marcado lirismo se consideran por muchos como producto de la fértil imaginación del poeta, pero de todos modos acreditar el renombre del hermano del rey de Taoro. Todo guerrero tuvo en la aureola de gloria que le teje la leyenda y la tradición un rayo luminoso formado por el amor que resplandece con vividos fulgores inmortalizando su nombre.40

Tinguaro, el valeroso representante de una raza de héroes, que dio su vida por la patria en combate desigual, que muere conservando hasta en los últimos momentos

40 Como podemos ver en todo este capítulo, más parece una leyenda caballeresca de la edad media que un hecho histórico, principalmente por la notada influencia que en su juventud, tuvo Buenaventura Bonnet del poeta Viana.

una dignidad que asombra, un valor a toda prueba y un gran corazón, no ha merecido aún ni siquiera un pequeño recuerdo que testimonie y perpetúe la grandeza de su alma.

Para terminar este capítulo diremos que conociéndose el sitio en que cayó para siempre Tinguaro, y el día de su muerte, pues acaeció según los escritores de la época el 15 de Noviembre del año 1494, bien merece que alguna sociedad literaria le dedique un recuerdo cariñoso en los momentos actuales; que honrar a los que fueron dignos, es honrarnos también nosotros.

Con respecto a la suerte seguida por D. Fernando Guanarteme, D. José Rodríguez Maure41 nos comenta en su obra: "De los testigos presentados, Alonso Hernández de Arévalo, Juan de Soria y Alonso de Aguiar declaran que D. Fernando Guanarteme falleció en Tenerife y otros responden afirmativamente a la totalidad de esta pregunta como de cosa notoria y de todos sus contemporáneos conocida".42 Varios Historiadores corroboran esta hipótesis sobre su muerte y sepultura, como son Marín y Cubas, Cipriano de Arriba y Sánchez, etc. pero siguiendo con Rodríguez Maure nos dice:

"Si a todo lo manifestado se une la valía del documento en que el historiador Sr. De Ossuna y van Den Heede fundamentó su ruego a esta Real Económica para que se tomase la iniciativa de marcar el local de la sepultura del último rey galdariano, es evidente que esto es un hecho

41 RODRIGUEZ MAURE J. (1922), Tenesor Semidan, o Don Fernando Guanarteme, Imprenta y librería de M. Curbelo, Págs. 38-39 y 56-57, La Laguna.

42 Datos sacados de un interrogatorio a doña Margarita Fernández Guanarteme para acreditar los méritos y servicios de su padre, y que al final de su vida murió pobre.

histórico ampliamente documentado con todas las exigencias de la crítica más quisquillosa.

Por tanto puede asegurarse, sin temor a yerro, que Don Fernando Guanarteme, antiguo y último ex rey de la Gran Canaria con el nombre de Tenesor Semidan, falleció en esta ciudad y está sepultado en la ermita del mártir San Cristóbal, patrono de la misma, santuario que fundó al comienzo del siglo XVI el Regidor Antón de Jovell o Joven como dicen otros.

La ermita de San Cristóbal la construyó Antón de Novell; en su testamento de 20-IX-1541, funda la capellanía que se encontraba junto a una heredad de viña y tierra de pan, dotándola con 20 doblas y al capellán se le concedió la casa ubicada junto a la capilla, con su huerta, además de percibir anualmente 3 doblas. En 1530 se efectúa una importante restauración para arreglar los desperfectos ocasionados por el fuerte viento, coste pagado por el Ayuntamiento y la población. En 1541 ordena que se encale por dentro y por fuera además de colocar una reja de madera en el arco de la capilla43. En 1552 al encontrarse en mal estado fue reedificada por Cristóbal Jovel, hijo del fundador y poblador que vino a Tenerife a raíz de su conquista llamado por su tío Jaime Jovell, uno de los conquistadores de más viso que ayudaron a reducirla y el cual fue íntimo amigo del Adelantado, padrino de uno de sus hijas y uno de los que le acompañaron a España cuando llevó los vencidos Menceyes a los Reyes Católicos. La ermita la fundó sobre el campo en que dio la batalla de La Laguna como queda dicho en el texto y en la que Don Fernando Guanarteme con su inesperada

43 AHMLL Fondo Ossuna.

ayuda salvó al Adelantado y decidió la victoria a favor de los españoles, razón por la que creemos que Don Alonso Fernández de Lugo escogiera este templo para sepultura de su leal amigo y generoso salvador. De esta ermita queda la capilla mayor con su arco apuntado que denuncia su antigüedad y en la que fue inhumado el último Guanarteme canario, y en una pequeña parte de la nave, por haberse derribado el resto a mediados del siglo XIX, a causa de la alineación de la avenida de la Cruz de Piedra, reforma inconsiderada en la que la antigua ermita perdió su clásico frontis, en el que figuraba el escudo de armas de su fundador sobre la arcada de la puerta. Información de los Jovelles en poder del que suscribe44

…Por todo lo dicho creemos debe la Real Sociedad llevar a la práctica el acuerdo que tiene tomado a solicitud del llorado socio Ilmo. Don Manuel de Ossuna y Van Den Heede de poner en la histórica ermita de San Cristóbal, patrono de esta ciudad, la que recuerda el sitio en que se dio la batalla de La Laguna, en la que tanta parte tomó el biografiado en estas líneas, una lápida conmemorativa que indique que en dicha ermita descansan los restos del ilustre aborigen; y para hacer el recuerdo más estable y duradero nos permitimos rogar a la Sociedad tome a su cargo conservar la legendaria ermita, pidiendo al Ilmo. Sr. Obispo diocesano su patronato, para librarla del abandono en que se encuentra y del peligro de destrucción que la amenaza".45

44 Información de Rodríguez Moure. Ob. cit.

45 Actualmente luce la fachada de dicha ermita una lápida con fecha 1923 que recuerda que en su interior guardan los restos de D. Fernando Guanarteme.

Entre los documentos del fondo Ossuna,46 hay una nota de su hijo Manuel de Ossuna y Benítez de Lugo que corrobora la documentación de la obra de Rodríguez Moure y donde nos dice: Guanarteme Importantísimo documento para la historia de Canarias que adquirió y conservó un valiosísimo documento mi cuarto abuelo el ilustre historiador y patriota D. José Antonio de Anchieta y Alarcón regidor perpetuo del muy magnífico cabildo de la isla de Tenerife.

Firmado Manuel de Ossuna y Benítez de Lugo

Enero de 1921

46 AHMLL Fondo Ossuna Caja 100 (90-2) bajo el título de Guanarteme.

Crónica de la terminación de la conquista y rendición de la isla de la Gran Canaria y de los grandes servicios prestados en ella por Tenesor Semidan o D. Fernando Guanarteme último rey de la dicha isla de la entrega voluntaria de su hija única y heredera, con sus parientes y capitanes, cuya hija se llamó después de bautizada Dª Margarita Fernández Guanarteme, y de la muerte de su padre en la isla de Tenerife, donde prestó también grandes servicios en su conquista y en la de la isla de la Palma.

Testimonio tomado en un libro que en 1739 conservaba el sargento mayor D. Blas de Carvajal Aguilar, regidor perpetuo de la isla de Gran Canaria y descendiente del dicho D. Fernando Guanarteme. Este precioso documento de la mayor importancia se lo presté yo a Rodríguez Moure que lo copió en su libro Tenesor Semidan o D. Fernando Guanarteme.

Manuel de Ossuna y Benítez de Lugo

Siguen seis folios manuscritos y originales que como indican fueron copiados en la obra de Rodríguez Moure y terminando con una nota repetitiva de Manuel de Ossuna:

Este importantísimo documento perteneció al ilustre historiador y gran patriota D. José Antonio de Anchieta y Alarcón, descendiente directo de una hermana de D. Fernando Guanarteme, último rey de la isla de Gran Canaria cuya hermana se llamó Constanza Fernández Guanarteme casada con Pedro Vizcaíno, ascendiente de la muy noble Casa de Imparán y por ella de la noble Casa de Anchieta Cabrera Sanmartín…

Como prueba de esta ayuda prestada, Fernando Guanarteme fue ampliamente datado, se le concedieron tierras en Acentejo, Icod, La Orotava, Adeje, Tegueste, Arona y Teno.47

Fernando Guadarteme (sic). Yo Alº de Lugo, Governador e capitán general en las islas de Thenerife e Sant Miguel de la Palma por el Rey y la Reyna n. s. y por el

47 Libros I a IV de datas originales. 17-313-634-1.111-1.211-1.341

poder … doy a vos --------------- como a conquistador q. fuisteis dellas 60 f. de tas. De senbradura en las lomadas de Acentejo… 6-VI-99…

Con fecha 19 de mayo de 1918 (f. 98) Manuel de Ossuna y Van Den Heede, hace una propuesta a la directiva de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife para colocar una lápida conmemorativa en la ermita de San Cristóbal, recordando que en ella se encuentra enterrado el último rey aborigen de Gáldar.

El 16 de junio de 1918 (f. 98) se toma el acuerdo de nombrar una comisión formada por Manuel de Ossuna y Van den Heede, Mateo Alonso del Castillo y Tomás Tabares de Nava, para realizar un informe sobre la vida de Fernando Guanarteme.

Pasaron los años y no es hasta el 10 de Agosto de 1921 (f. 133) donde se toma la decisión de solicitar a Rodríguez Moure un informe sobre la vida y hazañas de Fernando Guanarteme.

El 25 de Julio de 1922 (f. 144) se facilita a Rodríguez Moure un retrato que según parece posee esta sociedad, para incluirlo en una obra que está escribiendo sobre Fernando Guanarteme, probablemente aprovechando el trabajo que se le encargó.48

El 6 de Mayo de 1923 (f. 151) en junta se trata el asunto de resolver la colocación de la lápida solicitada por el difunto Sr. Ossuna y se acuerda nombrar una comisión al efecto, formada por: D. Mateo Alonso del Castillo, D. Isaac Cabrera Díaz y D. Dacio Dárias Padrón.

Con fecha 1 de Julio de 1923 (f. 153) bajo el director D. Juan Ascanio y Nieves se toma el siguiente acuerdo:

48 RODRIGUEZ MOURE, Ob. cit.

Habiendo sido ultimado por la comisión nombrada al efecto la fórmula de inscripción de la lápida conmemorativa que ha de ser colocada en el frontis de la histórica ermita de San Cristóbal de esta ciudad, para recordar en el futuro que en dicha capilla se inhumaron los restos mortales del Rey aborigen de Gáldar (Canaria), Don Fernando Guanarteme, uno de los conquistadores, además, de esta isla, se acordó aceptar en todas sus partes la ponencia de la citada comisión compuesta por los señores: D. Mateo Alonso del Castillo, D. Isaac Cabrera Díaz y el vicesecretario autorizante, dándole un voto de gracia y ampliarles la comisión para ultimar los detalles de encargo de la lápida, colocación en su día de la misma y solicitar la autorización conveniente de las autoridades jurisdiccionales, cuyo cometido fue verbalmente aceptado por los interesados.

El Vicesecretario

Fdo. Dacio Dárias Padrón.

Fernando Guanarteme se casó primeramente con una noble canaria llamada Abenchara (más tarde Juana Fernández Guanarteme) de la cual tuvo una hija llamada por unos Guayarmina49 y por otros autores Abenchara50 que después de bautizada se llamó Margarita Fernández Guanarteme, la cual se casó con Miguel de Trejo y Carvajal y tuvieron cuatro hijos: Bernardino, Alonso, Hernando y María. Según se dice tuvo varios hijos con una esclava guanche llamada Inés, mujer de Cristóbal Hernández de Taoro.

49 VIERA Y CLAVIJO J. (1982-540)

50 BÉTHENCOURT ALFONSO J. (1997-78)

Murió a la edad de 70 años, testando el 12 de agosto de 1512 ante Antón Vallejo. Según el P. Salazar y Frías falleció en 1519 y se dice que murió pobre y algunos autores en Berbería, aunque otros discrepan como vamos a ver:

Otorgo poder a Miguel González y Juan Cabello en La Laguna, para que, en nombre de los poderdantes, reclamaran de los Soberanos que se les guardasen las consideraciones de propios castellanos que ya se le había otorgado, haciendo presente a la Corte, no solo los méritos de pobladores, sino también de conquistadores; y por último, que encontrándose el don Fernando Guanarteme ya anciano y achacoso, no se le obligara a pasar a berbería, todo lo que demuestra que por la Corona o por el Adelantado se requería la ayuda de este ilustre aborigen, aún en las postrimerías de su vida51.

51 RODRIGUEZ MOURE, Ob. cit.

PEDRO MARTIN BUENDIA

En el capítulo anterior al hablar de la muerte de Tinguaro dijimos que este había sido muerto por un soldado llamado Pedro Martín Buendía, y que este guerrero era natural de la isla de Gran Canaria y no español como hasta ahora se ha afirmado en libros, revistas y periódicos; lo mismo desde la tribuna, y en el mitin, que en cadencioso verso, con manifiesta ignorancia de todos.

En estas líneas nos proponemos aclarar la cuestión auxiliados por los autores más cercanos a los hechos. Al decir que Buendía era canario queremos significar que pertenecía a los naturales o primitivos pobladores de aquella isla que al tiempo de la conquista se bautizaron y siguieron a los españoles como tropas auxiliares, mandadas por príncipes también sometidos a la corona de Castilla. En cuanto al hecho de que fuera natural de la isla de Gran Canaria el matador del príncipe Tinguaro, si bien es cierto que ante la severa moral es un acto punible por las circunstancias en que ocurrió, por otro lado las leyes de la guerra lo atenúan. De todas suertes el hecho por nosotros descubierto modifica ese punto histórico, pues todos los historiadores consideraban español al feroz y cruel soldado.

Desde luego podemos decir que no era español. Para fundamentar nuestra afirmación tenemos una preciosa fuente histórica, que es la relación detallada de la tropa que trajo el Adelantado Fernández de Lugo a la conquista de Tenerife la segunda vez que desembarcó con dicho objeto en esta isla. Y en efecto, quien como nosotros lea la indicada relación publicada por Viera y Clavijo copiada de la que inserta Viana en su poema, se convencerá que entre aquellos 600 hombres y apellidos no existe ningún sujeto que se llame como el matador de Tinguaro.

Ni lógicamente pensando podía suceder así, pues siendo las tropas canarias las que subieron al cerro de San Roque y estando mandadas por Fernando Guanarteme, era imposible o muy difícil que hubieran españoles a las órdenes de aquel jefe.

No siendo español, debía ser canario, esta cuestión la corrobora el poeta Viana.

Luego el gallardo Pedro Maninidra llegó con los canarios de su bando de las cuales se hizo aquesta lista Doramas, Rutisdana, Bentagaire, Alonso de Adargoma, Juan Dara, Juan Blasino, Romano, Gamonales, Pedro Mayor, y Pedro el de la Lengua, Juan Pascual, don Fernando Guanarteme, Juan Bueno, Luis Guillén, Juan de Santa Ana, Juan Domeados, Pablo Martín Buendía, etc…

El historiador Castillo supone que el matador de Tinguaro se llamaba Pedro Martín Buendía, pero contra esta opinión está la de todos los autores que del hecho se ocupan, que le asignan el apellido de Martín siendo de gran peso y autoridad las razones que aducen para preferir el testimonio de Castillo.

Sobre este tercer capítulo dedicado a Pedro Martín Buendía, verdugo de Tinguaro, en el artículo de la Revista de Historia hace un estudio bastante completo, así como el resumen de su trabajo:

No todos los autores están conformes con el nombre del matador de Tinguaro, Núñez de la Peña y Viera y Clavijo le llaman Pedro Martín Buendía, Castillo le dice Pedro Mayor Buendía, confundiéndole con otro canario denominado Pedro Mayor. Abreu Galindo le apellida Pablo; Espinosa ignora su nombre y escribe: "No pudo escaparse (Tinguaro) de un Fulano de Buendía". Por último Viana indistintamente le llama Pedro o Pablo, como se ve en los versos de su obra, pero esta confusión no la juzgamos de importancia ya que la Iglesia celebra en un mismo día y unidos los nombres de estos dos santos, por lo que es muy posible que al bautizarlo se le impondrían ambos nombres.

Lo cierto es que Pedro o Pablo Martín Buendía, canario de origen, se quedó en Tenerife para poblar (Espinosa y Abreu Galindo), y sabemos que se le concedieron tierras en repartimiento, y dos auchones o cuevas fueron del Mencey de Tacoronte, así como también las del Mencey de Icod en Artaos52.

Este fue el pago de su innoble acción. Pero aún cuando se sustentara el criterio de este autor (Castillo) también resultaría verdadero nuestro aserto, pues en una información que trae Galindo que se remonta al año 1497 acerca de la cera que aparecía en las playas de Candelaria, deponen como testigos en presencia de Lugo "Gonzalo Méndez Castellano, e Pedro Maninidra, e Pedro Mayor, naturales de la isla de Gran Canaria que ahora están y habitan en esta isla de Tenerife".

52 Libro I a IV de Datas originales, 913-917-934-1316.

Lo que nosotros pensamos es que Castillo se equivocó de persona agregándole e Mayor el cognomen de Buendía, que era inseparable del soldado que mató a Tinguaro, sancionado por la tradición y muy posterior al hecho de armas que tan tristemente célebre hizo su nombre. Es de notar que esta confusión u error no fue seguido por ninguno de los autores que escribieron de estos sucesos, lo que demuestra la falta de autoridad de la expresada afirmación.

Espinosa hablando de la acción del cerro de San Roque, cuando Tinguaro huía de sus perseguidores dice: no pudo escaparse de un fulano de apellido Buendía, esto comprueba lo que antes dijimos, es decir, que con el sobrenombre de Buendía se indicaba siempre al matador del hermano de Bencomo. Castillo por error le llama Pedro Mayor Buendía y Espinosa ante la duda prefiere callar el nombre y primer apellido, pero ambos le denominan Buendía. Uno por exceso y otro por defecto no dan luz en el asunto que pretendemos dilucidar, o sea el verdadero nombre del soldado en cuestión.

Al decir que no dan luz es porque aún deseamos aquilatar la cuestión, ya que, si termináramos en este punto, bien a las claras se observa que demostrado quedaría hasta la evidencia que fue un canario y no un español el verdadero matador del héroe de Acentejo. En los demás historiadores vemos que Núñez de la Peña y Viera y Clavijo le llaman Pedro Martín Buendía y Galindo, Pablo. La duda estriba solamente en si se llamaba Pablo o Pedro, pues en los apellidos no discrepa ninguno; sin embargo en eso no vemos dificultad ni recelo para sospechar la dualidad del personaje objeto de discusión, por el contrario, puede decirse que robustece y afirma la unidad del mismo. Todos sabemos que en nuestro santoral el día de San Pedro y San Pablo lo celebran unidos la Iglesia, y nada tiene de extraño que, el día que fue bautizado Buendía, fuera cuando esa festividad fuera celebrada por los cristianos siendo potestativo, como hoy sucede, usar en la práctica el que mejor le parezca al bautizado.

Para corroborar lo expuesto, obsérvese que Viana en la relación de los soldados le denomina Pablo y en el pasaje del cerro de San Roque le dice Pedro. De todo lo expuesto anteriormente se deduce que el matador de Tinguaro era natural de la isla de Gran Canaria y se llamaba Pedro Martín Buendía.

De este individuo, por más que hemos buscado datos nada hemos encontrado. Solamente Abreu Galindo dice, al hablar de la conquista de Tenerife: …Pedro de la Lengua, Pablo Martín del Buendía, Juan Núñez de Hoyos, y otros muchos que quedaron para poblar.

Se presume de esto que Buendía, después de obtener alguna data de tierra como conquistador , se quedó viviendo en esta isla de Tenerife pero sin mezclarse en los asuntos públicos y por lo tanto llevando una vida oscura, contando como una gran hazaña la muerte que dio al príncipe Tinguaro, hasta que la muerte le llevó ante el Juez Supremo.

Veamos como ejemplo algunas de estas datas:

Pablo Martín, canario de Gran Canaria. Una cueva q. era avchón del Rey de tacoronta, q. es cabo la mar, q agora vos tenéis. E por este alvalá vos pongo en la posición d ella. 8-VI-1497

…do a vos Pablo Martín unas casas del Rey de Ycoden en un lugar se llaman Artaone y más dos pedacos de tas. de s. frontero de las dhas. Casas q. solía sembrar el dho. Rey de Yqcoden…16-V-1503

RESUMEN

La presente memoria, que tenemos el honor de presentar a esta digna Comisión, necesita como epílogo un resumen que abarque o compendie los puntos que en ella se discuten y resuelvan con más o menos acierto, pero siempre con la mejor intención y voluntad.

En este trabajo, aparte modestia, creemos haber demostrado con una precisión que no puede dar a lugar a dudas:

1.- Que en la batalla de La Laguna descrita por los historiadores faltaba la cohesión de los hechos, orden en la narración y existía oscuridad en el conjunto de la acción y que nosotros hemos intentado con éxito esclarecer.

2.- Que hemos descubierto el paraje en que cayó para siempre el príncipe Tinguaro, después de las investigaciones efectuadas en el cerro de San Roque y la compulsa de los historiadores más cercanos a la batalla que hemos reseñado, y

3.- Que los enemigos que encontró el infortunado príncipe en el cero eran canarios y no españoles, dándole muerte uno de ellos llamado Pedro Martín Buendía.53

53 En el resumen que da años más tarde en la Revista de Historia, cambia totalmente este como vamos a ver:

1.- Que en la batalla de La Laguna murieron combatiendo contra los españoles el intrépido Bencomo y su hermano el valiente Tinguaro, y no uno solo de estos jefes, como se creía hasta ahora.

2.- Que el autor de la muerte de Tinguaro no fue un español, sino un canario de las huestes del Guanarteme de Gáldar. Y

3.- Que la derrota de los guanches se debió no solo a desarrollarse la acción en terreno llano, sino principalmente al eficaz auxilio de las tropas de Güímar y a la oportuna aparición de los canarios acaudillados por D. Fernando Guanarteme.

Si estas conclusiones, a nuestro juicio demostradas plenamente merecieran la aprobación del Señor Presidente de la Comisión, el autor se atrevería a indicarle que recabara del Gobierno o de las entidades de la provincia que contribuyeran de algún modo a perpetuar para siempre el valor del príncipe Tinguaro y la importancia de la batalla de La Laguna, ya que hasta la fecha, quizás por desconocerse pormenores del suceso no se ha efectuado.

NOTAS

Para el estudio que hemos hecho nos han servido como fuentes históricas: Castillo para los antecedentes que van en las primeras cuartillas, y además Abreu Galindo, Núñez de la Peña, Espinosa, Viana, etc. Como fuente de primer orden, y que hasta la fecha ha sido considerada secundaria, tenemos al poeta Viana al que nosotros hemos respetado y consultado siempre, porque le concedemos una autoridad superior a la de muchos historiógrafos.

Para comprender y estudiar la obra de Viana, así como la interpretación de algunos de sus pasajes, pueden consultarse los artículos publicados por el autor de esta memoria en el periódico Diario de Tenerife de la capital con el título "Estudios semi-críticos del poema de Viana" que merecieron el aplauso de los doctos, llegando algunos de esos trabajos a ser unidos por el Sr. Rodríguez Moure a la "editio princeps"que conserva en su biblioteca el expresado erudito.

EPILOGO

Veamos a continuación un comentario sobre los muertos acaecidos entre los guanches durante esta batalla; Marín y Cubas habla que fueron más de 2.600, cosa que nos parece muy exagerada, por lo que veremos más adelante, Viana habla de 1.700, igual que Viera y Clavijo por haberle copiado, Torriani nos dice: mataron a la mayor parte del enemigo…, Espinosa nos da un comentario parecido: …los guanches fueron desbaratados, vencidos y echados del campo…, en cambio Béthencourt Alfonso habla sobre unos 400 ó 500, creemos se queda un poco corto, y dando una media de 800 a 1000 podríamos acercarnos más a la realidad, ya que según cuentas las crónicas, después de la batalla, se encontraban en el Peñón de Tacoronte, reunidos más de 2.000 hombres, probablemente de los reinos de Taoro y Tacoronte (faltarían los heridos que seguro fueron bastantes). Poco tiempo después en la llamada "batalla de Las Peñuelas" el rey de Tegueste logró reunir de su reino y de las huestes de Zebenzui a más de 1.000 hombres de pelea, faltarían las tropas de Anaga, etc.

La mayoría de los cronistas e historiadores, nos hablan de "la modorra" ocurrida entre los guanches, al abandonar los cadáveres en el campo de batalla, pero igualmente las crónicas nos relatan el extremado ritual que los guanches tenían para sus muertos: 54

Los naturales desta isla, piadosos para con sus difuntos, tenían por costumbre que, cuando moría algunos dellos, llamaban ciertos hombres (si era varón el difunto) o mujeres (si era mujer) que tenían esto por oficio y desto vivían y se sustentaban…

54 ESPINOSA Ob. cit. pp. 43-44

…Cuando iban a pelear... iban también sus mujeres con ellos, que les llevaban la comida, y para si morían, que los trajesen a sus entierros y cuevas…

Terminada la batalla, se sabe vino una época de lluvias, por lo que las tropas de Lugo, se retiraron al Real de Santa Cruz, tiempo que tuvieron los guanches para recoger y enterrar a sus muertos, aparte de que es muy extraño que un campo de batalla con restos de cientos de cadáveres (?), sirviera a Lugo para levantar y fundar un años después la Villa de San Cristóbal de La laguna55, el cual erige rápidamente su mansión en el área que consideró más conveniente y estratégica, muy cerca del barranco, frente a la montaña de San Roque, que podía servir de atalaya y justo donde empezaba la pendiente que conducía al puerto de Santa Cruz, en los aledaños además del escenario de su victoria sobre los guanches, exactamente donde hoy se encuentra el monasterio de Santa Catalina.56

Según Rodríguez Moure57, después de la conquista hubo una sola parroquia en la isla, y que en 1498 ó 1499, se dividieron las parroquias en 2; La matriz de La Concepción que abarcaba desde el barranco Hondo de Santa Ursula a el Barranco de Herques en Güímar y la parroquia de Taoro. Esta parroquia de La Concepción ya estaba construida en 1498, como nos indican los Acuerdos del Cabildo, pues se reunieron en ella (26/1, 3/2, 9/3, 23/3, 15/5, 25/7, 10/8, 15/9, 12/10 y 17/11 de 1498, así mismo hicieron reuniones en 1499,

55 Rodríguez Moure da la hipótesis de que la fundó el 26 de julio de 1497 para cumplir su promesa de dedicarla a S. Cristóbal (Rodríguez Moure J. (1935) Guía Histórica de la Laguna)

56 La Laguna 500 años de Historia de J. M. Rodríguez Yanes pp. 36.

57 Ver Historia de la parroquia matriz de Nuestra Señora de la Concepción de Rodríguez Moure, pp. 293.

1502-03, 1505…etc.) como nos dicen las actas y Acuerdos del Cabildo de Tenerife:58

26-I-1498 Este día se juntaron en Cabildo, en la Yglesia que es en la Villa de San Cristóbal, el señor Governador Alonso de Lugo e el teniente Fernando de Trosillo e alcalde Francisco de Gorvalán e Cristóbal de Valdespyno e Lope Fernandes e Juan de Badajos, todos con el dicho señor Governador e en presencia de mi, Alonso de La Fuente, escribano público, e lo que ordenaron e mandaron este día es lo syguiente:…

19-V-1504 En xix del dicho mes del dicho año, día de fiesta, saliendo todo el pueblo o casy de la yglesia de la Concebición, se pregonó esta ordenanca del acucar suso contenyda, por Francisco, pregonero público, en alta boz, a que fueron testigos el teniente viejo Fernando de Trujillo…

Si los guanches retiraron a sus muertos, es de suponer que a los nobles, los mirlaran y enterraran en sus reinos, al resto de la tropa, (cientos) es muy difícil que se los llevaran a todos, por lo que es más probable que fueran enterrados cerca de donde aconteció la batalla, pero ¿dónde?; La Laguna en su contorno no posee cuevas, ni en San Roque, ni en la Mesa Mota, Las Mercedes, muy pocas en los barrancos de la Finca España o Valle Tabares, etc. Excepto las que existían en el llamado Barranco del Drago o de la carnicería (hoy parcialmente tapado)59 o en la

58 FONTES RERUM CANARIARUM, Acuerdos del Cabildo de Tenerife 1497-1507, (1949-1996) Elías Serra Ráfols, Instituto de Estudios Canarios, La laguna.

59 Hoy todavía hay vecinos que nos comentan que recuerdan que cuando chicos, entraban en unas cuevas donde habían cantidad de huesos, cuevas que llevaban los nombres de: Cueva de los guanches (hoy tapada), cueva la reina (de grandes dimensiones e igualmente tapada) y cueva La Laica o la Diana (cuya entrada se encuentra taponada por derrumbes), nombres estos dados antiguamente según me comentan por "científicos" (?) que las estudiaron.

gran necrópolis que existe en La Cuesta en el barranco de Santos, llamado el Becerril, donde está constatado que hay cuevas o grietas con cientos de huesos.60

60 Datos constatados por miembros de este equipo de investigación.

ANEXO I

LA MUERTE DEL CAUDILLO-EL ECO DE LA RAZA-AMARGO REPROCHE

Leoncio Rodríguez61

Una historia de dolor y de infortunio parece flotar sobre el ambiente sereno de la hermosa Vega lagunera…Dijéranse que por las altas cumbres solitarias vaga todavía el espíritu del bravo caudillo tinerfeño, el desventurado príncipe Tinguaro, muerto en la ladera de San Roque…

El cruento sacrificio del heroico campeón recuérdalo La Laguna como el más alto ejemplo de cuanto amaron los suyos la libertad, el honor y la independencia de la tierra…

¿Quién no conoce este triste episodio de la historia lagunera?...

Fue al alborear del día 14 de noviembre de 1494. Los soldados de Lugo preparaban una sangrienta y terrible represalia a las anteriores derrotas. Y en nutrido ejército, prevenidos y bien dotados, abandonaron su campamento de Gracia, en dirección a la Vega de Aguere.

El caudillo lagunero con su gente se hallaba a la entrada del bosque…La Vega comenzaba a desperezarse en su lecho de frondas. Centenares de piteras erguían su mástil como lanza de alabarderos, y mientras las aguas desgranaban en las vertientes sus notas cristalinas, oíase el ladrido de los mastines vigilantes en las puertas de las cuevas…

61 LEONCIO RODRÍGUEZ Tenerife, La laguna, El Día 2 de septiembre de 1984, pp. 23, Tenerife

Por atajos y veredas bajaban hombres corpulentos, sorteando, ágiles, las escabrosidades del camino. De las alejadas montañas acudían grupos de vasallos, que salvaban rápido el sendero. En tanto, cruzábanse silbos estridentes y comenzaban a zumbar las piedras…

Clareaba ya el día en los horizontes…El cielo estaba triste; grandes aves pasaban majestuosamente, batiendo las agudas alas sobre el espejo de las aguas…En las cumbres, las cabras montaraces se asomaban, curiosas, a los cerros, como si clamasen por sus dueños…Los mocanes y laureles se esponjaban bajo la lluvia sutil, y las menudas lágrimas de la lluvia parecían presagio de la desgracia próxima.

Al mismo tiempo una banda de cuervos se remontaba hacia la cordillera, buscando su guarida. A los roncos graznidos sobrecogíanse de espanto la Vega, como adivinando el desastre, y al perderse el eco fatídico, profundo, silencio marcaba el intervalo trágico, el momento solemne procediendo a las convulsiones de la lucha y a los estragos de la muerte.

Y dominándolo todo, como un santo padre, en un solio pontifical, el viejo Teide, escondido en las alturas, desdeñoso e inmutable como un centurión seguro de su poderío.

El ejército invasor penetraba, cauteloso, por la espesura del bosque…En acecho de su presa, los leones de Castilla se deslizaban sin ser vistos. Poco después, clavaban sus zarpas, y mataban con saña feroz en el vértigo de la batalla…Los de Nivaria se defendían con esfuerzo supremo y desesperado; pero, todo en vano; el enemigo les había ganado el terreno, y toda resistencia era inútil.

El caudillo lagunero se defendía entre los suyos. Arengaba, gritaba, enronquecía; mas centenares de enemigos le asediaban, le perseguían y le herían sin compasión. Buscó un baluarte, y no lo halló; levantó su maza de madera, y las fuerzas le flaquearon. Entonces retrocedió; cruzó un barranco, ascendió por la ladera de San Roque, y sin alientos para más, asediado por seis soldados castellanos y entre el círculo de hierro de sus armas, tintas en sangre del caudillo, cayó rendido…

Entonces, resignado, extático, cruzó los brazos, miró al cielo, y murmuró aquellas frases que fueron el supremo eco de dolor y nobleza de la raza vencida: "Castellano, no des muerte al hidalgo, que es hermano del rey Bencomo, y se te rinde como cautivo".

Un nuevo golpe despiadado desgarró el pecho del caudillo apagando sus últimas palabras. Y el héroe cayó exámine. Y de su corazón traspasado por la pica de Buendía, brotaron raudales de sangre hirviente…

Después, tendido sobre el lecho de hierba de la ladera, de cara al sol, y con los brazos abiertos en suplicante ademán, la lluvia, piadosa, le envolvió en el sudario de sus lágrimas…

Y en cuevas y montañas, hombres y mujeres, nobles y plebeyos, no cesaban de exclamar en angustioso lamento: "¡El defensor de la patria ha muerto!... ¿quien nos defenderá?..."

Desde aquel día aciago, la Vega lagunera perdió sus mayores alegrías. Sus galas más bellas se trocaron en luto.

Y la fuente famosa donde Dácil y Castillo consagraron, venturosos, sus amores, ocultó el espejo de sus aguas, y desapareció en los senos de la Vega, segada por el sol.

La tradición parece vivir aún entre los muros de la ciudad. Vive, sin duda, en sus noches de invierno, medrosas y evocadoras; en la soledad de sus cumbres, y hasta en los ojos llenos de misterio de sus mujeres…¡Quien sabe si en lo hondo de sus pupilas llevan impreso todavía un amargo reproche para los que antaño profanaron la virginidad de la Vega y dieron muerte airada a su caudillo!...

ANEXO II

SAN MIGUEL, EL ADELANTADO ALONSO FERNANDEZ DE LUGO Y LA LAGUNA

Si el grito de guerra, por parte de los conquistadores, durante la batalla de La laguna fue: ¡San Miguel y Santiago! , advocación de que era muy devoto el Adelantado Alonso Fernández de Lugo, al arcángel S. Miguel, como vamos a ver a continuación.

Terminada la conquista, Lugo, recordando los beneficios de que era deudor a su santo protector "porque era abogado y devoto suyo" (como nos comenta Fr. Alonso de Espinosa62) por las victorias obtenidas en la finalización de la conquista de Tenerife, dio el nombre de San Miguel de las Victorias al primer convento franciscano que se levantó en la isla en el año de 1506, aunque su construcción comienza mucho antes como nos indica la siguiente data de fecha 15- VIII-1503:

62 ESPINOSA A. Ob. cit.

"…un pedazo de ta. q. es par de peñón donde sacan los frailes de Sant. Francisco piedra para el monasterio…63"

Este convento se levantó en las huertas de Antón Martín Sardo, según declaración del conquistador Bartolomé Benítez64:

"...que vio que Antón Martín Sardo cedió aquella heredad que allí tenía, en trueque al sitio en que está Señor San Francisco, que es el que el señor Adelantado le dio título de él…"

63 SERRA RÁFOLS E. Ob. cit.

64 Fundación del convento del Arcángel San Miguel de las Victorias de la Orden Seráfica observante de nuestro Padre San Francisco de la Noble Ciudad de La Laguna, en la isla de Tenerife, Vol. 1,

Fol.59-62 Archivo del Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna.

El deseo de Fernández de Lugo, después de trasladar su residencia de la Villa de Arriba a la llamada Villa de Abajo, exactamente donde hoy se levanta el convento de Santa Catalina, de edificar enfrente de su casa una ermita dedicada igualmente a San Miguel de los Ángeles y de recibir sepultura en ella, él y sus herederos, convino con el cantero Pedro de Llerena, para que levantara planos y edificara dicha ermita.

Por escritura otorgara el 14 de marzo de 1506 ante el escribano Sebastián Páez, dotó de tierras a este menester, por lo que en 1507 se terminó dicha ermita, con la idea de destinarla a su enterramiento, aunque se cree ya estaba levantada en 1505.

"…San Miguel a quien yo tengo por protector e defendedor, en cuya virtud Dios nuestro señor quiso darme vensimiento en las conquistas destas yslas de Tenerife e La Palma, e por servicio de nuestro Señor y devoción que yo tengo al vienaventurado señor San Miguel e procurado e procuro de aser en estas yslas yglesias de su abocasión…65"

Al principio se usó como sede de sesiones municipales, celebrándose la primera el 22-X-1507 y la última el 26-XI-151266, habiéndose celebrado un total de 140 sesiones de Cabildos.

Viernes veynte e dos días del mes de otubre de Mdvii años, estando en Cabildo dentro de la capilla de señor Sant Miguell, el señor Adelantado, Gobernador…67

Aunque decayó luego su importancia al decidir el Cabildo, celebrar la fiesta de San Miguel en el convento Franciscano, como veremos más adelante. La plaza que se encontraba delante de esta ermita (hoy del Adelantado), fue igualmente dedicada al santo:

"Siendo la plaza antigua la plaza del sr. Sant Miguel de los Ángeles, a donde dende que esta cibdad se comenzó a poblar se mandó e señaló por plaza…68"

Sobre 1514 ó 1515, se terminó de construir el convento de San Miguel de las Victorias, por lo que Alonso Fernández de Lugo, cambia de idea y desea ser enterrado en la capilla mayor de dicho convento, presidida por la imagen del Cristo de La Laguna, imagen que llegó en 1520, por lo que Lugo desistiendo de ser

65 RODRIGUEZ YANES J. M. Ob. cit.

66 FRC IV-V, Cuadros de Cabildos.

67 FRC IV, 774, (22-X-1507)

68 FRC XXVI pp. 160 (28-XII-1526)

enterrado en la ermita de San Miguel, la dona el 13 de Mayo de 1522 a los frailes dominicos para que fundaran un convento para su orden. Todavía en la actualidad se puede ver en la fachada que linda con la llamada calle de los Molinos de Agua, el escudo de dicha congregación.

En testamento que otorga el 13 de marzo de 1525, y viendo que no estaría acabada la capilla mayor, poco antes de fallecer declara en una de las cláusulas:

"Y que sea enterrado en la capilla mayor del monasterio de San Miguel de las Victorias de la Orden de San Francisco de esta ciudad, siendo acabado al tiempo; donde no, mando que entre tanto esté depositado mi cuerpo donde hoy está el altar mayor, en el lugar conveniente, y luego que la dicha capilla mayor fuese acabada, sea trasladado mi cuerpo en el lugar de la capilla que yo quisiere o mandare, o donde mis albaceas testamentarios ejecutores de esta mi postrera voluntad ordenaren y mandaren…"

Para terminar cuanto antes esta capilla mayor, dispuso igualmente en su testamento:

"Otrosí mando que de mis bienes, frutos, rentas y alogeros de ellos, ante todas las cosas, se acabe de hacer la capilla que yo tengo mandado, que es de San miguel de las Victorias…69"

Según el P. Fr. Luis de Quirós70 sus herederos no cumplieron la orden testamentaria de donación de limosnas, por lo que la capilla mayor no se llegó a

69 Pleitos sobre el Adelantamiento de Canarias (protocolo nº 3) Real Sociedad Económica de amigos del País de Tenerife

70 P. FR. LUIS DE QUIROS Breve sumario de los milagros que el Santísimo Crucifijo de San Miguel de las Victorias de la ciudad de La laguna de la isla de Tenerife ha obrado hasta el año 1590 y de los primeros predicadores de la fe en las islas Canarias (1612) pp. 94, Imprenta de Juan Lanaja,

terminar hasta 1599, año en que se cumplió su testamento, según se lee en el testamento de Dñª. Francisca de Lugo, mujer de Lope Hernández de la Guerra, otorgado en La Laguna y abierto el 14 de mayo de 1609 ante el licenciado Agustín de Calatayud y que dice:71

"Iten mando que, cuando Dios sea servido de llevarme de esta presenta vida, mi cuerpo sea sepultado en el Convento del seráfico padre San Francisco, de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, en la sepultura de mi abuelo don Alonso de Lugo, que está en la capilla mayor de dicho convento, a donde está una loza de piedra, la cual embiste con el primer escalón de las escaleras que suben por ella a decir misa al altar mayor del dicho Convento."

Hay otros vecinos de La Laguna, que igualmente testan con el deseo de ser enterrados en dicho convento como:

"En el nombre de Dios, amén. Sepan quantos esta carta vieren como yo Pedro Suares , zurrador, estante en la ysla de Then., vº. de San Pedro de Sar, que es en Portugal, estando enfermo del cuerpo e sano de la voluntad etc., otorgo e conosco por esta presenta carta etc. e mando que sy de este mal que yo agora padezco falleciere que mi cuerpo sea sepultado en el monasterio de San Francisco…72"

El 28 de Julio de 1810, se produce un terrible incendio que comenzó por el campanario para seguir con la techumbre, lo que provocó que lo primero que se

71 BONNET REVERON B. El Santísimo Cristo de La laguna y su culto (1985) pp. 83-89 Cabildo Insular de Tenerife, Tenerife

72 MORENO FUENTES F. Las Datas de Tenerife (Libro V de Datas originales) 1988, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna

intentó salvar, fuera el Santísimo Sacramento y sobre todo la imagen del Cristo de La Laguna73, que fue rápidamente trasladado a la parroquia de los Remedios74.

El nuevo convento comenzó a levantarse en 1814, terminándose aproximadamente en 1822. Este incendio dejó los restos de Alonso Fernández de Lugo, al descubierto, en un estado de total abandono. El periódico "El Guanche" describía en esa época este abandono:

"En la huerta plantada de nogales que pertenecía al suprimido convento San Francisco de la ciudad de La Laguna y que hoy es propiedad de un particular reposan las olvidadas cenizas del conquistador de Tenerife y la Palma.75"

Los restos fueron exhumados en 1860, permaneciendo 20 años depositados en el Santuario del Cristo, hasta que en 1880, el ayuntamiento pidió su traslado a la Catedral de La Laguna.

73 RODRIGUEZ MOURE Guía histórica de La Laguna 1935

74 Hoy la Catedral de La laguna

75 El Guanche, 23 de marzo de 1861

Según actas del Cabildo Catedralicio de La Laguna76, se eligió a Manuel de Oraá como diseñador del mausoleo y a Ángelo Cherunini como escultor del mismo. El trabajo debería de terminarse el 25 de julio de 1880, para que al cabo de dos días depositar en él los restos; el trabajo quedaría rematado a finales de octubre, percibiendo el escultor 10.500 reales de vellón con el visto bueno de

Oraá.77

Muchos historiadores han afirmado que Alonso Fernández de Lugo murió en Berbería, no así Núñez de la Peña78 y Viera y Clavijo79 que afirman que murió en La Laguna.

"Los principios del año de 1525 se señalaron en la isla con la muerte de su adelantado Don Alonso Fernández de Lugo, que termina el curso de sus días en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna y fue sepultado honoríficamente en la nave de la Iglesia de San Miguel de las Victorias, convento religioso de San Francisco de la que había sido fundador. La capilla mayor, en cuya fábrica, según el P. Quirós se experimentaron infinitos milagros, no estaba todavía concluida, pero dejó dispuesto que, en estando, se trasladase a ella su cuerpo.80"

76 Actas capitulares libro 20 s/f

77DARIAS PRINCIPE A.-PURRIÑOS CORBELLA T. (1997), Arte, religión y sociedad en Canarias, LA CATEDRAL DE LA LAGUNA Ayuntamiento de La Laguna.

78 NÚÑEZ DE LA PEÑA, I. Ob. cit.

79 VIERA Y CLAVIJO J. Ob. cit.

80 Ibidem. pp. 702

Según Núñez de la Peña81 y por ordenanza del Cabildo después de la muerte del Adelantado, celebrar la fiesta de San Miguel:

"Iten se haga otra procesión a los veinte i nueve de setienbre, día de Señor Sant Miguel, que vaia a la iglesia de Señor San Francisco, que también se nombra Sant Miguel de las Victorias, por cuanto es antigua devoción desta Isla, y el capitán general i conquistadores que la ganaron lo tenían y nombravan por patrón y después acá siempre a quedado esta costumbre."

Esta fiesta en honor a San Miguel, fue trasladada posteriormente a la procesión del santo, pero no ya desde el convento de San Miguel de las Victorias, sino desde la ermita de San Miguel.

Era tal la devoción a San Miguel, que las autoridades de la época suplicaron a la reina Juana, por medio de Pedro de Vergara, concediera a la isla un escudo de armas. Accediendo la reina a la petición por real cédula de 23 de marzo de 1510.82

E por la presente vos doy por armas el arcángel San Miguel armado con una lanza e una bandera en la una mano, e un escudo en la otra, e debajo puesta una breña de que sale de lo alto della unas llamas de fuego que se nombra Teide, e un león a la parte de la dicha breña, e un castillo a la otra, e debajo de la dicha breña, la dicha isla de Tenerife en campo verde y el mar alrededor. Todo ello puesto en un escudo en campo amarillo, con unas letras también amarillas por la orla en campo colorado, que dice: "Michael Arcángele, veni in adiutorium pópulo Dei. Tenerife me fecit" (Miguel Arcángel, ven en ayuda del pueblo de Dios, Tenerife me hizo). Quedando así toda la isla bajo la advocación de San Miguel, escudo que ha quedado como símbolo de la isla de Tenerife, así como escudo de La Laguna.

81 Ibidem.

82 NÚÑEZ DE LA PEÑA Ob. cit. pp. 192-195, señala que el escudo fue otorgado por el Rey

NOTAS:

Abreviaturas:

FRC: Fontes Rerum Canariarum

AHMLL: Archivo Histórico Municipal de La Laguna

AHPSCT: Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife

RSEAPT: Real Sociedad de Amigos del País de Tenerife

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