EL FUTURO DEL UNIVERSO

 

 

            Por cierto parece que una de las grandes preguntas sobre el destino del Universo ya tiene, últimamente, una respuesta: ¿el cosmos que está actualmente en expansión, se está acelerando o desacelerando en su proceso expansivo?

 

            Saúl Perlmutter, del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y Brian Schmidt del observatorio de Mount Stromlo (Australia), junto a un grupo e colaboradores, teóricos y observadores astronómicos, parece que han contestado esta pregunta:

 

            Era necesaria la observación de unas 50 supernovas, número suficiente de referencias, para saber si la expansión del Universo se estaba desacelerando. Ambos equipos consiguieron descubrir múltiples supernovas nuevas en galaxias lejanas en unas pocas noches. Se consiguió mediante cámaras panorámicas que permiten en una única imagen captar gran número de galaxias. Luces nacidas prácticamente al principio de los tiempos.

 

            Ahora era necesario calcular a la velocidad a la que se desplazaban esas distintas referencias para determinar cual era el ritmo de desaceleración del Universo a lo largo de su historia. Esperaban que las estrellas más antiguas y distantes se desplazaran a mayor velocidad que las más cercanas. La búsqueda era el número mágico; el ritmo de desaceleración del Universo.

 

            La respuesta fue muy distinta a la esperada.

 

            Lo que vieron resultó ser algo extraordinario, las Supernovas eran un 20% menos luminosa de lo que esperaban, esto significaba que estaban mucho más lejos en el Universo de lo que debían de estar atendiendo a las leyes de la gravedad.

 

            No podían creer lo que veían, sabían que la expansión del Universo debería de estar desacelerándose, que la gravedad tenía que estar frenándola, pero los datos contradecían las leyes conocidas de la Física y todas sus expectativas.

 

            El universo no se está encogiendo, y de hecho la expansión del Universo se estaba acelerando.

 

            El Universo está cada vez más grande y no al contrario.

 

            Aunque la gravedad tiraba del Universo, de algún modo las Supernovas estaban siendo empujadas más hacia el interior del espacio. Aquello no tenía sentido. Era como tirar una manzana hacia arriba y que esta siguiera subiendo en lugar de bajar.

 

            Durante 70 años se ha intentado medir la desaceleración del Universo y resulta que ocurre todo lo contrario.

 

            Nuestro Universo se estaba expandiendo cada vez más deprisa. El Universo está aumentando de tamaño a un ritmo cada vez mayor. Naturalmente la materia y la energía no hacen eso, se atraen entre sí. Sin embargo, en distancias grandes hacen lo contrario. Si el Universo actúa en contra de la gravedad, eso solo podía significar una cosa, tiene que haber una energía misteriosa y desconocida en algún lugar del Cosmos que lo atraiga todo venciendo a la fuerza de la gravedad. ¿Qué podía ser esa poderosa energía? ¿Por qué no la habíamos visto antes? ¿Qué lo aceleró y en dónde estaba oculta?

 

            La conclusión de los Teóricos es que esa energía desconocida provenía del mismo vacío del espacio. Puede parecer una locura, se supone que en el vacío no hay nada, pero sabemos que en el vacío sí hay algo. El vacío de la naturaleza está repleto de partículas que entran y salen de su interior y el efecto de creación de partículas y antipartículas en todo el universo produce una energía dentro del vacío. Este movimiento constante deja tras de si una inesperada reserva de energía que se va acumulando por todo el espacio, creando una fuerza que supera a la de la gravedad y que permite que el universo sea cada vez mayor.

 

            Una vez más hay que realizar un replanteamiento de la teoría para hacerla coherente con los fenómenos observados. Lo cierto es que la mecánica cuántica, emparejada con la teoría especial de la relatividad de Einstein, supone que el espacio vacío no está realmente vacío. Está lleno de burbujeantes y hormigueantes partículas elementales, llamadas "partícula virtuales". Estas partículas son invisibles, pero afectan de forma medible a casi cualquier proceso microscópico en el universo.

 

 

            Es una idea muy extraña, resulta muy difícil de asimilar. Pero cuando los teóricos volvieron a sus libros de Historia vieron que un gran genio ya había predicho un tipo de energía semejante, él la llamaba la Constante Cosmológica.

 

             El universo de Einstein compartía con el de Newton un problema fundamental: ¡la gravedad atrae! Es decir que a diferencia de, por ejemplo, las fuerzas eléctricas o magnéticas, que pueden ser atractivas o repulsivas, la gravedad parece ser universalmente atractiva. En consecuencia, no existe una configuración estable de la materia esparcida por todo el universo. La atracción gravitatoria de los objetos densos conseguirá invariablemente que se compriman juntos. El problema de Einstein era que en 1916 la opinión comúnmente aceptada sostenía que el universo era estático. ¿No parecen inamovibles las estrellas distantes? Esa fuerza de la Constante Cosmológica, a la gran escala del universo, podría equilibrar la atracción gravitatoria de las galaxias distantes y mantenerlas separadas.

 

            Sorprendentemente esta idea planteó dificultades casi inmediatamente: tantas, de hecho, que Einstein la denominó su “mayor pifia”.

 

            En primer lugar, al cabo de una década más o menos de la “pifia” de Einstein ya había quedado claramente establecido que el universo no era estático, confirmado posteriormente por el abogado transformado en astrónomo, Edwin Hubble. En 1923, Einstein escribió en una carta al matemático Hermann Weyl: “Si el mundo no es casi estático, ¡fuera la constante cosmológica!

 

            Pero ahora todo parece poder indicar que Einstein pudo haber tenido razón. En la actualidad todas las observaciones astronómicas, desde una Supernova de hace 10.000 millones de años, confirman lo mismo: que la actual expansión del universo estaría acelerándose en lugar de frenarse. Esto apunta hacia la posibilidad de que sí hay una energía más, una constante cosmológica en el Universo.

 

            Si la expansión sigue aumentando con el tiempo, todas las galaxias se verán separadas las unas de las otras y acabaremos en una región muy vacía del espacio. Se volverán, prácticamente, todas las galaxias invisibles.

 

            Si continúa expandiéndose a este ritmo, el Universo durará mucho tiempo. ¿Infinito? Pero nos iremos quedando solos en el universo para siempre jamás. Las estrellas acabarán apagándose, así que tarde o temprano, cuando de noche miremos al cielo no veremos más que oscuridad. El Universo más vacío, más solitario y en cierto sentido más frío y agonizante, situado en el más allá.

 

            Alguien apaga la luz, la última estrella se extingue y sólo queda la oscuridad.

 

            Pero en fin, volvamos a nuestra historia, han sucedido muchas cosas y seguirán sucediendo antes de “QUE SE APAGUE LA LUZ”.

 

            Como dice Lawrence Krauss: “Sólo hay una morada temporal y mi vida es un momento sin trascendencia en su vasta eternidad”.

 

            El mismo científico continúa: “Ya que nos hemos puesto tan tristes, pienso que es muy sugerente el mito de Sísifo, que empujaba su enorme piedra hacia la cima de la montaña para sufrir durante toda la eternidad la condena de que volviera a rodar hasta abajo. Quizás nos aguarden nuevas experiencias maravillosas que justifiquen más que de sobra el esfuerzo de dar el siguiente paso. Como Albert Camus, siempre he creído que Sísifo sonreía”.

 

            El ciclo de la vida -nacer, morir y volver a nacer- se ha venido dando con regularidad cronológica a escalas que van desde el minuto a los milenios durante el transcurso de la vida de la Tierra, poco después de que se formara la Tierra y ésta ha existido desde que fragmentos cósmicos de roca y polvo se aglutinaron en torno a una estrella de mediano tamaño en el borde de la galaxia llamada Vía Láctea.

 

            Pero no es tan sencillo, ninguna estrella puede producir más que unos elementos pesados, así que para crear un entorno en el que pudiera desarrollarse la vida, el universo tuvo que buscar la forma de concentrar la materia “buena”.

 

            La composición de la vida es más compleja. ¿Cómo sigue la historia?