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Sobre la violencia
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Pacifismo y genes |
Miguel Ángel López Moreno La lectura de la historia es recomendable porque, entre otras muchas cosas, enseña realmente a descubrir que el hombre "quiere ser un animal civilizado". Civilizado porque es capaz de encontrar numerosas formulas culturales que le enseñan mínimamente a convivir entre ellos mismos. Esas fórmulas civilizadoras sirven para mantener las reglas de conductas ante lo bueno y lo malo, lo permitido y lo tabú. Las civilizaciones y las fórmulas culturales que adoptan -y que van evolucionando en el tiempo- SUELEN SER un paso adelante que implican una superación de la razón frente a las reacciones viscerales del encéfalo. Pero el cerebro de reptil, que aún domina nuestra conducta agresiva de dominio y territorialidad, es imposible solapar o recubrir por muchas capas culturales con que la rodeemos. Es imposible eliminar lo que dictan los genes por mucho raciocinio que impliquemos en el intento y por muchos baños ideológicos, éticos y morales que utilicemos. En otras palabras: La lógica no puede con el hipotálamo. El reptil que llevamos dentro se muestra cuando ha de mostrarse. Y aquí llegamos al PACIFISMO como expresión muy loable de lo que es el intento de civilización. El Sentimiento Pacifista es la cumbre del raciocinio, es la cima de todas las morales o comportamientos éticos del HOMBRE CIVILIZADO... pero, aunque civilizado, sigue siendo hombre. Es nuestra condición. El pacifico y el pacifista pelearán si un agresor irrumpe en su casa y ante sus ojos corta los dedos de su hijo. Y esa pelea está justificada ante cualquier análisis y desde cualquier punto de vista. Desde este pueril ejemplo -maximalista pero posible- hasta llegar a la JUSTIFICACION DE LAS GUERRAS hay solo una CUESTION DE GRADO. Por tanto, tomar posturas firmes a favor de un pacifismo a ultranza es loable (lo es continuamente), pero muchas veces es una postura alejada de la realidad de los acontecimientos y alejada FISICAMENTE de la guerra. No hay muchos pacifistas en Kuwait, Irak, en Jordania o en Israel seguramente porque ven peligrar los dedos de sus hijos. Pero tomar posiciones contra el pacifismo si que es impresentable porque destruye la punta de lanza por donde el progreso moral del hombre debe continuar. Es el eterno dilema que encuentran los hombres de cada generación. Los que vimos morir a Franco y los que vimos caer el Muro de Berlin pensábamos que la nuestra era una generación privilegiada. ¡Que chascos nos da la vida! |