POLVORINES DE FADRICAS
Artículos publicados sobre la historia de Punta Cantera
IDEAS PARA PUNTA CANTERA
Una Galería de Arte a cielo abierto
(c) Milan
Imagen del polvorín B-10 de Fadricas, decorado virtualmente por los grafiteros del viejo muro de San Carlos
Fotos de los paisajes de Punta Cantera
IDEAS PARA PUNTA CANTERA
Una Galería de Arte a cielo abierto Miguel Ángel López Moreno
Artículo publicado en Diario de Cádiz (Ed. San Fernando) 5 de Mayo 2002 PUNTO UNO: En Vizcaya, el pintor vasco Agustín Ibarrola pintó hace unos años los árboles del bosque de Oma. Se podría pensar que no es buena idea interferir en la estética que nos ofrece la naturaleza, sin embargo añadir la creatividad del hombre a ese bosque ha conseguido una nueva dimensión: emociona. Hoy día, el bosque de Oma, desde el punto de vista cultural, es un parámetro más que enriquece a ese país. Desde el punto de vista económico es un reclamo turístico de primera magnitud y atrae anualmente a un enorme número de viajeros. PUNTO DOS: “SEX” es la firma de un joven grafitero de Granada. Un joven artista nacido del arte transgresor de las pintadas murales callejeras. Marginal. Ejecutor de un arte efímero y destinado a ser destruido por los dueños de las fachadas abandonadas. SEX pinta niños del tercer mundo y sus obras son gritos mudos pero llenos de colorido y de un mensaje directo y obvio... A pesar de tener pendiente algún que otro juicio, el Ayuntamiento de Granada ha publicado un circuito turístico para visitar las fachadas iluminadas por SEX, el “Niño de las Pinturas”. Hoy día, desde el punto de vista cultural es un parámetro más que enriquece a la ciudad granadina. Desde el punto de vista económico es un reclamo turístico que anima a recorrer sus calles. PUNTO TRES: Botero, el escultor colombiano de las rubicundas formas, expuso sus obras en el Paseo de la Castellana de Madrid. Kilómetros de sala de arte al aire libre que fueron visitadas por miles de personas a lo largo del tiempo que se expusieron. A más pequeña escala, en Aracena, la bella ciudad de la sierra onubense, disponen de un pequeño parque donde se exponen algunas esculturas a cielo abierto. Sin dudas, y salvando las diferencias, son invitaciones que hacen los pueblos para ampliar su oferta cultural y turística. Con estas tres claves y disponiendo de un lugar privilegiado como Punta Cantera (rodeada de murallas de finales del siglo XVIII, la zona más antigua e integrada en los abandonados Polvorines de Fadricas, la zona que Felipe V donó a la Marina en 1730, que no es la zona expropiada en 1960 o 1977), la ciudad de San Fernando podría disponer de una Galería de Arte a Cielo Abierto, un lugar concebido para disfrute de todos, muy original y profundamente atractivo. Con la ventaja añadida de que ya está construido y, por tanto, no se violarían las servidumbres que exige la Ley de Costas, no se ocuparían nuevos espacios naturales porque ya están utilizados, no se destruirían anidamientos de aves, en suma, no se violaría nada, sería muy barato y añadiríamos a un vulgar parque periurbano (así parece estar preparado en el nuevo PGOU), una dimensión tremendamente atrayente. Veamos cómo. LAS ESCULTURAS: En Punta Cantera ya existen los caminos que comunican los polvorines, unos con otros, en una red laberíntica. Sólo habría que repararlos para que los vecinos, todos los vecinos y, por supuesto, los miles de visitantes, puedan pasear en un recorrido que es, créanme, un lujo paisajístico. Caminos flanqueados de bancos rústicos, a la sombra de marquesinas de madera e integradas en el entorno. Pequeñas zonas de recreo para niños y para los deportistas que troten por allí. También flanqueando los caminos, en lugares adecuados, se podrían exponer las esculturas que serían la segunda oferta artística de esa Galería de Arte a Cielo Abierto.
LA HISTORIA: Punta Cantera se adelanta y adentra en las aguas de la Bahía, frente a Puntales. Desde el extremo, el que mira directamente al ocaso, la vista es inolvidable. Justo en ese punto, el más alto, construyeron en 1808 una batería de morteros para acosar a la escuadra del almirante francés Rosilly; y en el viejo polvorín que allí se construyó en 1730, se alojaron los 200 ingleses y portugueses que defenderían la costa oeste de San Fernando si a los franceses se le ocurría entrar por aquí. Justo ahí convendría, desde luego, construir un mirador. Es decir, en lo más alto del lomo del polvorín A-3, el que se levanta hoy día en la misma punta, para desde ahí admirar la belleza del paisaje y comprender los avatares bélicos de todas las batallas navales que se dieron en la Bahía de Cádiz. Si existe un lugar para explicar “in situ” la historia es en el lomo del A-3.
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