C ONTINUACIÓN


El mundo musulmán práctica una economía de mercado, en ella la producción se destina al comercio, esperando un cobro en monedas, que se atesoran, basando la riqueza personal en la posesión de metales preciosos, con los que estarían hechas aquellas monedas, para ellos la tierra tiene la consideración de, lugar donde producir productos para la venta, despreciando las zonas donde la producción agrícola fuese o bien escasa, o bien muy costosa, como pudieran ser las sierras más abruptas y con un clima más duro, ya que la realidad demográfica no necesitaría de esa expansión que actualmente si, además la Edad Media es una “Edad del Bosque”, las condiciones climatológicas, y las pocas roturaciones así lo hacen posible. En estas condiciones la existencia de un grupo de personas refugiadas en las zonas con menos valor para la economía musulmana, es muy posible.

Tampoco es el afán proselitista el que impera en la hispania de Al-Andalus, se limitan a ocupar las ciudades, o núcleos de población más importantes, permitiendo la presencia de personas con religiones del “libro”, cristianos y judíos, cobrando, eso si, un impuesto, (en el mundo cristiano la situación fue más o menos igual), por ello ante la falta de perspectivas económicas de la sierra del Maestrazgo, la poca población que fuera de las pequeñas poblaciones, y en general la falta de motivaciones económicas, posibilitan la existencia de grupos que se mantengan en un estadio cultural próximo al que pudieron tener en el S. IV- V (época de resurgimientos celtíberos).

Por otro lado las fronteras, ante la falta de interés en dominar el territorio poco productivo, no son fijadas con gran esmero, (me refiero a fronteras interiores, entre ciudades de dominio musulmán) quedando reflejadas las zonas más activas económicamente, como zonas de influencia, pero despreciando o casi las otras.

En este punto he de hacer una “reprensión ejemplarizante”:

Todos conocemos algún lugar, sea construcción, elemento del paisaje, etc., que se atribuye a los “moros”, este hecho es resultado de la falta de conocimientos históricos, y ante la presencia de cualquier elemento del que se desconoce la génesis, el saber popular, ha recurrido a cualquier cultura conocida: sea la romana, sea la musulmana, si acaso alguna pequeña referencia a los Iberos, y aquí me permito esa reprensión:

¿Cuál fue la primera “Cruzada”?, casi todo el mundo contestaría sin temor a equivocarse, que “una que fue a tierra Santa”, bien así ha quedado reflejada, incluso en la historiografía, pero lo cierto es que la primera cruzada no fue predicada contra los “Santos Lugares” sino mas bien contra ¡Barbastro!, Alejandro II concede la remisión de los pecados a quien combatiese a los sarracenos en España, e incluso la autorización de acuñar moneda, es decir las mismas condiciones que después se darían a quien combatiese en Tierra Santa, además fue predicada con carácter de cruzada ¡treinta años antes de que se predicase la primera cruzada! es decir en 1066, como es notorio, la historia a veces transmite unos datos que deben ser revisados.

Digo esto pues hay cosas que parecen darse por sentadas, cuando distan algo de la realidad, algo o mucho, según casos.

En cuanto a la zona pirenaica, tierra de Chascas o de Vascones, hay que hacer algunas puntualizaciones, ¿pudo mantenerse en Aran una cultura diferente de las colindantes?,

¿Dónde deberemos buscar ese país de al-Chascas? Bien creo que son dos ubicaciones distintas:

En el primer texto la referencia es inmediata: al Oeste de Tortosa, las montañas del Maestrazgo, es donde defiendo la existencia de un grupo de Chascas; diversas fuentes hablan de reuniones de mercenarios almogávares en la ciudad de Morella, situada en pleno Maestrazgo, estas reuniones sirven para encontrar campañas en las que participar, en las que ganarse el pan, ahora bien ¿Por qué un grupo de norteños pirenaicos van a desplazarse desde sus amadas, (y seguras) montañas? ¿No seria más conveniente, celebrarlas en un lugar más populoso, y con mayores posibilidades de encontrar, “trabajo”? ¿Y no seria mejor, todavía celebrarlas allí donde se reuniese la corte?, mejores oportunidades en ningún sitio, creo yo.

La ciudad de Morella es, desde luego, bellísima, pero, Jaca no lo es menos, así que el motivo habrá que buscarlo en otro lugar, en otro planteamiento.

Un motivo puede ser la tradición, tan ignorada, y tan importante en el comportamiento humano, esa tradición de celebrarse reuniones en busca de “tajo” desde tiempos inmemoriales, y también la presencia de un gran número de mesaches, de los Chascas del sur, separados por unas circunstancias ajenas a su tradición, creo que se va confirmando la existencia de dos grupos de población, cuando menos poco tratada por la historiografía, una al norte, en el Pirineo, otra en el maestrazgo, con una capitalidad común Morella, estas poblaciones debieron ser una en algún momento no muy pasado pero las circunstancias de la península, son las que son y ahora son dos.

En cuanto al otro territorio descrito por Jacubí, es evidente que Aran es el “misterioso” país la canción de gesta francesa habla de un grupo humano, y al diferenciarlo de los colindantes, no hace si no reafirmar esas diferencias étnicas, diferencias de los antiguos celtíberos vascones con el resto de sus ahora paisanos.

Este territorio, evidentemente también estuvo aislado, ¿pudo? Pues también, efectivamente lo estuvo:

En la Edad Media, la Iglesia, dictaba una serie de normas a seguir, una de estas normas es cuando menos curiosa, el ahorro, tal cual lo entendemos estaba prohibido, es más estaba considerado como pecado, ya que suponía una desconfianza evidente para con la Divina Providencia, “Dios proveerá”, entonces, ¿para que ahorrar?, los reyes no acuñan moneda desde el S.VIII al X, y pagan en especie, in re valente ( en cosa que valga) por ello el atesoramiento de metales preciosos, o cualquier otra forma de moneda estaba proscrito, y así la riqueza entre la nobleza cristiana se basaba en la posesión de la tierra, no como mera productora de un bien con el que comerciar, sino como garantía de una cosecha que una vez vendida, o intercambiada proporciona todo aquello que se necesita para la vida, cuanta más tierra, más poder, mas caballeros que poder alimentar, y con ellos más poder militar, mayor en ocasiones al del propio rey. De esta manera los límites de la tierra se fijaban de una manera exhaustiva, hasta enfermiza si se quiere, pues de ella dependía todo en el medioevo cristiano, el espacio se divide en zonas, huertas, campos de cultivo,(divididos a su vez en hojas para el barbecho) y por último bosques para aprovechamiento forestal y de caza, que solamente estaba reservada al señor, en este estado de cosas, parece improbable la existencia de un “pedazo” de tierra en manos de unos “no nobles” pero hay que tener en cuenta la morfología del valle de Aran, montañoso, con poca capacidad de aprovechamiento agrícola, y además, prácticamente aislado del resto de los valles pirenaicos, no hay más que ver un mapa para darse cuenta de las pocas vías de comunicación, no era un territorio muy apetecible, y además con unos habitantes “extraños”, poco dados a aceptar el régimen feudal, tan poco como que sus jefaturas posiblemente fuesen ¡electivas!.

De lo poco que se puede conocer de su historia si que tenemos unos datos:

El primer señor del valle fue el Obispo Atón en el año 939, se le supone fallecido en el año 950.

El conde Guillem Isarno, reclama el señorío del valle, por derecho de herencia ya que su padre y su abuelo lo habían tenido, sus habitantes se habían declarado independientes a comienzos del S. XI. En este punto hay que recordar que estamos en plena Edad Media, los “no nobles”, no tienen derecho a declararse nada más que siervos. En cualquier caso aquellos araneses no debían estar muy de acuerdo, ya que el conde muere en el valle al intentar imponer su señorío.

En el año 1104, Pedro I de Aragón muere en el valle, aunque no se citan más detalles ni circunstancias.

Estos datos se encuentran en Crónica de Alaón, y crónica de Alaón renovada (Edit. Abadal) .

Por un documento privado escrito por Toda la hija de Sancho Aznar y Andregoto, y remitido al monasterio de San Victorian, sabemos que Alfonso I “El Batallador” reinaba en varios lugares entre ellos el valle de Aran en el año 1108. (Lacarra, Documentos) .

En 1130 la chancillería del rey recoge documentos expedidos en el valle. (Duran, Colección diplomática de la Catedral de Huesca) .

En 1154, se indica que el valle no tenia señor.

En 1157, Ramón Berenguer IV reina en Aran.

En 1175, Alfonso II de Aragón cede el valle en vasallaje, lo que indica claramente que estaba, al menos nominalmente, incluido en su reino. (Crónica de Alaón renovada) .

Un último dato sobre el señorío del valle lo daré más tarde.

Bien, nos hallamos ante una situación sin parangón dentro del mundo feudal, este constante ir y venir de señores llama poderosamente la atención, un territorio puede cambiar de manos por diversas vicisitudes, pero lo hará sin solución de continuidad, y aquí vemos como en determinados momentos el valle permanece sin señorío. Dadas las condiciones del feudalismo, que como ya he dicho, median su riqueza por la posesión de tierra, aunque esta fuese pobre, una vez integrada en el “circuito feudal”, ya no escaparía a el, muestra de ello es el intento del conde Isarno por recuperar lo que considera suyo, y de acabar con una situación conflictiva de todo punto, el resultado ya lo conocemos, allí se acabo su vida. Es claro que los habitantes del valle no están acostumbrados a ser vasallos de nadie, y hay que tener en cuenta que, cuando un señor va a reclamar lo que es “suyo” ante unos rebeldes, no lo va ha hacer de manera pacífica y cordial, ira acompañado de toda la gente de armas que pueda reunir, aquí además se le sumaran todos los señores nobiliarios que tengan conocimiento de esta “rebelión” pues pudiese cundir el ejemplo entre sus propios vasallos, por lo que la situación es, para ellos preocupante. No obstante a todo este acompañamiento militar, que debemos inferir, el resultado es la derrota militar, o al menos, la muerte del conde, lo que nos habla de la capacidad guerrera de los araneses que bien se acomoda al carácter y habilidades de los almogávares.

La muerte del rey Pedro I en el valle también nos puede dar alguna pista, si bien este dato hay que tomarlo con cautela, ya que desconozco más detalles del mismo. Aunque teniendo en cuenta su edad de alrededor de 35 años podemos adivinar una muerte violenta.

Hasta aquí he pisado un terreno histórico, ahora intentare hacer buena la identificación de los chascas, Al-chascas, araneses, vascones o Sedetanos, con los almogávares, para ello hay que intentar traducir a cualquier idioma que pudiese ser hablado en la península los siguientes términos: Chascas o Cisclan ( de los geógrafos musulmanes y de la canción de gesta francesa), no es fácil encontrar significado, vamos ni fácil ni posible toda vez que estas expresiones son ni mas ni menos que onomatopeyas con las que se intenta describir un sonido, ahora hay que buscar un pueblo que, emitiese un sonido característico, y que fuese lo suficientemente desconocido como para no poder identificarlo de otra manera, aquí voy a citar a Desclot, crónicas. “hicieron prisionero a un almogávar, al cual por cosa rara y espantosa no quisieron matar” , estamos con unos soldados que, curtidos en mil batallas, no han visto a alguien parecido, ni han oído hablar, y si lo han hecho lo considerarían improbable, pese a todo cuando se encuentran con el “simpático” protagonista no solo no lo matan, si no que además lo conducen ante su príncipe (según Desclot, es el príncipe de Morea, y el hecho debió suceder hacia el 1283) para que lo “admire”, y estamos en una época en la que los prisioneros son respetados si y solo si, tienen capacidad para pagar su rescate, si no es el caso, la muerte es el remedio más fácil, y el más ahorrativo para la economía del captor, aquí no se aplica esto, lo dejan con vida y lo exhiben señal inequívoca de la gran sorpresa que produciría su contemplación al ejército francés, pero no menos sorpresiva es la reacción del rey aragonés, tras la liberación del protagonista, ¡libera a diez prisioneros!, este hecho hay que leerlo en su justa clave para su total comprensión, si esto hace es por que el almogávar en cuestión es preciado para el, y ya que el guerrero no tiene dinero para pagar un rescate, el si sale como fiador, entregando diez enemigos a cambio, lo que dice de la capacidad guerrera (uno a diez) del pobre almogávar, lo que no se nos dice es quienes fueron los liberados del lado aragonés, pero de haberlos mantenido con vida se esperaría recibir un rescate, definitivamente buenos guerreros y además apreciados por el rey nada más y nada menos, pero creo que me estoy alejando del propósito de este punto, como ya he dicho y creo que demostrado los almogávares, eran unos perfectos desconocidos en, mas o menos, el S. XIII, fecha en la que podemos situar este episodio, cuanto más en los años anteriores al mil en los que se fechan los documentos tanto francés como musulmanes, por lo que ante un pueblo del que se sabe poco, lo más fácil para identificarlos es, una seña identificatoria, en este caso un sonido, el que produce el cortell al golpearlo con las piedras en el ritual del “desperta ferro”.


Hay, no obstante otras reflexiones que vienen a avalar esta teoría:

De la batalla de la toma de Huesca, sabemos que el primitivo ejército aragonés se componía de ganaderos y campesinos que, eran reclutados pasado el mes de mayo, y que su participación en las campañas era corta, gracias a los privilegios de que disfrutaban. (Antonio Ubieta, colección diplomática de Pedro I) .

Ahora bien en la historia de Aragón hay un rey que dobló el territorio heredado de sus antepasados, este rey debió contar con un ejército profesional al contrario de sus antepasados, como luego demostrare, (o lo intentare, al menos) este rey no es otro que Alfonso I. “alias” El Batallador, lo cierto es que el sobrenombre le viene como anillo al dedo, en su reinado pocos años pasaban de una batalla en otra, pero hay una conquista muy significativa, que viene en cierto modo a corroborar todo lo que vengo exponiendo: Morella.

Según la historiografía, este hecho hay que fecharlo en 1119. Un año después de la de Zaragoza. Lógico, una vez sometido la mayor ciudad las demás caerán como frutas maduras, todo correcto salvo por un pequeño detalle, nada, nimio, una tontería: la toma de Morella no se produjo después de la de Zaragoza, si no un año antes.

En el Cartulario de San Pedro el Viejo de Huesca (Balaguer, estudios de la Edad Media de la Corona de Aragón) se encuentra un documento que hace constar que “…que el día de San Nicolás un personaje llamado García de Habib, vendía a su madrastra un campo situado en Alcoraz, (Huesca) por doce sueldos y seis dineros de moneda Jaquesa señala que fue hecho el día jueves “en el año en que Morella era Presa” . Efectivamente como seguro habréis deducido, el seis de diciembre de 1117 era jueves, el de 1119 no, luego hay que admitir que la toma de Morella se produjo en 1117, no es que lo diga yo lo dicen insignes historiadores, Balaguer, Ubieto, etc., la pregunta es ¿Por qué ante la conquista de la gran ciudad; Zaragoza; se embarca en una pequeña conquista que podía mermar su ejército si algo salía mal? Cierto es que la toma de Zaragoza tuvo el carácter de Cruzada y el apoyo de los franceses estaba asegurado, (así de paso, vengaban a sus héroes muertos en el episodio del mítico Rolando, y el honor de Carlomagno) pero ni así.

Bien el caso es que “el Batallador” no se gano el sobrenombre de casualidad, alrededor del año 1105 tomo Egea y Tauste, en noviembre de 1107, Tamarite y días después, Esteban de Litera, esta zona esta totalmente alejada de Morella, tras unos años de inactividad lo tenemos reinando en Aran, y después llega el frenesí conquistador:

En 1117, Morella.

En 1118, acude el siete de junio al sitio de Zaragoza iniciado el 22 de mayo (estas fechas son aproximadas, me refiero a los días del mes). Aquí ocurrió un hecho curioso, el sitio fue largo, y las tropas querían desertar, Esteban, Obispo de Huesca, repartió dinero para evitar el abandono, entre los beneficiados del reparto estaban “unos extraños indigentes” (extraña denominación para unas extrañas personas), una vez tomada Zaragoza, cayeron las ciudades limítrofes.

En 1119, Tudela, Tarazona y Borja.

En 1120, gana la batalla de Cutanda, después toma Calatayud y Daroca.

En 1123, Lérida fue atacada.

En 1125-1126, realizo la expedición por Andalucía.

En 1127, Cella.

En 1128, Molina.

En 1129, Cullera.

En 1130, nuevamente Monzón.

En 1133, Mequinenza.

En 1133-1134, primera batalla contra Fraga.

En 1134, en junio y julio segunda batalla de Fraga.

Como se puede apreciar, prácticamente hay una toma de ciudad por año, ahora bien ¿Cómo se puede mantener este ritmo con un ejército de levas? Si todos sus soldados fuesen ganaderos y agricultores, ¿Quién cultiva los campos, quien cuida del ganado? Hay que atender a la intendencia del ejercito, proporcionar alimentos, vino, armas etc. Porque no nos olvidemos que hasta ahora Aragón es un reino mas bien pobre, es cierto que ya había empezado a cobrar parias pero aún así estas no serian suficientes para alimentar, no solo a su ejército, sino además a todo el reino, es necesario recordar la expedición que llevo a cabo contra Andalucía, que duro dos años, años en los que no se pudo cultivar la tierra, entonces el reino no se pudo alimentar, no esa guerra basada en un ejercito de levas no es posible, es cierto que la realidad económica y demográfica del reino, es necesariamente mejor, pero hasta que la expedición andaluza no regreso no se contó con un aporte demográfico extraordinario, por lo que, aún sin tener datos ni a favor ni en contra, la lógica nos dice que debió contar con un ejército a sueldo, complementado con aportes de levas, pero sin que estas fuesen tan numerosas como para comprometer la seguridad alimentaria del reino. Ahora bien este ejercito ¿Cómo se nutrió?, para mi hay dos cuestiones a tener en cuenta, por un lado la muerte de su hermano Pedro I en Aran, ¿Qué hacia allí? Por otro, la incorporación hasta la muerte del Batallador del valle, además esta la conquista de Morella, alejada de cualquier ruta cercana al resto de sus conquistas, por estas razones defiendo la existencia de un ejército “profesional” y el acercamiento a los dos núcleos de poblaciones definidas como de vascones y Sedetanos, me indicaría que estos son los después conocidos como almogávares.

Este ejército a sueldo no es nuevo en la península, la hispania musulmana tenia un ejército estable y a sueldo, lo creo Al-Hakam, (796-822)

En la última batalla del personaje hay un hecho llamativo, al menos:

“Todos los príncipes y caballeros aragoneses fueron muertos; y los setecientos “peones fuertes” que custodiaban al rey cuando iba de expedición, murieron conjuntamente” (Crónica Adefonsi imperator, edic. Sánchez Belda) .

El rey abandono la batalla acompañado solamente por diez caballeros, por el (Libro de los hechos del rey don Jaime) sabemos que en la tienda del rey dormían con el diez caballeros, mientras setecientas personas protegen su huida, estas personas definidas literalmente como: que custodiaban al rey cuando iba de expedición , es decir lo acompañaban siempre a la guerra, no de manera ocasional, su ejército profesional puesto que esa permanencia con el rey “siempre” que acude a una batalla, implicaría una dedicación en exclusiva a las labores militares, sin tiempo material para dedicarse a otras ocupaciones, la agricultura, queda descartada, la ganadería también, estas actividades exigen la presencia permanente del profesional en su explotación, hecho incompatible con acompañar al rey en sus batallas, máxime cuando nos encontramos con tan gran número de ellas, su sustento exigiría un sueldo “fijo”, toda vez que la posibilidad de obtener botín es, dudosa y depende de la riqueza del vencido, de la victoria, y del reparto que el rey autorice a la hueste que le acompaña, además del propio “quinto real”, eso sin tener en cuenta episodios anecdóticos o no como el de Zaragoza, en el que el rey permitió la marcha de los musulmanes llevando consigo todos aquellos bienes que pudiesen llevar, garantizando su seguridad hasta la frontera, aquí se impone un ejercicio de imaginación y de lógica, cada una de estas personas acarrearía un peso en riquezas impensable, en una marcha normal, ya que estaban obligados al abandono de sus domicilios en los que se atesoraban las riquezas, ya que las entidades “bancarias” no existen como tales, por lo que, ante la perspectiva de empezar una nueva vida, cada quien llevaría consigo el máximo de riquezas posible para garantizar, una vida lo más segura y cómoda posible. En estas circunstancias el botín que quedase para aquellos alejados de la nobleza debió ser cuando menos, escaso, por lo que me afirmo en mi defensa del cobro de un sueldo ante la prestación de determinados servicios militares, es decir una profesionalización del ejército.


Por otro lado, la denominación de “peones fuertes” también establece una separación con el resto de soldados de a pie, llamados peones en las fuentes anteriores, e incluso en las posteriores. Esta denominación específica, se debe corresponder con una realidad palpable, lo contrario no se entiende, por lo que se debe inferir la presencia de unos soldados diferenciados claramente del resto de los de a pie, son los almogávares estos peones fuertes, yo creo sinceramente que sí, del hecho no he encontrado documentación que lo corrobore, es cierto, pero se dan una serie de circunstancias, documentadas estas si, que me lo hacen pensar:

El rey, lo es en un territorio de los llamados Chascas, Aran.

Su tercera conquista, es Morella, alejada de cualquier otra línea de conquistas, ya que no se sigue en la línea de Castellón después, lo hace por la actual provincia de Teruel, además deja detrás de Morella plazas en poder musulmán entre esta ciudad y su línea fronteriza, lo que no concuerda con su línea posterior de actuación, que si tiende a la fijación y aseguramiento de fronteras, mediante la instalación de Órdenes militares y mediante el repoblamiento con campesinos cristianos. A todo esto añado la poca conveniencia de embarcarse en una conquista de cierta importancia, ya que Morella es una ciudad magníficamente defendida por una línea de muralla, y por una ciudadela o castillo interior, poca conveniencia repito, ante la importante batalla que se avecinaba al año siguiente, Zaragoza, por lo que una derrota o una victoria pírrica sobre Morella hubiesen puesto en grave riesgo la posibilidad de conquista y mantenimiento de Zaragoza.

La ciudad de Morella es un centro donde se reúnen los almogávares para decidir a que campañas se va a acudir, sobre esto hay varias tradiciones que lo afirman.

La zona del maestrazgo, es una de las que se han definido como de Chascas,

Tanto la zona del valle de Aran, como la del maestrazgo, son recogidas en documentos distintos a las fuentes musulmanas, en los que se detalla que el componente demográfico de ambas es diferente, culturalmente, del resto, toda vez que los autores han decidido, remarcarlo haciendo referencia a, vascones por un lado, y a Sedetanos (o edetanos) por otro. Es decir pervivencias culturales en modos de vida de aquellas poblaciones, que, poco romanizadas, ante el fin del imperio, encuentran en estructuras anteriores al propio imperio, una solución a los problemas que la nueva situación plantea.

Por todos estos datos se puede inferir que el rey inicio un acercamiento a unos pueblos asentados en dos territorios diferentes, pero con un componente cultural parecido, el celtibérico, y que después conocemos la existencia de un ejército a sueldo.

A la muerte de Alfonso el Batallador, se produjeron una serie de hechos históricos, que al final lograron crear una nueva mentalidad. El pánico se adueño de las gentes, ¿Quién los iba a defender ahora? Este sentimiento de desamparo hizo que las gentes se diesen cuenta de que hasta ahora todos estaban bajo la protección del mismo “paraguas”, el rey de Aragón; su desaparición y el posterior pánico los unió.

En este ambiente se dieron varios hechos: creación de varias órdenes, Cofradía de Barbastro. . ., confirmación de otras existentes como la de Belchite, y sobre todo, la conciencia común de pertenencia a un grupo: “los aragoneses”, pues es a partir de aquí cuando esta denominación se emplea, y no antes. La iniciativa popular toma el relevo a la real, no se debe confiar en una sola persona pues su muerte desbarata todo, así el rey se ve ayudado, cuando no superado, por las gentes que se unen bajo un nombre: “Aragón”. A partir de aquí el sacrificio de un solo individuo garantiza la supervivencia de su legado, tanto genético como económico.

A los Almogávares aquella situación no los colocaría en tan dramática situación, su sistema democrático de elección de jefatura no los descabezaría, unas nuevas elecciones y otro jefe que rija los destinos. Pero la muerte de 7OO compañeros si que les haría planear venganza, así sus intereses se solaparían con los del resto de población, y estos olvidados de la historia, e incómodos vecinos pasan a ser apreciados, acaban de encontrar su lugar en el espacio y en el tiempo, el motivo de su existencia, de aquí que a su ancestral grito de guerra se una ahora otro: “Aragón, Aragón” su lucha ya no es solo por dinero, lo hacen por aquel ente al que tanto deben y el que tanto les debe, forjadores circunstanciales de aquel reino, creadores, sin quererlo de una nación, pero forjadores y creadores a fin de cuentas.

De un rey Batallador, avanzaré a otro Conquistador, el rey Jaime, quien además de conquistar, también se dedico a poner por escrito sus hechos en un libro de poco imaginativo título “los hechos del rey Jaime I”.

En este libro aparecen ya documentados como tales los almogávares, nombrándolos en varias ocasiones, lo que importa no es, creo yo, los hechos en los que participaron, lo que importa es la peculiar relación que con ellos mantenía, pues lejos de ser una parte más de la hueste, parecen tener un tratamiento propio entre el rey y ellos, sin estar sujetos a la jefatura de ningún principal, si no de el propio rey.

En el capítulo 98 el rey mando llamar a los adalides a consulta, primero delante de todos los nobles, y después a solas. Este hecho es significativo, el rey valora las palabras de los jefes almogávares, y por ello toma de ellos consejo, despreciando de paso el que los “entendidos en armas” le habían dado. Este suceso debió ocurrir en las cercanías de Arta.

En el Cáp. 103 se recoge como “D. Pedro Maza, hizo una incursión con caballeros, hombres de la hueste y almogávares” denotando como estas gentes no son incluidas dentro de “la hueste” si no que reciben un tratamiento aparte.

El carácter de tropas especiales, se refleja en varias ocasiones, como en los capítulos 187 y 315, donde los encontramos en Burriana en defensa de la plaza más adelantada, y en el sitio de Villena, mano a mano con los caballeros templarios, intentando tomar esta plaza ante los ataques de los defensores de la misma. Siempre en defensa de las fronteras es decir en el lugar más peligroso, que exige de los mejores guerreros, y además de aquellos en los que se tenga especial confianza.

Quizás también los pudiésemos encontrar en Teruel, cuando entre Octubre de 1171 y Febrero de 1172, y ante la amenaza de los Almohades que habían tomado Valencia, se hizo cargo de la defensa de la villa Berenguer de Entenza, como Tenente de la villa cuya repoblación comenzaría tiempo después, no tengo datos al respecto pero no seria descabellado pensar que así fuese


La relación de Jaime I con los almogávares creo que se refleja mejor en dos sucesos acaecidos en el sitio de Murcia:

En el Cáp. 423, se cita “En Orihuela, donde nos habíamos quedado ocho días, una noche vinieron dos almogávares de Lorca y llamaron a nuestra puerta, debía ser eso de la medianoche. Nos dijeron que los de Lorca informaban de que 800 jinetes con dos mil mulas cargadas, conducidas por dos mil hombres armados conducían víveres para Murcia” al momento el rey puso a las tropas en pie de guerra.

Es decir que los informantes transmiten sus novedades al propio rey sin que aparezca ningún intermediario ni persona de la corte, este hecho en plena edad media es significativo de la confianza entre uno y otros, para una mejor comprensión de la situación propongo un ejercicio de imaginación: Hoy tenemos instituciones democráticas, la participación en las instituciones es algo mas o menos normal, todos tenemos nuestros derechos y además somos libres e iguales ante la ley, bien, bien, bien, pues imaginad si alguno de vosotros tendría fácil acudir a la puerta del rey y despertarlo a medianoche y además poder hablar con él, vosotros no sé, pero a mi se me antoja imposible, vamos ni con el rey, ni siquiera con la persona que ocupe la alcaldía de Teruel. Trasladar estos hechos a una época con un sistema feudal de entender la vida y os daréis cuenta de cual es el grado de relación.

Para el siguiente episodio he de aclarar un concepto antes de profundizar en el: las albricias, todos habremos escuchado esta palabra en alguna película o similar, he de decir que las albricias son un regalo que se espera recibir al ser portador de buenas noticias, o bien de noticias que supongan un hecho alegre o ventajoso.

En el Cáp. 426, el rey describe: “Cuando nos dejamos ver abiertamente en orden de batalla vino un almogávar y nos dijo:

Señor ¡Albricias!

Y nos preguntamos:

¿De que?

Ved que los moros se acercan, dijo él

Y nos dijimos

Amigo dejadnos ganar la batalla y dejemos para después las albricias”

Este episodio tiene una explicación parecida al anterior, trasladaos en el tiempo e intentad imaginar a nuestro rey Juan Carlos tan simpático y dicharachero él, al frente de sus ejércitos, a punto de comenzar una batalla y vosotros ¡Pidiéndole un regalo!, impensable ¿no?, impensable para nosotros pero no para aquel “aventajado” almogávar que quiso sacar tajada de la situación, y que recibió el trato de “amigo”, no hay que pensar mucho para deducir los estrechos lazos que unirían al rey con estos personajes, estos y otros parecidos hechos son relatados por Desclot en su crónica por lo que no voy a incluirlos para no alargar innecesariamente este estudio.

Y entonces ¿Qué?

Bueno a modo de conclusión podré decir que los almogávares, como creo haber demostrado anteriormente, surgen de dos zonas perfectamente definidas, el Valle de Aran, y las estribaciones castellonenses y turolenses, del sistema Ibérico, en las actuales Sierra de Gudar y Sierra del Maestrazgo, zonas donde al finalizar el Imperio, las poblaciones peor romanizadas,( ya que el interés de Roma por estas zonas debió ser poco por su poco potencial económico, agreste relieve y poca población), vuelven a su anterior cultura, como solución a los nuevos problemas que el contexto vital les planteaba, que permanecen aislados de tal manera que escapan a los circuitos económicos, políticos y sociales de las dos sociedades que en aquellos momentos son hegemónicas en la península, de tal manera que son definidos poco y mal, siendo nominados solamente por onomatopeyas, en un primer momento;


Su integración en el resto de la sociedad, se debe al clima de violencia que imperaba en la época, que exige la presencia de gentes de armas para los programas expansivos que los diversos reyes llevan a cabo y también para asegurar las fronteras posibilitando su repoblación por gentes con otros intereses vitales, (agricultores, ganaderos y gentes que ocupasen las ciudades desempeñando diversos oficios), estas coyunturas posibilitaron el acercamiento entre estas sociedades guerreras y la realeza, necesitada de un ejercito permanente, con el que escapar de la dependencia tanto de la nobleza como de el resto de gentes que en un momento dado podían negar su ayuda al rey, (como sucedió en bastantes ocasiones), esta dependencia de la realeza concuerda, además con el carácter independiente del almogávar, que practica jefaturas electivas, de mayor o menor duración, pudiendo ser esta la misma que la campaña para la que se escoge un jefe (términos que podemos inferir de las crónicas de Muntanér, en el episodio de la elección, y posterior descontento de Rocafort) esta relación se acomodaría perfectamente a las dos partes, resultando por ello duradera.

De su denominación, de origen claramente musulmán, podemos decir que se empieza a dar sobre la mitad del reinado de Jaime I, existiendo antes otras como Chascas, o peones fuertes, que harían referencia a este pueblo.

En cuanto a sus creencias podemos adivinar un sincretismo religioso, en el que el cristianismo se mezcla con antiguas creencias celtíberas, la crónica de Muntanér confirma la predilección para una batalla en el “día de la Virgen” así como los cristianos funerales de Berenguer de Entenza, pero lo cierto es que nos deja un poco huérfanos de conocimientos a la hora de describir algún rito, tanto funerario como de otra índole, acerca de sus compañeros, (aquí la divagación encuentra su hábitat pero no seré yo quien divague). Las antiguas creencias religiosas se desprenden como ya he dicho de sus vestidos claramente rituales, y del “desperta ferro” así como de golpear el cortell contra las rocas, (si alguien piensa que esto es para “impresionar” al enemigo, debe tener en cuenta que esta es una época de batallas, estas no son un hecho aislado, sino un quehacer cotidiano, y que ante una carga de caballería, golpear un cuchillo contra el suelo, mas bien pudo ser motivo de otra cosa y no de temor). Por otra parte el mismo Muntanér, tampoco debió ser una persona con unos conocimientos religiosos profundos, ya que en un recuento que hizo de sus botines menciona un libro al que denomina como “Un libro que se llama Apocalipsis, y que tengo por seguro que lo escribió de su propia mano nuestro señor San Juan” es decir la denominación que el hace del libro, en modo alguno manifiesta un contacto anterior con él, puesto que no se refiere como “un Apocalipsis de San Juan” expresión que denotaría familiaridad con el texto, por cierto que el Apocalipsis en cuestión debió ser uno de los “Beatos” que en la época estaban de moda entre la nobleza, y que el ejemplar que el cronista manejaba, debió salir más bien de las manos de algún monje, posiblemente hispano. . . paradojas de la vida.

Como ya he dicho estas gentes encontraron acomodo en una sociedad que los necesitaba, pero esta coyuntura no se mantuvo en el tiempo, la realidad que los había creado, que los encumbro hacia lo más alto de la sociedad de su época como servidores directos de la realeza, también se encargaría de sumirlos en la noche de los que ya no son bien venidos, de los que estorban, pero estas gentes no son fáciles de vencer, ni siquiera por una realidad social cambiante e imparable, y, cuando sus servicios ya no son necesarios, y su presencia molesta, ellos se encargarían de encontrar una nueva “tierra de promisión”, ya que nunca tuvieron mucho apego por ningún sitio en particular, de manera que su marcha, más bien forzada a otros extraños y exóticos lugares fue una lucha por la supervivencia, de ellos como individuos y también como pueblo, en modo alguno un canto del cisne de estos bravos guerreros, de estas tremendas personas, hombres mujeres y niños que conforman lo que los musulmanes dieron en llamar, almogávares, cuya verdadera traducción debe ser “el que se adapta y no se deja vencer por las vicisitudes de la vida” o también “el que permanece fiel a su gente, a su modo de vida, pues así permanece libre”. Lógicamente estas interpretaciones son más bien líricas que otra cosa pero no dejan de transmitir una verdad, el carácter del pueblo almogávar.

¿Y después, que? ¿Qué queda?

Hasta aquí he definido el pasado, el origen y un poco el presente de este pueblo, pero ¿Qué fue de ellos?:

Cualquiera que se haya interesado por estas gentes, sabrá que acabaron dando uno de los episodios más brillantes a la historia de Aragón, y quizás por ello, hasta en su última batalla su grito de guerra fue “Aragón, Aragón”, favor que nos hicieron.

Su conquista de los ducados de Atenas y Neopatria así como su instalación en ellos, poniendo bajo la bandera aragonesa estos territorios fue el episodio final de una brillante existencia, siglos después se hizo otra gesta que pudo parecer más grandiosa, mas digna de aparecer en los libros de historia, pero si pensamos en cinco mil personas, con una total carencia de medios y lo que lograron hacer. . . casi dejan en pañales a la historia posterior.

Allí sus descendientes, (acomodados a la holgada vida de clase dominante, en la refinada sociedad griega de la época) fueron derrotados por, precisamente, otros descendientes de aquellos vascones, las compañías navarras, tuvieron que ser otros guerreros, curtidos en el solar de sus antepasados quienes derrotasen a estos descendientes de aquellas impresionantes gentes, glorioso final para unas gloriosas gentes.

¿He dicho final? Perdón quizás, alguno de ellos no se acomodase a aquella regalada vida, y volviese a sus viejos lares, quizás después de todo si que tuviesen apego a su tierra, o a lo mejor tuviesen que cumplir con el rito de entregar botín a las familias de sus compañeros muertos, esto no lo se, pero hay unas curiosas coincidencias que me ponen sobre aviso de que estos guerreros, se resistiesen a desaparecer, (la famosa tozudez maña no andará muy lejos).

En el año del Señor de 1313, el Valle de Aran, permanecía, ejem, a ver como lo digo. . . si, libre, bueno libre, libre no, pues tenía señor, o mejor dicho señora, esta señora no es otra que Teresa de Entenza, quien caso con Alfonso IV el Benigno, en 1314, quizás aquellos almogávares que volvieron de Bizancio, para mejor arreglar la afrenta de la muerte de su abuelo, otorgaron el señorío del valle a Teresa, de esto no tengo datos pero, no es muy disparatado, sobre todo sabiendo que más o menos por las mismas fechas, la nieta de Muntanér, promovió un juicio contra la serenísima Venecia, para que le devolviesen aquello que le habían “distraído” a su abuelo, nuestro insigne cronista, consiguiendo su devolución años más tarde.

Estas relaciones Valle de Aran, Almogávares, realeza aragonesa,(aquí no sale el Maestrazgo pero no andaría muy lejos), son las que desde Alfonso el Batallador se dan, y que nos ayudan a comprender un poco mejor la historia, que debió tener una continuidad, pero eso, ya lo trataremos en otra campaña, donde la compañía almogávar vuelva a reunirse; mientras tanto afilaremos el cortell, no sea que nos haga falta antes de hora.


-Andrés Franco Martinez.-
-almogávar-




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