“Más que de arte contemporáneo podría hablarse, más bien, de una contemporaneidad de distintos regímenes de producción artística que se enmarca en lo que llamamos, simplificadamente, “nuestro tiempo”. Si el arte alguna vez funcionó como desafío del hombre ante el paso del tiempo, y luego se trató de fundar un tiempo nuevo junto con el proyecto de la modernidad, tal vez la relación actual del arte con el tiempo sea la de una diseminación, de una coexistencia de varios tiempos de arte que mantienen distancias únicas con las otras actividades humanas. Pensar el arte contemporáneo implica reconocer esta ausencia de unidad que, acaso, ha acompañado al arte desde sus inicios pero sólo ahora se hace evidente, a falta de un relato común que le dé un sentido unívoco a la relación arte-mundo.
Más allá de la categorización clásica de las artes (danza, música, pintura, etc) o con una caracterización abstracta de ciertos elementos constitutivos (Línea, paso, tono, color, etc), esta diseminación tiene que ver con la relación singular que establece cada producción artística con el mundo, abriendo espacio a nuevas formas de tiempo y, por tanto, a nuevas formas de vida.”
Felipe Kong es estudiante de Magíster en Filosofía en la Universidad de Chile y miembro del Grupo de Estudios de Filosofía del Arte.