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Nº 2  EL  ARTE  CONTEMPORÁNEO
Y  SU  IMPACTO  EN  LA  SOCIEDAD  ACTUAL

 HERODOS ENTREVISTANDO A PEDRO MEYER 

P.M.- De repente la fotografía pasó de ser el "patito feo" de la cultura, a ser hoy en día, la vanguardia, juzgando esto a partir del numero de imágenes que se suben a diario a las redes sociales, habida cuenta que en un mes hoy en día se publican más fotos que la suma de todas las fotografías que se hicieron en el mundo durante los primeros 170 años de su historia. 

P.M- Pienso que la comparación entre una expresión literaria y una visual, no es muy afortunada. Porque no toma en cuenta esas mil palabras de quien son. No son las mismas consideraciones las que se le pueden dar a las palabras de Platón, que a las de Britney Spears, para dar un ejemplo.  Y lo mismo se debe hacer extensivo a la imagen, no todas las imágenes merecen ese atributo sin calificarlas.  

P.M.- De hecho la fotografía que conocíamos, la análoga, ya desapareció. Las herramientas tecnológicas, se vuelven uno mismo con el contenido, porque su existencia da oportunidades para nuevas soluciones visuales. El clásico de qué es primero ¿el huevo o la gallina? toma carta de residencia en este asunto de los contenidos y las herramientas. 

P.M.- Les aconsejo a los nuevos creadores entender cuales implicaciones tiene esta frase de que desapareció lo que ya conocían. Hoy cualquiera interesado en la fotografía, tiene que pensar en estarse actualizando día con día, para siempre, porque esto no va a parar. 

¿Es posible un mundo sin autores?

La autoría individual ha sido un pilar fundamental en la cultura occidental. El creador identificado recibía a cambio remuneración económica y reconocimiento por su trabajo. Las concepciones más liberales potenciaron los valores relacionados con el mérito, la iniciativa y el esfuerzo, desde una concepción plenamente individualista. La posmodernidad, entiende sin embargo, que el autor es producto de su cultura, perdiendo peso los anteriores valores.

¿Estaría el creador dispuesto a trascender su propia esencia individualista y fundir su esfuerzo en uno colectivo como miembro de la humanidad?

La globalidad y las nuevas tecnologías han permitido vincular trabajos y creaciones de millones de personas en todo el mundo, facilitando encuentros y colaboraciones, y generando, autorías colectivas en las disciplinas científicas y las empresas. El anonimato de muchos de los autores de Internet es un proceso que ha comenzado a despuntar en los últimos años, sin embargo, tiende a desaparecer cuando su creación traspasa el mundo virtual y llega al mundo tangible.

"La propiedad y la autoría individual están estrechamente unidas".

Es difícil que la autoría desaparezca como concepto, aunque podría diluirse. Asimismo, la emergencia de la autoría colectiva no se asentará si no se produce un cambio en el sistema económico que vivimos. Porque “propiedad” y “autoría individual” están estrechamente unidas.
                                                                                      
                                                                                       REDACCIÓN

Arte y tiempo

“Más que de arte contemporáneo podría hablarse, más bien, de una contemporaneidad de distintos regímenes de producción artística que se enmarca en lo que llamamos, simplificadamente, “nuestro tiempo”. Si el arte alguna vez funcionó como desafío del hombre ante el paso del tiempo, y luego se trató de fundar un tiempo nuevo junto con el proyecto de la modernidad, tal vez la relación actual del arte con el tiempo sea la de una diseminación, de una coexistencia de varios tiempos de arte que mantienen distancias únicas con las otras actividades humanas.
Pensar el arte contemporáneo implica reconocer esta ausencia de unidad que, acaso, ha acompañado al arte desde sus inicios pero sólo ahora se hace evidente, a falta de un relato común que le dé un sentido unívoco a la relación arte-mundo.
Más allá de la categorización clásica de las artes (danza, música, pintura, etc) o con una caracterización abstracta de ciertos elementos constitutivos (Línea, paso, tono, color, etc), esta diseminación tiene que ver con la relación singular que establece cada producción artística con el mundo, abriendo espacio a nuevas formas de tiempo y, por tanto, a nuevas formas de vida.”

                        
Felipe Kong.

                          Estudiante de Magíster en Filosofía en la Universidad de Chile.

                          Miembro del Grupo de Estudios de Filosofía del Arte.

Género y teatro

La sociología de género ha concentrado casi todos sus esfuerzos hasta hace poco en analizar al sexo femenino y el papel injustamente subordinado que ha tenido que interpretar. La artificiosidad en la que se fundamenta el amplio espectro de relaciones y roles de género sesgadamente establecidas no hace difícil que encaje la jerga teatral como metáfora del enorme conjunto de elementos de representación al que el ser humano, tanto hombre como mujer, debe "dramatizar". La vida en sociedad es una casi continua representación de un personaje que el actor social debe escoger entre solo dos papeles, los que la concepción de género patriarcal impone: masculino o femenino, cada uno con sus estereotipos.

Ante un público que más que admirar una obra artística ha sido programado para vigilar y castigar –en términos faucoultianos- el varón también debe “encandilar a la crítica” y para ello reunir en su actuación atributos asociados a su categoría sexual.

En el marco de los estudios de género las masculinidades están diluyendo la unívoca relación género-mujer, no desde una actitud de oposición sino desde la cooperación teórica con el feminismo, emergiendo con fuerza en un intento de desentrañar los resortes de la complejísima ficción de una pieza teatral que atraviesa todas las relaciones sociales conocidas.

                                                        J.E.

 
Una obra de arte ya no es una imagen en sí, sino cómo un conjunto de relaciones llevan al espectador a recorrer diversas sensaciones que surgen bajo todos sus recuerdos, desde los más primarios a los más elevados. Poco importa si el resultado es estéticamente "hortera" como reducirían los más puritanos, si sus colores conjugan dentro de unos cánones marcados socialmente, o si no representan más que la "nada", imágenes aparentemente vacías, huecas, tan solo flotando de forma dinámica ante nosotros, sin equilibrio, sin prespectiva, como amontonadas, como surgidas de la mente torpe de un "bebé". Y sin embargo, desnudándose de prejuicios, acercándose a lo simbólico, a la denuncia, a la ironía cultural, esas creaciones evocan tantas realidades, que llegan a tocar a una parte del mundo de forma tan profunda, que su huella permanece y se busca una y otra vez en nuevas creaciones. Es eso mismo que provoca malestar, ilusión, y finalmente, sonrisa. 

"Contemplar una obra de arte es ser testigo de un momento único y fugaz, antes de que la pieza inicie su proceso de desactualización" 

Recomendamos las jornadas de filosofía.

 

La mirada impaciente

El espectador que asiste a las galerías o ferias, debe entender que se está situando ante un proceso, en modo alguno finito o concluido. Debe comprender que está presenciando una fugaz ilusión que convierte en tangible lo etéreo, en alcanzable lo invisible. Es una oportunidad única de reflexión y de acercamiento a la actualidad, cultura y sensibilidad de los artistas en un momento concreto de su historia personal y de la del mundo.

Contemplar la obra de arte mostrada provisionalmente en esta o aquella galería es ser testigo de un momento único y fugaz antes de que la pieza inicie su proceso de desactualización.

Observar no supone comprender por sí solo. De cómo el sujeto haya interiorizado su contemporaneidad, surgirá su penetración, consciente o no de estar sujeta a ese proceso de percepción.

La comprensión no puede "ser primero". La complejidad de lo contemporáneo plasmado en la obra de arte actual, no puede entenderse desde la simple mirada rápida que únicamente busca el gusto sensorial, sin comprender que dicho gusto ha nacido de un arte y una sociedad anterior, que le ha llevado, a través de los años a contemplar la pieza que la creación contemporánea ha engendrado ante sí.

Alba Fernández, 

Directora de Herodos 

 
Inmersión realista con
Raúl Álvarez, artista

No todo en el arte contemporáneo es simillar, el realismo tiene cabida y un amplio mercado, y en las últimas décadas, diversas tendencias del hiperrealismo están pujando fuertemente en el panorama artístico y en las demandas de consumidores de arte.
En España varios artistas beben del realismo, con propuestas muy interesantes. Herodos se ha puesto en contacto con el gallego Raúl Álvarez, quien para este número de la revista, nos ha comentado su visión acerca del arte contemporáneo y su obra más reciente.
Raúl Álvarez entiende el arte actual como un conjunto amplio de tendencias y corrientes de creación muy diverso y creativamente muy rico.



Según sus propias palabras, "el artista como creador debe hacer lo que realmente sienta y debe ser libre, huyendo de modas o tendencias concretas, algo no demasiado fácil debido a veces a una demanda por parte del mercado de un tipo de arte concreto, pero el arte como tal debe ser libre".
Raúl Álvarez sostiene que la creación artística tiene el principal objetivo en "intentar llegar a la mayor parte de la sociedad".
Partiendo de esta premisa, el artista gallego traslada de manera realista lo que le atrae visualmente, logrando un resultado de gran calidad y honestidad, que lo vuelve accesible al gran público.
Según ha comentado a esta revista, su obra más reciente se basa en la serie de bañistas "jugando con el espectador, colocándole a él también bajo el agua, como si estuviera sumergido". Con ello busca transmitir "esa sensación de movimiento del agua e ingravidez de los cuerpos".
Otra parte de su trabajo se basa en el paisaje urbano nocturno. "Aprovecho la oscuridad para resaltar las luces y jugar con la profundidad y los planos de los edificios".
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